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PROGRESAR, donde hay una necesidad, nace un puntero

Pareciera ser que las definiciones y acciones políticas legadas años atrás por enormes figuras políticas de nuestro país han pasado a ser simple vidrieras, valga la paradoja, para denostarlos. Lo que en algún momento imprimiera Eva Perón sobre nuestra obligación política de que en cada rincón donde encontráramos una necesidad trabajáramos fuertemente en imponer un derecho social, es distorsionado por una realidad que aqueja y crece.

El gobierno iniciado en 2003, para algunos cumplida una DECADA GANADA, aún no sabe cómo al identificar determinadas necesidades sociales transformarlas definitivamente en derechos inalienables.

A diferencia de otros gobiernos, del actual debemos rescatar actitudes como identificar una necesidad, plantear un plan y ejecutarlo. El problema surge cuando al ver los resultados y las modificaciones sociales lógicas de cualquier proceso histórico,  en lugar de corregir, el gobierno no hace más que cometer errores.

Lo que en un momento fue la “Asignación Universal por Hijo” un gran ejemplo de justicia social que permitiera aumentar la oportunidad de incluir una inmensa franja de argentinos excluidos a través de deberes y obligaciones, termina desbandada por la falta de controles. La exclusión perpetua, el depender indeterminadamente de un plan para subsistir dista mucho de ser un derecho. Mas bien se asemeja a una utilización.

Y así siguieron apareciendo beneficios, “jefas y jefes de hogar” (este arrancado en 2002 y aun hoy en marcha), “jóvenes con más y mejor trabajo”, “ellas hacen”, esta vez con controles más blandos y que fundamentalmente fueron aprovechados por los vivos de siempre. Una especie que parecía desaparecida del mapa luego de la debacle del 2001 pero que gracias a las bondades de estos incentivos reaparecieron, esta vez en forma de organizaciones socio-políticas: los punteros.  Pregunto si es bueno para el Estado que la respuesta a una necesidad, sea un derecho manipulado por organizaciones políticas. El Estado no son organizaciones políticas. A ejercer el estado se llega a través de una organización política avalada por el pueblo en elecciones democráticas. Imponer las ideas políticas es la función del Estado elegido por el pueblo. A los argentinos, tanto los que ejercen el poder del Estado como los que agazapados esperan su oportunidad, parece que esta cuestión nunca nos termina de germinar.

Estamos convencidos y bregamos porque en la política las necesidades se transformen en derechos. Vemos que el sentido de cada plan que si inicia trae consigo buenas intenciones, pero para ello es necesario que cada uno de ellos tenga un objetivo estratégico que hoy en día en cada uno de los planes no termina de esclarecerse. Y esto es debido a que cada plan en lugar de ser el puntapié inicial de una inclusión perpetúa, termia siendo usado una vez más por el puntero para engrosar su propia organización.

Vemos como hoy en día el PROGRESAR es publicitado en sendos espacios distritales a través de conciertos con escenarios grandilocuentes a través de grupos musicales populares con el fin de conquistar la atención de la franja etaria de este nuevo plan que va de los 18 a los 24 años. Los jóvenes que pertenecen a esta franja etaria son hijos del neoliberalismo. Y lo cierto es que las respuestas que el estado les ha brindado durante su crecimiento son insuficientes. El moño del progresar sería una fuente de trabajo para cada joven que de este plan participe. Franja etaria golpeada si las hay. El derecho es el trabajo, un derecho escrito pero débilmente defendido.

Para transformar una necesidad en derecho lo cierto es que todos estos bien intencionados planes vayan desapareciendo al paso del tiempo porque van logrando de a poco el objetivo por el que creemos fue instaurado, dignificar al humano que lo recibe.

La gran preocupación que surge es que los planes cumplen años y los beneficiaros que engrosan los índices de ocupación son cada vez más. Un engaño poco aceptado por aquellos que entendemos que el trabajo dignifica. Y esto no hace más que ratificar la delicada situación de empleabilidad que estamos viviendo. Cuando los planes pasan a transformarse en perpetuos, esta situación no hace más que demostrar la ineficacia del gobierno en las decisiones que toma y por sobre todo el gran resurgimiento que esta actividad produce en el renacimiento de los más recalcitrante de la actividad política, el punterismo.

Reconocemos, peleamos convencidos que donde hay una necesidad nace un derecho. Por ello entendemos que donde hay un PROGRESAR no debe crecer un puntero. Donde halla un PROGRESAR ansiamos profundamente que lo transformemos en un puesto de trabajo, porque Gobernar es crear trabajo. Y estos jóvenes deben tener la oportunidad de crecer dignamente. Oportunidad que hasta ahora no pudimos resolver. 

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