La relación de Perón y Evita con Chile
Tras la reciente desaparición física del expresidente chileno Sebastián Piñera y las muestras de afecto en ambos lados de la cordillera de los Andes - más allá que fue responsable último de las lesiones, torturas y trauma ocular de centenares de manifestantes durante el estallido social de octubre del 2019 – en particular de la expresidenta Cristina Fernández, es una buena excusa para recordar cual fue la relación entre Argentina y Chile durante el primer peronismo.
La vinculación de Chile con Juan Domingo Perón fue muy temprana, desde que el joven capitán, en 1934 fue destinado por el Estado Mayor Conjunto Argentino a estudiar la zona del, por entonces, Territorio Nacional de Neuquén y su límite cordillerano, dada la desconfianza que generaban los pretendidos avances chilenos sobre el terreno argentino.
De esa experiencia publicó Memoria Geográfica Sintética del Territorio Nacional de Neuquén; un ensayo sobre la Conquista del Desierto; un Memorandum sobre la Campaña del diario chileno La Aurora, referente a intenciones imperialistas argentinas en la Patagonia chilena; un texto histórico “La idea estratégica y la idea operativa de San Martín en la Campaña de Los Andes”; y su famosa “Toponimia Patagónica de Etimología Araucana”.
El conocimiento e interés sobre Chile lo calificó para ser agregado militar de la embajada argentina en Santiago, en enero de 1936, con el grado de mayor. Allí trabó amistad con militares e historiadores trasandinos, interesado en la crónica colonial, la gesta de San Martín y O’ Higgins, y en los estudios sobre los araucanos.
A su partida de Santiago, que algunos la endilgaron por problemas de “espionaje”, donde quien sí tuvo dificultades fue su sucesor, Eduardo Lonardi. Ante el infundio Perón afirmó: “A quien echaron por espionaje fue a Lonardi, que me reemplazó. Si yo hubiera sido espía, el gobierno chileno no me hubiera condecorado. Y lo hizo con la Gran Cruz al Mérito de O’ Higgins y el Gran Collar de esa Orden”. Siempre recordó Perón su amistad con Ibáñez del Campo, el presidente Alessandri, González Videla, Berguño Menesse, el senador Izquierdo Araya, la futura senadora María de la Cruz, y los periodistas Vilches, Morales y Valdez. Justamente a este último periodista chileno de El Mercurio le expresó, en reportaje del 8 de noviembre de 1943, su perspectiva, como secretario de Trabajo y Previsión, del rol del ejército argentino en la Revolución del 4 de Junio. Posteriormente, en una conferencia de prensa con periodistas chilenos, hizo una declaración al diario La Nación, de Santiago, expresando en detalle ¿Por qué el gobierno argentino no es fascista?
Tas su asunción como presidente en 1946, Perón estrechó relaciones diplomáticas, económicas y culturales con Chile. Al punto que en la Declaración de Independencia Económica efectuada en Tucumán el 9 de julio de 1947 el general Perón fue acompañado por el presidente chileno Gabriel González Videla.
En dicha tarea fue acompañado activamente por su esposa, María Eva Duarte de Perón, quien siempre tuvo palabras de afecto con el pueblo chileno. Evita, el 12 de julio de 1948, en su habitual jornada de trabajo en el edificio de la Legislatura porteña, recibió a periodistas chilenos, quienes se interiorizaron de la obra de su Fundación. También consignó el diario Democracia que, el 24 de julio de 1950, una delegación de profesores chilenos fue a visitar a Evita para expresarle su admiración a su obra de ayuda social.
En materia deportiva, Evita departió con las jugadoras chilenas que intervinieron en el Campeonato Femenino Sudamericano de Básquet que se disputó en Buenos Aires a fines de mayo de 1948. Tres años después, ante los Juegos Panamericanos llevados adelante en nuestro país en 1951, Evita ofreció las instalaciones de dependencias de la Fundación Eva Perón para que residan las representantes femeninas de los países intervinientes, teniendo un cotidiano contacto con la delegaciones de los distintos países hermanos, en particular Chile.
Una visita de importancia aconteció el 15 de noviembre de 1950, donde Evita se reunió a la mañana con el senador general Carlos Ibáñez del Campo, futuro presidente de Chile, quien quiso conocer las obras de la Fundación Eva Perón. Luego de visitar la Ciudad Infantil y el Hogar de Tránsito nº 2 – actual sede del Instituto Nacional Eva Perón / Museo Evita -, arribaron al mediodía al Hogar de la Empleada para almorzar. Ibáñez del Campo, según lo expresado en el diario Democracia, confesó “la profunda emoción con que presenció la clamorosa y cariñosísima ovación que a Evita y a él le tributó el público presente en dicho comedor”.
Anécdota de peso, relatada por Fermín Chávez, fue el interés que mostraron Perón y Evita por el destino de Pablo Neruda. El poeta apoyó la candidatura presidencial de Gabriel González Videla, quien, al tiempo de asumir la primera magistratura chilena, comenzó una política anticomunista. La represión a mineros en 1947 marcó la ruptura entre ambos, expresado por Neruda en el Senado. Allí empezó la persecución al poeta que, a pesar de sus fueros parlamentarios, debió exilarse en Argentina.
Aquí algunos poetas amigos de Neruda, reunidos en la Peña Eva Perón, intercedieron con el presidente argentino y su esposa para frenar los pedidos de extradición, lo que fue cumplido. Mientras Neruda, a través de Miguel Ángel Asturias, en ese momento agregado cultural de la embajada de Guatemala en Buenos Aires, le facilitó su pasaporte para viajar a Europa y continuar su exilio.
Tras la muerte de Eva Perón, del 26 de julio de 1952, la prensa chilena se hizo eco del dolor popular argentino y reflejó los homenajes en las misas efectuadas en Santiago, Punta Arenas, Concepción y Valparaíso, amén de destacarse sentidas notas en los periódicos y revistas de Chile como Vea, El Sur, La Patria, Estanquero, El Magallanes, El Imparcial, La Patria, Las Noticias de Última Hora, Orientación, Las Noticias Gráficas, La Batalla, El Diario Ilustrado, Basta, La Aurora, La Prensa Austral, La Nación y El Mercurio.
En materia política hay un fuerte activismo en Chile por parte de la senadora María de La Cruz, tomando el legado de Evita, y el Partido Femenino Chileno, acompañando al Movimiento Ibañista, testimoniado por Beba Gil, tal como relató en sus Memorias, designada por el propio Perón para colaborar con la campaña que llevó al triunfo a Ibáñez del Campo.
El año 1953 fue muy agitado por la visita del presidente Ibáñez del Campo a la Argentina, y la posterior visita de Perón a Santiago, donde sellaron, previa firma de un Acta, el tratado ABC (Argentina, Brasil y Chile) de Unión Aduanera y Cooperación Regional.
Los sucesos posteriores de 1955 con el golpe cívico militar contra Perón dieron por tierra con las intenciones de una unión valedera con Chile.
Con relación a Evita, previo al secuestro de su cuerpo, su mamá Juan Ibarguren de Duarte, sus hermanas Elisa, Herminda y Blanca, más los hijos de esta última, a saber, Justo, Juan, Eva y Blanca, tuvieron que partir al exilio – previo refugiarse en la embajada de Ecuador en Buenos Aires - en la ciudad de Santiago, donde residieron en la Iglesia de San Francisco, siento asistido por las monjas y religiosos, sabedores de la pertenencia de Evita como hermana terciaria de la Orden.
El asilo político brindado a comandos de la Resistencia Peronista, como a Cooke, Kelly, Antonio y Cámpora – escapados de un penal austral -, y a los combatientes del penal militar en Trelew, marcó la permanente solidaridad del pueblo argentino ante las luchas populares argentinas.
El triunfo de Salvador Allende, antiguo enemigo de Perón, fue celebrado por la Juventud Peronista como una victoria propia, vivenciado ante su presencia en la asunción del presidente Héctor J. Cámpora el 25 de mayo de 1973.
El golpe criminal del 11 de septiembre abortó un proyecto de liberación y sembró el camino a las futuras dictaduras del cono sur, patentizado en la vulneración del asilo político, dado por el propio Perón, al general Carlos Prats, quien fue asesinado junto a su esposa, por los servicios de inteligencia chilenos, la DINA, en Buenos Aires el 30 de septiembre de 1974.
Superadas las dictaduras y los problemas limítrofes de ambos lados de la cordillera, es de desear que se puede recuperar un camino en común entre ambos pueblos hermanos, siguiendo el legado de O’ Higgins y San Martín.
* Politólogo; docente de la UCES y Miembro de los Institutos Nacionales Eva Perón y Juan Manuel de Rosas
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