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Carta al compañero G.2. (01-02-1957)

1 de febrero de 1957

Al compañero G.2.

Santiago

Mi querido amigo:

Contesto su amable carta del 16 de enero pasado, escrita a su regreso de Montevideo y le agradezco sus interesantes observaciones. Hace rato que me he dado cuenta y conozco el estado de ánimo y de situación de los diversos peronistas que actúan en todas partes, porque la mayor parte de ellos me han escrito, si bien a mí suelen decirme las cosas de otra manera que a los demás.

Todo ese panorama obedece a que hay dos clases de peronistas entre los dirigentes: unos que luchan por lo que siempre lucharon: sus intereses y otros que están dispuestos a luchar por el pueblo. Es natural que la conducta de unos y de otros sea distinta. Los que luchan por sus intereses personales están dispues¬tos a todo con tal de que ellos puedan salvar sus cosas, los que luchan por el pueblo sólo se sentirán contentos cuando el pueblo argentino haya reconquistado lo que la canalla dictatorial le ha quitado. Por eso unos son transigentes y otros intransigentes.

Yo he estado en el terreno de una intransigencia total con la canalla dictatorial porque considero que ninguna transacción puede ser beneficiosa para el pueblo argentino. Mi fuerza estriba precisamente en que yo no quiero nada para mí y nada puedo ya ambicionar. Si se tratara de resolver mi problema personal todo sería irme a vivir tranquilo a una de las innumerables partes que mis amigos me han ofrecido pero, yo creo que todavía soy necesario al pueblo, especialmente para protegerlo contra los que quieren hacer a sus costillas su agosto político o personal. Yo no tengo nada que esperar en el orden personal como no sea ingratitudes y penas, a la par que sacrificios y luchas, pero creo que el pueblo bien vale cualquier sacrificio. Les he dado una doctrina y una mística, como asimismo sus objetivos y una inmensa obra para el pueblo, bien podría aho¬ra tomarme el descanso indispensable pero, quién puede pensar en descansar cuando hay que luchar por el pueblo escarnecido, tiranizado y explotado.

En lo de peronismo sin Perón yo estoy de acuerdo también, siempre que aparezca otro a quien el pueblo le crea y él merezca que yo lo apoye ante el pueblo mismo, pero todavía no veo a ninguno que reúna esas condiciones. Hay un Movimiento Peronista que sólo obedece a Perón, ¿cómo podríamos sacar a Perón antes que aparezca el que ha de hacerse cargo de ese Movimiento y de su destino, con responsabilidad y capacidad necesarias? Ese es el problema. Yo no tengo intereses, ni deseos pero tengo responsabilidades y deberes, por eso debo enfrentar por lo menos por un tiempo aún, todo este asunto de conducir el Movimiento en los difíciles momentos en que se encuentra, no porque yo tenga interés ni necesidad de hacerlo sino porque el pueblo tiene la necesidad de que lo haga, por lo menos hasta que aparezca otro que pueda hacerlo igual o mejor que yo.

Usted ve que los que ahora están trabajando en el neopero- nismo son unos simuladores y unos picaros, porque saben tan bien como yo que no podrán ellos hacer nada, pero se tiran el lance de aparecer como influyentes a fin de luego entrar en transacciones con la canalla dictatorial en busca de ventajas personales, sin importárseles un rábano que para ello deban sacrificar los objetivos, los derechos y las conquistas del pueblo, al-canzadas a través de medio siglo de luchas y dolores.

Esa es toda nuestra posición y el porqué la masa está con nosotros y también el porqué la masa los repudiará a su hora en forma absoluta, pero hay que seguir las instrucciones al pie de la letra porque allí está el germen de nuestro triunfo y de nuestra victoria final. Saludos a los compañeros. Hay que seguir adelante con ATLAS y luchar porque allí y en todas partes las organizaciones obreras nos apoyen y apoyen a los trabajadores argentinos en este momento de su lucha decisiva que ha de ser también parte de la lucha que los trabajadores de toda América Latina libran por su destino y su felicidad.

Un gran abrazo.

Firmado: Pecinco.

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