Carta al Sr. Raimundo J. Ongaro (21-08-1970)
Madrid, 21 de agosto de 1970.
Al Sr. Raimundo J. Ongaro
Buenos Aires
Mi querido amigo y compañero:
Acabo de recibir su carta del 7 pasado y le contesto de inmediato, porque ya me ha llegado con cierto retardo de acuerdo con su fecha. Le agradezco sus palabras entusiastas que son un estímulo para este viejo luchador, como asimismo la de sus muchachos que me llenan de emoción no sólo por lo que éllas representan sino también porque los sé puros y patriotas, alejados de toda simulación o intereses como a los que estamos ya acostumbrados por la acción de ciertos sectores tan descompuestos. De eso nace mi fe inquebrantable en la juventud argentina y en el destino de la Patria que ellos han de forjar con su sacrificio y su pureza.
Tengo también el placer de adjuntarle la autorización para el padrinazgo del hijito del compañero Sandoval.
Sobre la situación y sobre cuanto está pasando en el país, comparto sus atinados juicios, como también espero y anhelo el mayor de los éxitos al inmenso esfuerzo que realizan y los sacrificios que aceptan con toda entereza.
Por lo que está pasando después del "cambio de guardia" no podemos hacernos ilusiones. Harán lo que deben sólo en el caso en que se los obligue mediante una acción que les indique a seguir un camino insoslayable; de lo contrario, volverán a sus andadas. Le adjunto un ejemplar de las "Declaraciones del Movimiento hechas por el Comando Superior Peronista" por si no le hubieran llegado de acuerdo con mis instrucciones. Allí tratamos de enjuiciar la realidad emergente por lo que se ha venido haciendo hasta ahora que, desgraciadamente, con respecto a soluciones, no da para mucho.
Indudablemente, de acuerdo con lo que se ha dicho por los funcionarios del "nuevo gobierno", nada ha variado y todo sigue en la nebulosa más insólita, como sucede siempre que se trata de ocultar la verdad y cambiar una realidad tan clara como el agua. Toda esta escuela de simulación insidiosa que venimos soportando desde hace ya quince años es una experiencia suficiente como para que ahora podamos comulgar con ruedas de carreta.
Esta gente no parece obedecer sino a la "ley de la necesidad". Por eso creo firmemente que Ustedes están en lo cierto al empeñarse en una lucha abierta y directa que deshaga los sofismas en que ellos tratan de asentar su falta de razón y patriotismo. He seguido y sigo de cerca la verdadera lucha, como asimismo conozco las aparentes acciones de los que tienen ya el corazón intimidado y sólo obedecen a determinados intereses y dentro de los cuales también la conducción tiene sus problemas. Pero todo confirma que tenemos razón y, con la razón, todas las posibilidades están de nuestra parte. El tiempo será quien ha de decir su última palabra. Ustedes deben seguir sin desmayo en lo que están, pese a cuanto se diga y se haga porque en la lucha vale tanto como el valor la perseverancia con que se lo ejecuta.
Yo sólo le pido que haga llegar a los muchachos, junto con mis saludos más afectuosos, mis mejores deseos, especialmente a los que pagan en la cárcel el hecho de ser los mejores argentinos. No sé si les habrá llegado mi carta, pero espero que por su intermedio tenga yo la satisfacción de saber que no los olvido y que mi corazón está y estará siempre con ellos.
He leído sus declaraciones en los recortes que me envía: todas ellas revelan los más honestos pensamientos que un argentino de verdad puede albergar en la actualidad. Frente a la simulación y la mentira regimentada sus palabras suenan como latigazos en la cara de los sirvengüenzas de todos los bandos. Lo felicito.Muchas gracias por sus amables palabras para mí y yo seré muy feliz al saber que están ustedes persuadidos de que los acompaño de corazón. Saludos para todos los compañeros. Un gran abrazo.
Firmado: Juan Perón
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