Carta al Sr. Juan Garone (15-07-1956)
Colón, 15 de julio de 1956
Al Sr. Juan Garone. Santiago
Mi querido amigo:
Contesto su carta del 11 de julio pasado que me llega en estos momentos y le agradezco su recuerdo, sus informaciones y el envío del Boletín del ATLAS.
Ese Boletín no tiene desperdicio pues presenta descarnadamente la infamia cometida por la canalla dictatorial al atropellar bellacamente una organización internacional con la cual no tiene nada que ver. Le quedará el derecho a esa organización, en su momento, a reclamar todo más los daños y perjuicios. Este Boletín presenta tan claramente la cuestión que es conveniente que se difunda en las organizaciones del ATLAS en todos estos países y que los compañeros traten de hablar con los trabajadores y explicarles lo que ha pasado en la Argentina, oportunidad que se presta para decir también lo que está pasando en todos los demás aspectos en nuestro país. Si esto fuera suficientemente conocido podría 9ervir de base para cursar una comunicación a todos los países de manera que las filiales de ATLAS se dedicaran a agitar el ambiente obrero contra el Gobierno de Facto de la Argentina como culpable de un atropello inaudito contra la organización internacional de los obreros latioamericanos. Esto podría ser de gran efecto en estos momentos.
Usted habrá recibido por intermedio de D. Julio las directivas e instrucciones que le envié para la realización de la lucha en nuestro país. Hace cinco meses vengo luchando sin conseguir que el Pueblo Argentino se dedique a la resistencia civil, mediante la cual se desgastará a la canalla dictatorial, al mismo tiempo que, aprovecharemos nosotros para organizamos clandestinamente en la gran masa y sobre los núcleos existen-
tes que quedan de la anterior organización. Esta falta de decisión para resistir a la dictadura ha surgido del hecho que los dirigentes estaban más inclinados a esperar un golpe de fortuna mediante los golpes militares que por un trabajo metódico de resistencia, sin darse cuenta que para el Pueblo no era negocio salir de las manos de una dictadura militar para caer en las de otra. Ahora los hechos me han dado la razón de lo que tantas veces dije a todos los que esperaban derrocar a la tiranía por un golpe de estado, hubiera querido equivocarme porque el precio ha sido demasiado elevado.
Espero que ahora persuadidos todos podamos dedicarnos a la resistencia civil. Nuestro problema es que el pueblo está un poco desorientado porque ha supuesto que la revolución fra¬casada el 9 de junio era nuestra, cuando en realidad era de los militares y esto ha traído un poco de confusión. Poseemos una inmensa masa popular que nos sigue y que quiere luchar por los derechos del pueblo y por su libertad, pero mientras esta masa esté inorgánica no podremos hacer nada: es necesario organizar- la a cualquier precio y de cualquier manera. Por eso para ganar tiempo, hemos ordenado la resistencia y, entre tanto nos dedicaremos a la organización clandestina de la masa en forma de poderla conducir con unidad de acción. Si ello se efectúa en la medida necesaria será después posible tentar la paralización del país en sus partes más fundamentales en forma de imponer a la canalla dictatorial nuestra ley o conducir el país al caos, única manera que el pueblo pueda tomar las cosas en sus manos y cobrar la enorme deuda que la canalla tiene contraída con él. Yo aseguro, con la enorme experiencia que tengo, que si la re¬sistencia se realiza en la forma que se ha dispuesto en las directivas en poco tiempo podremos obrar decisivamente. Todo está ahora en que las directivas que se han impartido lleguen a la masa profusamente y que todos los dirigentes y afiliados a nuestro Movimiento se encarguen de hacerlas conocer hombre por hombre y que todos se pongan sin más a participar en su ejecución.
Por eso le remito un ejemplar para que se hagan sacar las copias necesarias y se hagan llegar también por su parte a todos los compañeros que se pueda a fin de comenzar sin pérdida de tiempo la difusión y la ejecución.
Yo creo que ordenar ya un paro general, y este es el criterio general que recibo de todos los demás Comandos, sería exponernos a un fracaso a plazo fijo, pues las condiciones actuales de la masa popular inorgánica, indecisa y confusa es difícil que obedezca a las órdenes sin conocerlas a tiempo y sin que los compañeros dirigentes les hagan llegar su palabra y su impulso. Lanzar un paro y fracasar sería una derrota definitiva. Nosotros no debemos dar pasos irreparables porque la lucha puede ser larga y penosa para nosotros. Creo que todo puede congeniarse bien, lanzando primero la resistencia, organizando la masa entre tanto esta se realiza, se intensifica y se extiende a todo el país y luego mediante esta intensificación general se va pasando insensiblemente a la paralización de todo. Este procedimiento permite conducir las cosas y seguirlas racionalmente, sin dar un salto en el vacío como sería ordenar ya para un plazo fijo la paralización, que bien podría ser que por las condiciones y situación de ese momento no conviniera. Un paro general simultáneo y exhaustivo es una cosa muy difícil si parte de una situación que no ha sido suficientemente preparada. En cambio no es tanto si se va preparando paulatinamente un ambiente y una lucha que empeñe a todos en la resistencia, de la cual, la paralización, no sería sino una etapa más.
En fin compañero, creo que lo que yo propongo es lo mejor y creo también que obedece a la actual situación de la masa popular a la que no se le puede pedir tampoco un esfuerzo demasiado grande por los hechos ocurridos y menos aun movilizarla sólo con nuestra intención y buena voluntad. Basar sin más decisiones en posibilidades que bien no pueden producirse es exponernos a un fracaso más inútil y que puede acarrear¬nos graves e irreparables inconvenientes. Por eso creo que hay que difundir las directivas, empeñarnos todos en que se pongan en ejecución lo antes posible, intensificar su acción por medio de la organización que se va afianzando y extenderla a todo el país mediante esa misma organización. Yo le pido que desde allí hagan todo el esfuerzo necesario y posible para que esto se realice. Desde hace ya algunos días se trabaja en el mismo sentido desde Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Cuba, etc. desde donde los Comandos han comenzado a difundir las nuevas directivas en forma intensa. Chile quizá sea el lugar más apropiado para hacerlo por su situación relativa a la Argentina. Desde allí se puede mandar gran número de directivas y los que las reciban en la Argentina ocuparse de hacer copias aunque sea a mano y pasarlas a los demás: la cuestión es hacer que se difundan lo más posible.
Yo he de sacar y seguir sacando copias para remitir por todos los medios a todas partes. Sólo una profusa distribución puede saturar la masa popular como se necesita. Toda difusión será poco, por eso hay que multiplicarse y conseguir llegar a todos los peronistas y los que aún no siéndolo quieren luchar contra la tiranía que azota al país. Cada día que pasa la dictadura estará más gastada y su vida se desarrollará dentro de una espiral de caída, nosotros sólo aceleraremos su derrota mediante una acción de guerra sin cuartel y sin descanso. Usted ha visto que toda acción militar ha fracasado. Eso se debe a que se ha cometido el error de pretender sacar las tropas antes que el pueblo haya preparado el ambiente. Si una guerra sin cuartel desgasta la fuerza de la dictadura y el pueblo crea un ambiente de caos mediante una resistencia sistemática, todo vendrá sólo a medida que esas medidas vayan produciendo su efecto. No necesitaremos que esas fuerzas militares peleen, sino que no hagan nada, para vencer ampliamente a la canalla.
Le ruego transmita mis afectuosos saludos a todos los compañeros.
Un gran abrazo. Firmado: Juan D. Perón.
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