Se dice que Eva Perón murió el 26 de Julio de 1952. Desde entonces, cada año se la recuerda en esa fecha en el contexto actualizado de la historia, según como transcurre en el presente.
No se la recuerda en tiempo pasado, sino en el que acontece en el aquí y ahora.
Se levanta su nombre como si estuviera viva, como llamándola a la cita con un destino colectivo, como diciendo “está presente hoy más que nunca”.
Durante la semana muchos compañeros te preguntan la opinión sobre Vicentin, y uno trata de dar la visión con los fundamentos necesarios y tratando de que la opinión sirva y sume.
No es un capricho y son las circunstancias las que me provocan el encontrarme, una vez mas frente a un papel blanco para realizar hoy mas que nunca este mas que merecido homenaje. En este caso a un gran luchador y por sobre todas las cosas "un gran hombre", como lo fue Alejandro Olmos.
Es esta situación del pago de la deuda al FMI la que provoca un sentimiento de derrota, a su vez me renueva las esperanzas sobre una nueva patriada que debemos emprender.
Lamentablemente, y cada vez con mayor preocupación, vemos mas que en nuestra bendita tierra los grandes patriotas están predestinados a morir en el ostracismo, la indiferencia y/o el eterno ocultamiento, no solo físicamente sino que además, las obras, los actos y la ideología que llevaron adelante a lo largo de sus "embarulladas" vidas sea cual fuere la situación que el destino les propusiese enfrentar. Obviamente estas "situaciones" siempre fueron en pos de una Patria Justa, Libre y Soberana.
En 1914 el mundo económicamente poderoso entró en una guerra. Nuestro peso estaba anclado al oro. Desde 1903 se podía ir con un peso a la caja de conversión y cambiarlo por 0,44g de oro.
PERO EL MUNDO SE DESQUICIÓ EN 1914 y el oro se fugaba a los países en guerra.
El país tenía la OBLIGACIÓN de proteger su oro y se dejó de cambiarlo..
Muchos se quejaron diciendo que el estado faltaba a su palabra (por aquello de "pagará al portador y a la vista" impreso en los billetes.) Pero no había más remedio. Había que cerrar la canilla o nos quedábamos sin oro,
Vivimos una extraña época en que los que tenemos una afinidad ideológica más o menos inspirada en las obras y la doctrina de Perón integramos apenas una minoría. No es común encontrarse con personas que discuten en la vía pública defendiendo aquellos ideales. Es más, en los últimos veinte años no me crucé con ninguna experiencia semejante. Tampoco se lo exalta, al olvidado general desde las cátedras educativas, ni aparece en las tapas de las revistas. Sus afiches, en las Unidades Básicas, se caen de viejos.
Claudio Díaz ya no está entre nosotros. Esta es una verdad que aunque lastime en lo profundo del alma resulta a las luces irremediable. Pero a diferencia de otras ausencias, la de Claudio se ha transmutado en aquel tipo de presencias que nos aleccionan y nos impulsan a continuar con la lucha entablada. Es presencia por el aliento eterno de sus convicciones, de su autenticidad, de su coherencia, de su fe, de su militancia, de su humildad, y por qué no, de sus obsesiones, pero no de aquellas que enmudecen y paralizan, sino de las que excitan y desafían.
“Si alguna vez llegase a haber otro golpe,
el pueblo quedará tan derrotado que la vuelta constitucional servirá solamente para garantizar con el voto popular,
los intereses del imperialismo y de sus cipayos nativos”.
(Palabras grabadas del Gral. Perón a comienzos de 1974, ya cercana su muerte. Están en la página 418 del libro «Yo Perón» de Enrique Pavón Pereyra).
Cuando leímos estas cuatro líneas del General Juan Perón, como fieles a sus orientaciones, reaccionamos con variadas inquietudes.
Nos extrañó que el líder expresara algo tan pero tan pesimista sobre nuestro posible futuro, considerando que él siempre fue optimista. Pensamos en un error de imprenta o algo fuera de contexto, porque en el peronismo, máxime con el regreso de Perón a la Patria, nos pareció imposible caer en tan tremenda situación.
"Yo vi a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura,
hambrientas histéricas desnudas..."
Allen Ginsberg, Aullido
UNO
Tal vez nuestra generación, nacida en los '70, es una generación golpeada. La más golpeada. Beat. Golpeada por las ideas, por el destierro, por la desesperación.
DOS
Doña Rosa salió a la calle. Mostró su histrionismo culinario: en una mano llevaba una cacerola y el reloj que padre le regaló al celebrar el segundo aniversario de la libertadora. En la otra mano cargaba un dólar. Con el dólar "se come, se sana, se educa".
Al comienzo de los años ochenta apareció en Estados Unidos y Canadá una corriente de pensamiento filosófico, político y moral denominada comunitarista (1). Este movimiento intelectual no constituye un conjunto unificado sino más bien un conglomerado de versiones libres, en abierta polémica con los pensadores liberales norteamericanos, sobre un tema central: la primacía del bien sobre el deber.
La muerte ha suscitado el análisis del ser humano desde el principio de los tiempos, es por su inevitabilidad un hecho que atraviesa a todas las culturas.
Todas ellas la han tratado de entender, darle un sentido, evitarla, en fin, la convivencia con la muerte ha sido y sigue siendo un elemento fundamental e inquietante para las personas.
Pasaron muchos años y todavía se sigue hablando de los militares, de montoneros, del ERP y de la Triple A, es cierto, debemos tener memoria, pero también es cierto, que esa memoria, debe ser para todos igual en lo que la justicia respeta.
Muchos porteños no entendemos cómo Mauricio Macri pudo alcanzar el 47 por ciento de los votos en primera vuelta. Lo primero que hay que admitir, indispensable: el problema es nuestro, no de los porteños que lo votaron.
Tampoco entendimos en 2007. Hoy, estamos peor. El PRO obtuvo dos puntos más que los que logró hace cuatro años, cuando aun no tenía encima el desgaste de una gestión deficitaria y todavía era, para muchos, una promesa de eficiencia.
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LA VIDA POR PERÓN
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