Carta sobre Don Miguel Tuosto Puertas (20-07-1968)
Madrid, 20 de julio de 1968.
El compañero Don Miguel Angel Tuosto Puertas me ha brindado el placer de ser el primer lector de su libro "El Tercer Mundo", "compendio historiado de los principios, medios y fines del Justicialismo Internacional", según su propia interpretación. Una nueva generación justicialista se ha puesto en marcha. Tuosto Puertas pertenece a esa nueva generación que, tomando nuestras banderas, se decide a llevarlas al triunfo. Ellos tienen el derecho de hacerlo desde que serán quienes han de gozar o sufrir las consecuencias del quehacer actual.
En 1950, numerosos jóvenes latinoamericanos, reunidos en Buenos Aires con motivo de la "Organización Mundial Universitaria" (O.M.U.), hicieron llegar al Consejo Directivo del Justicialismo la iniciativa de realizar una "Internacional Justicialista" con la finalidad de llevar a los países hermanos del Continente, junto con la solidaridad peronista, los esquemas ideológicos y doctrinarios en que se afirmaba nuestro Movimiento, con la finalidad de crear un gran movimiento internacional justicialista. El Consejo Superior Justicialista consideró el asunto y resolvió no amparar la iniciativa porque, tratándose de una concepción nacionalista argentina, no era apropiada para transformarse en un ideario internacional. En cambio se aconsejaba que los grupos de patriotas que en cada uno de los países hermanos compartieran los postulados justicialistas, se organizaran en ellos para echar nuevas bases de acuerdo con sus necesidades y conveniencias, realizado lo cual, sería posible una integración que, por una hermandad consolidada, pudiera llenar los mismos fines.
Las inquietudes del compañero Tuosto Puertas, repiten una aspiración que no es nueva en el Justicialismo. Pronto se cumplirán los veinticinco años desde el momento en que, por primera vez, lanzábamos la "Tercera Posición" que el tiempo ha transformado en "Tercer Mundo". Dentro de esa tercera posición, el objetivo es la liberación de un neocolonialismo imperialista que viene avanzando desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial. Si las antiguas colonias de América, Asia y Africa aparentemente han sido liberadas en parte, en su reemplazo han surgido nuevas formas de dominación imperialista, especialmente sobre los países llamados genéricamente "sub- desarrollados". Los esfuerzos por la liberación de estos países han tomado cuerpo frente a la acción imperialista decidida a implantar nuevas formas de dominio colonial en sus "estados satélites".
Algunos países, por un lapso limitado, lograron liberarse aisladamente pero a la larga fueron cayendo nuevamente bajo la férula imperialista, tanto por la acción foránea como por la de los sectores "cipayos", nombre que se da en casi toda Latinoamérica a los servidores vernáculos del imperialismo. La República Argentina, que durante el gobierno Justicialista fue libre y soberana, es un ejemplo de ello. Durante diez años nadie metió sus narices allí sin que llevara su merecido; pero la acción pertinaz del imperialismo como el derrotismo de los traidores de adentro, minó su poder y el gobierno del Pueblo cayó para ser reemplazado por sirvientes del colonialismo que poco tardaron en entregar el país de la manera más ignominiosa.
Intentos semejantes se han presentado en Brasil, Guatemala, Bolivia, Ecuador, República Dominicana, etc. y los resultados han sido los mismos: un golpe de estado, fraguado y dirigido desde el Pentágono o el "State Department" con el fin de derribar al gobierno mediante la violencia y reemplazarlo por una dictadura militar para simular luego, mediante el fraude, gobiernos constitucionales. En otros casos el imperialismo ha sido menos cuidadoso y ha recurrido directamente a la ocupación de un país por sus "marines". Todo parece demostrar la necesidad de un "Tercer Mundo" integrado, que pueda constituirse en garantías de consolidación para los pueblos que, mediante su decisión de ser libres, logren realizar la liberación de sus patrias.
De cuanto el compañero Tuosto Puertas ha estudiado en su larga y enjundiosa exposición, surgen con claridad estas mismas conclusiones, porque el Justicialismo es un sistema político que busca anhelantemente esa liberación, porque no puede conc birse la existencia de un hombre libre en una nación esclavSólo sobre este punto de partida puede construirse el Justicialismo.
Al decir de Tuosto Puertas, el Justicialismo es una nueva conciencia en marcha. El lector encontrará en las páginas de su libro una larga disquisición que pareciera no querer dejar nada de nuestras cosas sin comentar. Su concepto universalista de la vida encuentra en nuestra ideología un campo fecundo para comentar así el pensamiento nuevo de una juventud en franca y justa rebelión contra los esquemas y los hombres perimidos, campea en todos sus raciocinios: es la consecuencia natural de una generación juvenil que no quiere someterse y ser arrastrada a una decadencia destructora. Al influjo de estas fuerzas podemos esperar una evolución de la humanidad hacia una nueva era que ha de surgir de las ruinas de la etapa y los sistemas ya superados por el tiempo y la evolución.
Por eso este libro es preferencialmente para los jóvenes que pueden leerlo sin prejuicios ni preconceptos. Es un enunciado franco y abierto porque la verdad debe hablar siempre sin artificios. Como lo dice su autor, es un compendio historiado sobre el fondo y las formas del Justicialismo, al alcance de todos y dirigido a los hombres de buena voluntad que puedan sentir el deseo de comprenderlo. Como todo tema político es tratado con una pasión sin excesos, pero es combativo y decidido; no contiene ni dualidades especulativas ni ambigüedades vergonzantes. Es la palabra sincera de un hombre que ha sufrido y que sabe que la experiencia es la parte más afectiva de la sabiduría.
Firmado: Juan Perón
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