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Vecinos y Ciudadanos

Distintas ideas surgen de cierta impotencia sobre los resultados electorales de la ciudad, expresadas en su gran mayoría en lecturas despectivas sobre los electores del macrismo. Este tipo de análisis en caliente parecen encaminados más a la organización de un éxodo que a la consideración política de un distrito, y no explican nada.

Nada dicen estos análisis del fracaso general de las medidoras de opinión pública y su incidencia en la elección de candidatos del oficialismo nacional. Nada dicen estos análisis de la composición de las alianzas oficiales de la conformación de boletas con un grado de centralismo en la toma de decisiones que no respeto las gravitaciones territoriales. No observan los agudos analistas, quizás por situarse lejos del epicentro de la supuesta tragedia: "la urna", del comportamiento de los distintos componentes de la alianza del oficialismo nacional durante la campaña y fundamentalmente el comicio. Sobre todo cuando un conjunto de decisiones parecieron destinadas mas a abonar la actuación de cierta cooperativa política multi y trans partidaria de la ciudad, que construir un nuevo equilibrio de poder en el distrito.

Pocas consideraciones se han visto sobre la campaña, que arranco asumiendo la disputa interna para salir de ella con un slogan del tipo contraseña del súper agente 86: "llegan los que pueden", para continuar debatiendo sobre el debate. Pretendiendo sumariar un conjunto de propuestas ideológicamente acorde a los ejes nacionales (en un formato lavado para no espantar) pero lejos de la idiosincrasia del distrito. De hecho no reflejamos si quiera los motivos por los cuales los porteños votarían a Cristina que me atrevo a decir son muy similares a los cuales los llevaron a votar a Macri.

Por último la desazón sobre el resultado me recordó a un análisis que realizamos con un conjunto de compañeros con motivo de la primer victoria de Macri y que se centra en la calidad de la ciudadanía de los ciudadanos del distrito que prefieren identificarse y son interpelados por sus dirigentes como "vecinos" (vive en casa contiguas).

El proceso de constitución de la ciudad autónoma como producto de un acuerdo nacional para la reelección de Menem, constituye una ciudadanía un tanto forzada. Aun tengo mis dudas de que el "vecino" de Buenos Aires quiera asumir la ciudadanía. Definimos nuestra identidad por continuidad de medianeras más que por los derechos que nos son propios por habitar en un territorio común. Esta fórmula limita las construcciones de colectivos en torno a derechos, garantías y obligaciones.

En aquella oportunidad nos preguntábamos si el porteño realmente quería elegir el gobierno o prefería que la suerte de la gestión de lo público de la ciudad se dirimiera en términos nacionales, o a sobrevida de cierto carácter unitario de la historia misma. O si tal vez una deformación de esta pertenencia nos asemeje más en la preferencia de un gestor de propiedad horizontal que el gobernador de una provincia.

Si estas miradas tienen algún grado de realidad, podemos decir que perdimos muchos años en construir la transformación cultural que ponga en valor a la ciudadanía porteña para la cual tendría algún sentido la participación en la transformación nacional, y que por defecto debemos reconsiderar la aplicación sin más recetas técnicas a la hora de abordar distritos y territorios, si pretendemos el favor de sus electores... nuestros queridos vecino.

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