Escrito por Pablo Adrián Vazquez.

Hablar de Fermín es hablar de la Patria

Dos buenas noticias vienen de Entre Ríos: Su Universidad va a adquirir el estatus de “nacional” y se pasaría a denominar “Fermín Chávez”. Sin embargo aparecieron voces destempladas criticando dicha nominación. Resulta osado, pero no menos acertado, afirmar que hablar de Fermín es hablar de la Patria pues en sus escritos – como en ninguna otra obra - encontramos reflejada la Argentina con sus luchas, contradicciones y desencuentros. También el empuje, fe y constancia que el pueblo posee para superar las dominaciones y esclavitudes impuestas durante años, en beneficio de un proyecto en común.

Como detalle biográfico, para aquellos que desean conocer más de este autor entrrerriano, puedo referenciar que Don Fermín Chávez nació en el Departamento de Nogoyá, Provincia de Entre Ríos, el 13 de julio de 1924. Cursó sus estudios de Humanidades en Córdoba, Filosofía en Buenos Aires y Teología en Cuzco (Perú), entre 1937 y 1946.  Poeta, periodista e historiador; fue docente en las Universidades Nacionales de Buenos Aires, La Plata y Lomas de Zamora.

Inquieto buceador de nuestra esencia histórica popular, impulsó contrastar la historia “oficial” a los relatos populares de los “vencidos de la tierra profunda” que deseaban plantear “otra historia”.

A partir de 1950 trató con frecuencia a Evita como miembro de la Peña Eva Perón, la cual funcionaba en el restaurante del Hogar de la Empleada “Gral. San Martín”,  junto a figuras de la talla de José María Fernández Unsain, Julia Priluzky Farny, Claudio Martínez Payva, María Granata y José María Castiñeiras de Dios.

Como periodista  escribió en la sección cultura del Diario “La Prensa”, cuando éste era administrado por la CGT hasta 1955.

Luego del derrocamiento del gobierno constitucional de Juan Perón equilibró su militancia literaria con su accionar político dentro de la clandestinidad de la Resistencia Peronista.

En su primer libro de ensayos, que data de diciembre de 1956, “Civilización y Barbarie. El liberalismo y el mayismo en la historia y en la cultura argentina”, su pluma hiere los postulados que la colonización pedagógica imperante cimentó con la línea “Mayo – Caseros”, quienes hacen un correlato de la lucha contra Rosas en la persecución al Peronismo.

Ese libro – el primero que tuve de Don Fermín y uno de los que me marcó en el rumbo“incorrecto” hacia lo nacional y popular – constituye, junto a “Los profetas del odio” de Arturo Jauretche e “Imperialismo y Cultura” de Juan José Hernández Arregui la montonera intelectual que blandió sus palabras como tacuaras para derrotar al ejército de ocupación formado por aquella“intelligentzia” que castró a nuestra cultura nacional., con el fin de mantener nuestro sometimiento.

Frente a esa situación de colonialismo mental sus estudios históricos acercaron el ideario Federal -  y las figuras de Rosas, López Jordán, Hernández, Peñaloza, y otros - a los sectores más humildes del Pueblo, teniendo el apoyo de los sindicatos que brindaban sus instalaciones para que sus charlas se transformasen en verdaderas trincheras contra el avance de la represión cultural que se vivió.

Se destaca su profusa obra, la cual consta de más de 40 libros y muchos opúsculos sobre historia política y de las ideas, siguiendo las enseñanzas de Rodolfo Mondolfo, Nimio de Anquín y Víctor Frank. Podemos destacar trabajos como: “Perón y el peronismo en la historia contemporánea”,“Eva Perón en la historia”, “Eva Perón sin mitos”, “Historia del país de los argentinos”, “Poemas con matreros y matreras”, “El Peronismo visto por Víctor Frankl”, “El diputado y el Político (John William Cooke)”, entre otros.

Ocupo profusos cargos partidarios dentro del Peronismo, acompaño a Perón en su vuela del exilio y fue funcionario a nivel nacional y municipal, a la vez que miembro de la Comisión Nacional de Homenaje a Juan Domingo Perón, Vicepresidente del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas, y miembro de honor e investigador emérito del Instituto Nacional Eva Perón.

Pero más se destaca su don de gente, su afabilidad para brindarse y brindar conocimiento al otro, su entrega desinteresada por la verdad histórica, sin falsedades ni tergiversaciones, su fino humor y humildad junto su elevado conocimiento del pensamiento clásico junto a un profundo sentir criollo que hacía comprensible cualquier tratado teologal del medioevo junto al verso matrero o al poema reo.

Sus trabajos junto a Aurora Venturini o con ocasionales colaboradores,  sus disertaciones y charlas magistrales constituían un deleite para el continuo aprendizaje de aquellos que veíamos en sus palabras un faro para entender nuestra militancia peronista y nuestro sentir nacional.

Me queda el recuerdo de sus últimas charlas – una de las cuales compartí junto a él como disertantes en homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz en el Museo Evita -  y su conducta sostenida en su inquebrantable coherencia intelectual, con la que andaba seguro por la vida sin deberle nada a nadie que pudiese condicionar su pensamiento.

Su partida el domingo 28 de mayo del 2006 nos dejó un surco marcado para que continuemos su lucha y empecemos a sembrar en los corazones de los argentinos las ideas de cuño nacional como semillas que, en tiempos más propicios como los actuales, germinarán en nuestra liberación.

Celebro este justo reconocimiento y su presencia en los claustros universitarios de su Entre Ríos de sus amores.

Pablo Vazquez: Politólogo;  Docente UNLZ y UCES; Miembro del Instituto Nacional Eva Perón, Rosas y Manuel Dorrego