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Carta al Dr. John W. Cooke (30-09-1958)

Ciudad Trujillo, 30 de setiembre de 1958.

Al Dr. John W. Cooke

Buenos Aires

Mi querido amigo:

He seguido en estos días la situación argentina tanto en lo que pasa con nuestros enemigos como lo que ocurre entre nues­tra propia gente, y me parece que todo se va complicando de manera inusitada. A medida que el tiempo pasa se va viendo más claros los designios de nuestros enemigos tanto los gorilas con pelo como los gorilas lampiños. Ya los hechos n van dejando dudas y todas las incógnitas se van despejando

Yo veo que cada día la situación se va poniendo más ligrosa tanto para los enemigos, como para nosotros y, especi mente, para el país. La proscripción del peronismo se ha c solidado por la aprobación legal de los decretos leyes de la di tadura gorila; de manera que poco a poco debemos irnos c_ venciendo que, cerrados los caminos legales, sólo nos va qu dando la violencia para resolver nuestros problemas, con lo q" se cumple lo previsto en las directivas que se consideraronmaturas y se confirman mis predicciones hechas en todas las cartas que desde la del 7 de junio le vengo enviando. Los gori­las, por su parte, deben ser los primeros convencidos de que, si anhelan volver al gobierno, deberán hacerlo por medio de un golpe de estado. Frondizi sigue su política peligrosa que, en vez de pacificar, parece destinada a despertar mayores odios y a hacer más denso el clima de perturbación general.

El incumplimiento de sus compromisos firmados con nosotros y tácitamente establecidos con el Pueblo, en todas sus tribunas preelectorales, lo va llevando al desprestigio y colocándolo en la más absoluta orfandad, en tanto él intenta formar sus propias fuerzas recurriendo a procedimientos tan falsos como ineficaces. Por eso no tengo temor a la fábula de la "integración", ni me produce impresión alguna la cam­paña de desprestigio personal iniciada por el gobierno en con­tra mía, aunque esté en ciertos casos corroborada por algunas ligerezas de los propios peronistas, ni le temo a la acción, tam­bién iniciada para corromper a algunos de nuestros dirigentes para inclinarlos a su favor, porque el Peronismo no es de los que pueden descomponerse por el accionar de algunos diri­gentes, por otra parte, ya muy conocidos por nosotros, se lla­men Mercante, Leloir, etc.

La colocación actual de Frondizi no puede llamarnos a engaño, desde que todos sus actos de gobierno responden a un mismo fin: hasta ahora, consolidar y extender la acción gori­la, por otros métodos. Aramburu con su ignorancia e incapa­cidad fue el ciego instrumento de la oligarquía y, mediante la brutalidad y la violencia, entregó el país, sometió su soberanía y despojó al Pueblo de todas las conquistas conseguidas por el Justicialismo. Frondizi mediante el engaño, la simulación y la hipocresía, las ha consolidado legalmente y las ha extendido en una medida insospechada hasta los momentos actuales. Es wdudable que él ha tenido un pacto con los gorilas, como lo ha tenido con todos los demás; sólo que los gorilas se lo han hecho cumplir mediante la amenaza y nosotros no. Por eso, a esta altura del partido, debemos recapacitar sobre lo que hemos hecho, antes que sea demasiado tarde.

Por lo que se ve ya con claridad, este "aprendiz de bru­jo" ha tratado de maniobrar a todo el mundo y los tontos han caído en la redada, pero como nadie puede pasarse de vivo, resulta que ahora él mismo no tiene escapatoria posi­ble, porque ya está en manos de los gorilas, aunque en su pata­leo antes de morir, pueda herir algún militar o marino que, en este juego, son simples peones en el comienzo de una parti­da. Lo más probable es que termine por tener a todo el Pue-I blo en contra, cuando su propio partidito se declare gorila para reeditar la Unión Democrática que lo hará su prisionero primero y lo tumbará luego cuando ya no les sirva ni siqui ra como espantapájaros. Así, él habrá sido el artífice de su pr pió destino y pasará a la historia "como un vulgar taño e grupido de vivo".

Todo ello puede pasar sin pena ni gloria, pero tambiéij puede ocasionar todavía un gran escándalo que tonifique est marcha sin pausa hacia el caos que el gobierno está realizand Ello sólo se producirá si Frondizi cree que, además de viv es suficientemente fuerte para hacer frente a las fuerzas qu lo acogotarán en el momento propicio; cuando ya no pueda, ninguna manera, contar- con un apoyo del Pueblo, por lo qu aceleradamente trabaja el mismo Frondizi con un éxito sin cedentes. Creo que, en la República, no ha habido un p dente tan desprestigiado.

Cualquier día puede ocurrirle una desgracia a Frondiz pero, desdichadamente, nosotros no seremos usufructo de esa desgracia, porque carecemos de una organización y paración y además, la inacción de nuestras fuerzas en todo tiempo nos ha quitado aptitud combativa. He. aquí mi pe nente preocupación desde hace muchos meses: realizar la ción permanente sobre los seis temas de las directivas 1º de julio para tomar las banderas populares y mantener la lucha y la organización de nuestras fuerzas sindicales y políti­cas con que vengo temando desde hace un año. Es indudable que, si en estas circunstancias estuviéramos organizados, no ten­dríamos mucho que temer, pero desgraciadamente el estado de nuestra organización nos empeñará en una carrera con el tiem­po. Es menester que abreviemos todo lo posible el período de crisis constituido por la falta de una organización y para ello se imponen diversas medidas: en primer término, conside­rando que nuestro Movimiento tiene ya lo fundamental que es la unidad de doctrina y la mística peronista, la organización debe reducirse a la simple tarea de organizar los padrones y elegir los dirigentes de encuadramiento de la masa y de direc­ción del Movimiento en lo que se puede proceder con celeridad, prescindiendo de muchos detalles de ejecución impuestos en las organizaciones que recién se forman. En segundo lugar: hay que proceder por cualquier medio a eliminar los divisionis- mos entre los dirigentes, las acusaciones de algunos de ellos por parte de otros, pues la confianza eirlos dirigentes es funda­mental. Hay que afirmar un sentido ecuánime en la direc­ción y una absoluta garantía que no existen partidismos inter­nos dentro del Movimiento y defender la pureza de los proce­dimientos de la actual dirección.

Acelerar la organización no es una cosa que pueda tener di­ficultades. En cambio, hacer desaparecerla anarquía creada por los dirigentes, dentro de los cuales se encuentran desde los lea- es servidores hasta los infiltrados por el enemigo y los provo­cadores a sueldo, es una tarea más compleja que lo que a pri­ora vista parece. Por eso he creído necesario crear el "Con- ¡L?0 Coordinador y Supervisor del Peronismo" que, munido __ suficiente autoridad, constituye un elemento de colabo- bien°n y cooperación de la Delegación del CSP. Su función, gaciónntendida' es de contro1 y seguridad para la propia Dele- e control, porque es necesario en los momentos ac­tuales, que la masa tenga la seguridad y la evidencia que las cosas se hacen de la mejor manera en su defensa, y de segu­ridad para la Delegación, porque es indispensable, después de lo ocurrido en el Comando Táctico, que'los dirigentes que tra­bajan y se sacrifican en la conducción táctica, tengan un res­paldo que los cubra contra la maledicencia de los ingenuos, de los intrigantes y de los provocadores. Asimismo, en las ta­reas de la organización de las fuerzas políticas, es menester hacer desaparecer todo posible factor que permita, siquiera sea pensar, que se está maniobrando para digitar o imponer candidatos al margen de lo que la masa anhela.

Frente a las acusaciones que se han hecho, a las versiones que se hacen circular entre los dirigentes y la masa y los con­flictos ya suscitados, no hay otro remedio que recurrir a una medida semejante, si no queremos que luego sea observada toda la organización que realicemos y criticada toda la conduc­ción que los organismos existentes han cumplido, con o sin acierto, pero con evidente buena intención. Los errores serán siempre disculpables, pero no lo será así todo aquello que lafl apariencias permitan imputar a procedimientos inconfesables y, cuando la realidad se desconoce, como en nuestro caso, las apariencias son las que deciden.

Para ganar tiempo, he remitido directamente a la Delega­ción las instrucciones para poner en marcha la nueva medida, seguro de que se trata de una cuestión urgente e indispensable si queremos evitar males mayores o la intensificación de los qu® padecemos. Los hombres designados son de absoluta confian­za peronista, lo mismo que las mujeres, por lo que descarto V no tendrán objeción de ninguna naturaleza en la masa. í4r se compensará también cualquier tendencia existente en u otro sentido y se conseguirá llegar a acuerdos entre los org3 nismos directivos actuales que permitan asegurar una m comprensión y colaboración de todos al fin que no es co~ conseguir cuanto antes la organización de nuestras fuerzas políticas. En cambio, la organización de las fuerzas sindicales si­gue como hasta ahora, en manos exclusivas de los dirigentes gremiales de las "62" y la "CGT" coordinadas por intermedio de la Delegación del CSP sin ninguna intervención del Consejo Coordinador que tiene misión exclusiva en la organización de las fuerzas políticas y de colaboración en la conducción táctica.

Espero que el tino y la buena voluntad de Ustedes haga eficaz la acción del organismo creado haciendo una estrecha colaboración de funciones y trabajando en todo de acuerdo para mejor servicio de nuestra causa y de la masa peronista que nos está dando el ejemplo de unidad que debemos también, entre los dirigentes, alcanzar. He recibido sus telegramas y me alegra que las gestiones de la organización vayan progresando, como asimismo que se haya decidido poner en ejecución las "Directi­vas Generales para todos los Peronistas N° 2", porque creo que en el sentido indicado ya nada tenemos que esperar y que ade­más se haya comenzado con la agitación sobre los temas indica­dos en las Directivas del Io de julio, porque sino los comunis­tas y socialistas amarillos nos van a copar las banderas del pe­ronismo y, aunque comenzamos un poco tarde, si se hacen bien las cosas podemos ganar el tiempo perdido.

En la última conferencia, cuando suprimimos el Comando Táctico y creamos la Delegación, acordamos que ésta entrega­ría la organización del Partido a las Comisiones Inscriptoras que se designaran y seguiría con la conducción táctica. Es decir, mientras la Delegación se dedicaba a las tareas indicadas en las directivas, otro organismo se ocuparía de lo concernien­te a la organización de las fuerzas políticas, separando de la legación, lo que considerábamos que había sido la manzana de la discordia y la causa de numerosos ataques y fricciones. Ahora creado el Consejo Coordinador, será necesario que, conjuntamente con la Delegación, se resuelvan los problemas Erados en materia de organización, se coordinen las organi- nes sindicales y políticas y se realicen las tareas que la conducción táctica plantee, a fin de que la más absoluta coor­dinación presida todas las acciones peronistas. Todo es asunto de solidaridad y entendimiento que, en mi concepto, es lo que ha faltado hasta ahora en todo lo que hemos venido haciendo.

Yo le pido que ponga de su parte todo lo que sea posible para encaminar estas tareas dentro de la mayor armonía, evi­tando toda emulación o controversia que ponga en peligro el éxito de las tareas que han de realizarse en común. Haga llegar estó a los compañeros de la Delegación que he visto es­tán un poco revueltos. Nada sacaremos con líos inútiles por "una liebre que todavía no hemos cazado", y de nada valdrá lo que hagamos por intereses personales o de círculo, si antes no hacemos que triunfe la causa de conjunto, porque si la nave del Peronismo se hunde, es difícil que alguno de los peronistas quede flotando. El triunfo de esa causa común está precisa­mente en la unidad que sepamos mantener y la unidad se consigue de una sola manera: trabajando en conjunto y tole­rando a los demás para que los demás nos toleren a nosotros.

Le ruego que transmita mis afectuosos saludos a la señora y a los compañeros que trabajan allí, a quienes le ruego que les diga de mi parte, que espero en esta ocasión la más estrecha solidaridad y comprensión, como asimismo su decidido sentido de cooperación y colaboración.

Firmado: Juan D. Perón.

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