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Carta al Circulo Bancario Justicialista (5-10-1965)

CONFIDENCIAL SECRETO

Madrid, 5 de octubre de 1965.

A los companeros del

CIRCULO BANCARIO JUSTICIALISTA

BUENOS AIRES

Mis queridos compañeros:

Por mano y amabilidad del compañero Don Enrique Pavón Pereyra he recibido vuestra carta del 18 de setiembre próximo pasado y deseo agradecerles el recuerdo y retribuirles con mi mayor afecto el saludo que en ella me hacen llegar.

En cuanto al mensaje que me piden para ser leído en el ani­versario de la constitución del Círculo, lamento no enviarlo, porque entre las limitaciones que el Gobierno Español ha im­puesto a mi exilio está precisamente la prohibición de hacerlo. En cambio tengo un gran placer en poder llegar hasta Ustedes por medio de esta carta que les lleva toda mi simpatía y soli­daridad.

He leído con satisfacción de peronista los altos fines que ins­piran al CIRCULO BANCARIO JUSTICIALISTA. No sólo los encuentro justos y patrióticos sino también profundamente ati­nados para la situación que el país vive y que pasa el Movimien­to Peronista. Los bancarios. peronistas representaron siempre en nuestro Movimiento, desde 1945, uno de sus más puros y pode­rosos pilares doctrinarios y de sus filas salieron hombres extra­ordinariamente capacitados que fueron verdaderos puntales en las estructuras justicialistas.

El justicialismo no es de nadie porque es de todos y todos tenemos el deber de defenderlo de los males exógenos y endóge­nos que puedan amenazarlo. Los bancarios peronistas, que tie­nen una larga tradición en el Movimiento Justicialista, junto con ese deber, tienen también el derecho de intervenir decisi­vamente en su destino. Por eso, considero altamente conve­niente y útil para nuestros fines la existencia del CIRCULO DE BANCARIOS JUSTICIALISTAS CON LOS ALTOS FINES que me enumeran en su carta.

Las instituciones de este tipo fueron norma en el justicialis­mo desde su propio comienzo y es precisamente a ellas que el peronismo debe la mayor parte de sus éxitos. Por eso encomio su existencia y agradezco en nombre del Movimiento lo que todos Ustedes hacen por purificarlo y engrandecerlo. Nosotros debemos preferir lo que institucionalmente conforma el pero­nismo porque es una manera de exterminar los residuos de un caudillismo político que siempre es factor de disociación. No somos un partido político que siempre es factor de diso­ciación. No somos un partido político sino un movimiento nacional. Pertenecemos al siglo XX que ha superado las viejas formas del demoliberalismo caduco y decimonónico, porque somos sensibles a una evolución que, precisamente, impone fundamentalmente los cambios estructurales que se adapten a las necesidades y conveniencias del hombre de hoy.

La unidad del Movimiento Peronista, tan indispensable en los momentos que está viviendo la República, sólo se podrá alcanzar eficientemente a través de una profunda solidaridad que sólo se puede cultivar en instituciones serias y responsa­bles que nos liberen de los resabios que aún quedan de la "política criolla" que durante tanto tiempo deformó la concien­cia política argentina y que, desgraciadamente, suele aflorar de cuando en cuando entre nosotros. Todos tenemos la obli­gación de luchar contra los vicios y la simulación que se intro­duzcan en nuestras filas, porque esa es una de las pocas venta­jas que la arbitrariedad y el fraude nos van dejando frente a nuestros enemigos.

Tengo un recuerdo entrañable del ATENEO DE BANCA­RIOS PERONISTAS, tan benemérito en nuestro Movimiento, que no resisto al deseo de recordarlo en esta ocasión como uno de los pilares doctrinarios que desarrolló una labor extra­ordinaria en las horas más decisivas de nuestra existencia. Para nosotros organizar es adoctrinar, porque la doctrina es el úni­co caudillo que resiste a la acción destructora del tiempo. Ya se pasaron los tiempos en que la organización política se hacía ocho días antes de la elección con regalos, asados y empana­das. El grado de politización del Pueblo Argentino que ha pro­gresado paralelamente con el aumento de su cultura política, descarta tales aberraciones. Al hombre de hoy es mejor per­suadirlo que engañarlo, porque la mejor escuela política es la de la verdad. Ya no encajan en el panorama político argentino los "jugadores fulleros". La política actual debe ser un juego de caballeros, en el que se gana porque se juega mejor y no porque se sabe hacer la mejor trampa.

Nuestros enemigos tienen la fuerza al servicio de la false­dad, la simulación y la arbitrariedad. Nosotros tenemos la ra­zón y el apoyo del Pueblo que la comprende. A la larga de­bemos vencer y la política es siempre un juego "a la larga". Para que ello se realice necesitamos una sola cosa: MANTE­NERNOS UNIDOS Y SOLIDARIOS, resistiendo perseverante- mente a los intentos que el enemigo hace por disociarnos y dividirnos. Yo observo la campaña que los órganos guberna­mentales publicitarios realizan en este sentido a base de ru­mores insidiosos, lanzados persistentemente y dirigidos a en­frentar a unos dirigentes peronistas contra otros. Todo reside en no entrar mordiendo el anzuelo de la insidia. Los gorilas inten­taron destruirnos por la violencia, Frondizi con su famosa "integración", éstos lo intentan con la disociación. Si los pero­nistas no somos tontos, también fracasarán.

Les ruego que hagan llegar mis más afectuosos saludos a to­dos los compañeros bancarios. Les agradezco mucho los saludos que me hacen llegar con motivo de mi cumpleaños y les deseo el más franco y amplio de los triunfos en las tareas tan nobles en que están empeñados.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan Perón.

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