Carta Sr. José María del Carril (23-03-1963)
Madrid, 23 de marzo de 1963.
Al Sr. José María del Carril
Buenos Aires
Mi querido amigo:
Contesto su amable carta del 4 de febrero ppdo., que recién recibo y le agradezco su recuerdo y su saludo que retribuyo con mi mayor afecto en mi nombre y en el de Isabelita.
No debe Usted preocuparse demasiado por lo que está pasando allí. Los mandos militares están sometidos a dos presiones: la de la llamada "defensa continental" (llámese Pentágono) y la opinión pública interna. La primera hace imposible gobernar a la República y sin la segunda no se la puede gobernar. Así andan de desatino en desatino, pues "el retorno a la democracia por la vía electoral", que les exigen desde el extranjero para darles armas y empréstitos, se traducirá en los hechos, de permitir la libre expresión de la voluntad popular, en un Gobierno peronista.
La dialéctica del proceso histórico los desconcierta, los desespera y los llevaría a una dictadura militar si no estuvieran tan descompuestos y no supieran que, aún en el Gobierno, no tendrían solución.
Debemos reconocer que los asesores internos son tan funestos para los mandos militares como los expertos yanquis. Con cortinas de humo pretenden borrar la realidad. Sus consejeros militares, políticos y económicos norteamericanos les piden algo irrealizable, quieren que conviertan la mayoría en minoría y viceversa; es decir, que inventen una democracia con los escuálidos cuadros gorilas, semigorilas y filogorilas, pero sudadas esas tres categorías sólo podrían sacar un escaño municipal.
Así se explica que hayan fraguado un gigantesco sistema 1 Vetos y exclusiones con el propósito no de desterrar un par-tido o un hombre, sino a la opinión pública nacional.
Nada de todo eso les valdrá. Ellos están perdidos y, como dice Fierro "después que uno está perdido, no lo salvan ni los santos". Todo es cuestión de tiempo.
Muchas gracias por todo. Me encarga Isabelita que, con su agradecimiento, le haga llegar su más afectuoso recuerdo.
Si viene a España, lo esperamos en Madrid.
Un gran abrazo.
Firmado: Juan Perón.
P.S. La portadora de la presente: la Señora Esther Méndez es una gran amiga nuestra.
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