Carta a John W. Cooke (27-03-1957)
Caracas, 27 de marzo de 1957
Señor Dr. D. John W. Cooke, Santiago.
Mi querido amigo:
Me imagino que estará en sus manos mi anterior remitida allí con el Capitán Barrara, a la que le adjuntara una carta que pocos días antes había dirigido al compañero Leloir en contestación a una suya que me había dirigido desde la cárcel de Buenos Aires por intermedio de otras personas.
Desde hace tiempo tengo en mi poder un informe que me fuera remitido por el compañero Lagomarsino que desde la prisión ha seguido al parecer dirigiendo el Comando Peronista de la Capital. Tengo también el informe completo sobre el estado de la organización del Gran Buenos Aires y del interior pasado por G. 1. que hiciera recientemente un viaje de inspección y de organización. De la misma manera poseo informaciones de distinto origen referidas a nuestra situación y a la situación política general que se está viviendo en nuestra Patria.
Todo ello me ha inducido a hacer el adjunto mensaje para todos los peronistas, que trata de sintetizar la situación y aconsejar una conducta que debe seguirse en todo este período de alcahuetismo político que se está viviendo, en el que cada uno de los vivos que se sienten "vivos", luchan por sacar ventajas a base de falsedades y porquerías.
Sé bien que, tanto Frondizi, como Bengoa, Amadeo y compañía hasta dicen que están de acuerdo conmigo con tal de reunir un poco de gente; otros dicen que en su hora no tendrán inconvenientes en entrevistarse conmigo para obtener mi consentimiento en su favor. Esa es una táctica común en todos ellos y por lo tanto general hoy en los políticos que trabajan a la masa para las elecciones. Sin embargo, debemos considerar más peligrosos a los peronistas traidores que a los enemigos actuales. Es peor para nosotros un Saadi, Bra- muglia, Austcher, Mercante, Castro, etc. que los que capitanean neor formaciones políticas radicales o clericales nacionalistas, etc. Y máa peligrosos son los que aún se sienten dirigentes sin serlo y tratan por todos los medios de salvar la ropa aunque ya han perdido la vida. Me refiero a los dirigentes peronistas que en la cárcel se han reducido a observar buena conducta con la oculta intención de copar un día lo que han perdido definitivamente, sin embargo a algunos pueden engrupirlos.
En los diarios de la fecha, Frondizi —el enano más grande del mundo— se queja porque yo, copiándolo a usted, le he llamado así en un reporta de la Revista Elite de Caracas. Dice que yo sólo por infamia, puedo afirmar que él haya buscado contactos conmigo, pero yo no le voy a contestar, para no perder pólvora en chimangos, pues se ha entrevistado con muchos peronistas desde la revolución de lo? gorilas hasta nuestros días, además los mandó a Perina y a Insausti a Panamá y mandó también un mensaje con el mayor Vicente que lo recibió de manos de los mismos. Por otra parte usted sabe que Frondizi buscó siempre un acercamiento y hasta lo tuvo con usted si mal no recuerdo. Yo no lo quise ofender, al contrario traté de decir la verdad, en cambio él se ha descubierto solo.
Espero que tan pronto lleguen a Santiago me escriban para saber a qué atenerme. No olviden de hacerme saber quienes vendrán para tomar las medidas necesarias para la visa. De esto no deben hablar con nadie, limitándose a comunicarme por cable (con la dirección y nombre que allí le darán los muchachos) los nombres de los que debo gestionar la visa.
Les ruego que me hagan el favor de saludar a los muchachos compañeros, a quienes también les escribí a la mano con el compañero Barrena, quien llevó copia del mensaje a los compañeros peronistas que le adjunto y del que deben hacer allí la mayor impresión posible y pasarlo para nuestro país.
Un gran abrazo.
Pecinco
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