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Carta al Dr. Leopoldo Frenkel (06-11-1970)

Madrid, 6 de noviembre de 1970.

Al Dr. Leopoldo Frenkel

Querido compañero:

Me he enterado que no le ha llegado mi carta referida al excelente trabajo que tuvo Usted la amabilidad de enviarme sobre BASES ESTRATEGICO-POLITICAS DE LA TERCERA POSICION ARGENTINA EN EL MUNDO y deseo felicitarle por su contenido. Es un aporte actualizado que será de gran utilidad para fijar líneas futuras y llevar a nuestro Movimiento la seguridad de que no nos habíamos equivocado, cuando hace ya un cuarto de siglo, fijamos una "Tercera Posición".

Sigo de cerca lo que allí está sucediendo y, malogrado el pesimismo de algunos, pienso que se acerca una decisión. Hasta 1966 el problema era la situación argentina, ahora no hay más problema que la dictadura militar, contra la que parecen colocarse todas las fuerzas de opinión político-social y "muchos perros hacen al final la muerte del ciervo". Las Fuerzas Armadas, por su parte, se disocian a paso acelerado y todo parece acercarse a un final casi previsto. La suerte parece echada, sólo falta el tiempo indispensable para que cristalice la acción, lo que todavía es sólo posibilidad pero alentadora, porque hasta hace poco era una posibilidad un tanto aleatoria. Hoy las cosas parecen haber cambiado: un Pueblo en lucha revolucionaria abierta, factores alentadores como el de Chile, fuerzas enemigas en disociación, en una situación que no da para más.

Cualquiera sea la decisión que se produzca, quedará siempre "el rabo por desollar": lo que se debe hacer cuando esa decisión se produzca. Eso es lo que me preocupa, porque en ese campo, nada se puede improvisar. Por eso pienso que es indispensable que se comience a estudiar y planificar la acción futura. En la revolución nada puede improvisarse, es preciso tenerlo todo previsto, planificado y formados los equipos de ejecución. Sólo así podrá satisfacerse sin pérdida de tiempo las inquietudes lógicas que sucederán a las frustraciones a que nos han llevado sucesivamente los intentos reaccionarios armados por el imperialis--mo y sus agentes nativos. Tomar el Gobierno para una nueva frustración, aunque fuera momentánea, sería lo peor que podría pasarnos.

La tarea de los hombres depensamiento en estos momentos, ha de estar especialmente encaminada hacia la posibilidad de alcanzar una unidad de propósitos, desarrollar al máximo ta solidaridad indispensable entre los grupos afines que luchan por la liberación y formar los órganos necesarios, capaces de llegar a una concepción apropiada en lo ideológico y doctrinario, como para alcanzar una unidad de acción absoluta. Yo se la importancia que tiene este aspecto de la revolución porque lo realizamos en 1944 y 1945 desde el Consejo Nacional de Posguerra, simultáneamente con la preparación humana realizada desde la Secretaría de Trabajo y Previsión.

Pienso que la "preparación humana" hoy está suficientemente realizada merced a lo que ya hemos hecho y a lo que han estado haciendo nuestros enemigos. Nos queda por realizar la "preparación técnica" y eso es lo que me preocupa en alto grado. He impartido las instrucciones correspondientes al Comando Táctico y se que éste ha comenzado ya a funcionar con el Consejo Superior y un Instituto Tecnológico y de Planificación que espero comiencen pronto a dar señales de su existencia y trabajo. Fuera de ello será preciso alcanzar la colaboración de todos, en forma de impedir toda clase de sectarismo, siempre tan perjudicial en esta clase de actividades.

Recuerdo que en 1944, formamos en el Consejo Nacional de Posguerra, un "cuerpo de concepción", formado por hombres provenientes de los nimbos más dispersos y allí comenzamos nuestro trabajo de selección que dio por resultado la formación de un grupo de extraordinario valor por la calidad de los hombres y la cantidad de "materia gris" que nos fue posible reunir. De allí salió la concepción y la planificación de la Revolución Justicialista, como asimismo se formaron los "equipos de ejecución" que, en 1946, se hicieron cargo de realizar los planes, ya que la obra de arte no consiste en concebir un plan, sino en ejecutarlo.

Cuando llegamos al Gobierno, fue suficiente trasladar el Consejo Nacional de Posguerra a la Casa Rosada y todo pudo ponerse en marcha sin dilaciones. Sólo así puede iniciarse y realizarse una revolución sin tropiezos y errores iniciales que, en muchos casos, no pueden corregirse a lo largo de todas sus operaciones.

Pienso que un sector muy importante en las actuales circunstancias es el militar y dentro de él, el sector juvenil que comienza a mostrar inquietudes justicialistas de ambiente militar. Estos muchachos, inteligentes y honestos, de lo que han dado ya suficientes pruebas, quieren trabajar desde ya en lo que concierne a su profesión en relación con la acción popular. Por eso tengo el placer de presentarle al Tte. 1ro. Don FRANCISCO JULIAN LICASTRO a fin de conectar a un grupo de Oficiales interesados en nuestros asuntos y preparación, con la seguridad de que serán de extraordinaria utilidad en las tareas en que están Ustedes empeñados.

Le ruego que salude a los compañeros de la Comisión de Estudios Económico Sociales y acepte, junto con mi saludo más afectuoso, mis mejores deseos.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan Perón.

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