Juan Domingo Perón

Carta a John W. Cooke (11-07-1956)

Colón, 11 de julio de 1956 Señor Dr. D. John W. CookeBuenos Aires.Mi querido amigo:Aún cuando no sé si esta carta llegará a sus manos no deseo por lo menos dejarlo de intentar. Por ello la remito por intermedio de Montevideo en previsión de que usted aún pueda estar en comunica­ción con alguien allí, a pesar de que, al no haber recibido contestación a mi anterior, he supuesto lo peor referente a la posibilidad de su contacto con el "mundo exterior". Si así no fuese me alegraría mucho.No sé si serán ciertas las versiones de las nuevas canalladas a que han estado ustedes expuestos por parte de los sicarios de la Tira­nía pero, por si ello es cierto, usted verá en las directivas adjuntas que le vamos a contestar poco a poco con las mismas medidas. Ya no es posible seguir poniendo la otra mejilla. Ahora le vamos a poner otras cosas que aseguro que no los va a hacer muy felices. Se acabaron los pacifistas y se acabaron para siempre. Sin necesidad de decirlo, lo vamos a nacer y han de rendir cuentas de cuanto han hecho con nues­tra gente.Si fuera posible, estas directivas deben ser distribuidas profusa­mente allí, porque es indispensable comenzar por hacer desaparecer un poco de incertidumbre que hay entre la gente peronista, como con­secuencia de los hechos pasados que muchos creen que ha sido un fracaso nuestro, influenciados por las mentiras que propalan las radios y los diarios de la canalla dictatorial.Volvemos a empezar cuando debíamos estar terminando, porque a pesar de que hace cinco meses que vengo insistiendo en la necesi­dad de dedicarse sólo a la resistencia, muchos dirigentes, atraídos por un golpe de fortuna de una acción militar, descuidaron ésta para en­trar en un golpe militar que a pesar de ser intrascendente e inope­rante costó preciosas vidas de la mejor gente.Para el pueblo no será nunca una solución salir de las manos de una dictadura militar para caer en las de otra. O se libera solo, quizá con alguna colaboración militar, o no se liberará nunca. El caminí está en la resistencia civil. Tenemos una inmensa masa popular con nosotros, pero, las medidas tiránicas la han desorgani­zado y la persecución más cruel ha impedido toda acción para re­constituir los cuadros que se encuentran en las prisiones en número impresionarte. Entonces debemos recurrir a la organización clandes­tina a base de los dirigentes que en gran número están decididos y prontos para actuar. Esa inmensa masa no tiene ningún valor si su estado de inorganicidad no permite conducirla con unidad de acción.Como usted verá por las directivas se trata de1 una cosa vieja pero muy eficaz si se realiza con intensidad y extensión. Todo el se­creto estriba en que nuestra gente conozca lo que hay que hacer. Por eso es necesario llegar a cada peronista, si es posible, con estas di­rectivas. Yo sé que el Pueblo lo hará y lo hará bien. El odio y el deseo de venganza ya ha sobrepasado todos los límites tolerables has­ta en nosotros mismos frente a tanta infamia y espíritu criminal. Es necesario confesar que aunque fuéramos santos tendríamos deseos de descuartizar a los traidores y asesinos de inocentes ciudadanos v prisioneros indefensos. Yo dejé Buenos Aires sin ningún odio pero siento que ahora, ante el recuerdo de nuestros muertos por millares y nuestra gente asesinada en las prisiones, torturada en toda forma y sacrificada con el sadismo más atroz, tengo un odio inextinguible que no puedo ocultar. Me imagino como será el del Pueblo y el de nuestros hombres que lo han sufrido todo. Yo no puedo ni podré nunca ser hipócrita por otras conveniencias políticas que ya poco me interesan.Un gran abrazo.Las instrucciones van en sobre aparte por el mismo correo.PERON

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Carta al Sr. Augusto Pinochet Ugarte (10-04-1974)

Buenos Aires, 10 de abril de 1974. Excmo. Señor Don Augusto Pinochet Ugarte Presidente de la Junta de Gobierno Santiago de Chile — República de ChileMi General:He tenido el placer de conversar largamente con el señor Alvaro Puga Cappa, Asesor de Asuntos Públicos del Gobierno de Chile y él le podrá informar de viva voz, cuánto hemos tratado con referencia a la carta de la cual era portador.Estoy de acuerdo con la idea de limitar el armamentismo en beneficio de un desarrollo indispensable y de una acción social que condiga con las mejores condiciones de vida de nuestras poblaciones. En ese terreno la Argentina tiene y ha tenido una constante aspiración.Por todo ello, comparto sin reservas su juiciosa afirmación de que debemos confiar "que el establecimiento de una política de desarrollo enpaz dentro de fronteras hermanas puede ser de gran beneficio".De lá misma manera creo indispensable y en alto grado constructivo el proyecto de una reunión de Jefes de Estado Latinoamericanos, no sólo con la finalidad de un mayor acerca­miento, sino también para comenzar de una buena vez la tentativa de una "integración continental latinoamericana", ya impuesta por las necesidades perentoriasüe convivencia en un mundo que se continentaliza" aceleradamente y de un futuro inmediato cargado de acechanzas y peligros para los que permenezcan en un aislamiento que puede Ser suicida.Esta misma iniciativa la hemos comentado con algunos ministros de Venezuela y México que nos han visitado. El ciento cincuenta aniversario de la Batalla de Ayacucho, nos había parecido propicio para una reunión semejante.Por mi parte, estoy listo y anhelante para apoyar cualquier iniciativa que propenda a establecer acuerdos que nos lleven a una integración tal vez salvadora de nuestros destinos.Le ruego que, junto con mi saludo afectuoso, quiera aceptar mis mejores deseos.Firmado: Juan Perón

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Carta al Dr. Don Rodolfo J. Arce (15-05-1973)

Madrid, 15 de mayo de 1973.Sr. Diputado Nacional.Dr. Don Rodolfo J. Arce.Buenos Aires.Mi querido compañero y amigo:He conocido por publicaciones de los diarios su intención de presentar a la Legislatura nacional un "Proyecto de Ley" tendiente a restituirme "el Grado Militar y los honores corres­pondientes" y deseo hacerle algunas reflexiones al respecto, que considero de importancia formular antes de dar un paso seme­jante.Comienzo por agradecerle profundamente su buena inten­ción pero, a fin de evitar en estos momentos un lío más de los muchos que ya tenemos con las "Fuerzas Armadas" y con los que se "van a armar", considero pertinente que ese asunto ha de tratarse con la mayor prudencia.Empiezo por decirle que a mí, personalmente, lo del grado como lo de los honores, me tienen sin cuidado. Desgraciada­mente, en nuestro país se ha hecho ya inveterada costumbre de que para llegar a General es suficiente tener buena salud y cuidar de no pelearse con nadie. En cambio, para llegar a ser Perón suele costarle a uno muchos esfuerzos y muchos sacri­ficios. Por lo tanto, prefiero seguir siendo Perón que General.Partiendo de esta base, aún por una cuestión de ética elemental, no quisiera que nadie fuera a pensar que yo auspicio una medida semejante, como se afirmará de inmediato por los que no me quieren bien. En cambio, ¡ que lindo sería que se supiera que yo renuncio olímpicamente a tales reivindicaciones que, por otra parte, no me interesan!Usted debe tener en cuenta que la privación del grado y del uso del uniforme, ha sido por lo menos aparentemente, dictada por resolución de un "Tribunal de Honor" y que esta "institu­ción" es una cuestión interna del Ejército, es decir, una medida solo institucional y no gubernamental. Cuando el dictador de turno aprobó esa resolución, no realiza un acto de Gobierno propio, sino que, como "Comandante en Jefe", aprueba una resolución de un "Tribunal de Honor" cocinada por los pares del acusado y que solo puede ser levantada por los mismos. Una Ley que la Nación que lo hiciera, indudablemente tendría todo el valor legal obvio, pero no levantaría la sanción moral que tal medida implica. Son esas cosas que algunos "simuladores del honor" han instituido en beneficio de las causas que sirven.Por todo éllo y siendo una cosa que no tiene valor alguno, desde que sabemos cómo se habrá hecho, conviene dejar todo como está, ya que, yo que soy el interesado no le doy importancia alguna. O, de lo contrario, cabría hacer una investigación en el Ministerio de Ejército, pidiendo el expe­diente que debía existir en el archivo del mismo, para recién entonces, si existe algo, poder proceder.Proceder directamente por medio de una Ley Nacional, no tengo la menor duda que cumpliría el objeto de restituirme "el grado y los honores", si hay tales; pero no es precisamente eso lo que puede interesarme en este asunto, ya que la situación moral no variaría, por que a mí me interesa más "el honor" que "los honores".Usted, como todos los diputados, ha de saber que ese acto ordenado por la dictadura, fue producto de una época, de unos hombres y de un designio, que estaban lejos de configurar un proceder justo y correcto, menos aún en cuestiones de honor militar, donde los que habrían de juzgar traicionaron un juramento y una palabra de honor empeñados.Tengo ya demasiados años como para no comprender ciertas cosas y no colocarme sobre el bien y el mal. Temo ver tales cuestiones en momentos como el actual, no creo que sea conveniente: la Historia ha de juzgarnos a todos y solo de allí podrá esperarse la verdad, que en este momento resultaría prematuro querer desentrañar.Por otra parte se, de buena fuente, que el tal "Tribunal de Honor" fue más qüe nada una simulación ordenada, a la que se prestaron algunos generales más obedientes que ecuánimes y sinceros. Bastaría pedir los antecedentes al Ministerio de Ejér­cito, para comprobar que, sobre el caso, no existen antecedentes oficiales y fehacientes.Por todo lo anterior, pienso que promover en este momento una cuestión que hace solo a un hombre, aunque ese hombre sea yo, cuando hay tantas cosas que hacer por el país, equivaldría a perder lamentablemente el tiejnpo. Sobre mi honor, yo res­pondo solo ante mi conciencia; los demás responderán de la suya.Para terminar, amigo Arce, quiero hacerle llegar, junto con mi saludo más afectuoso, mi agradecimiento por su buena intención y mis mejores deseos.Un gran abrazoFirmado: Juan Perón

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Carta a la Señorita Dalila Inés Fernícola (27-10-1966)

Madrid, 27 de octubre de 1966 Señorita Dalila Inés Fernícola. Buenos AiresMi querida compañera:Por mano y amabilidad del compañero Vicente he recibido su carta e informe del 20 de octubre y le agradezco su saludo que retribuyo con mi mayor afecto.Percibo las dificultades del trabajo de la Comisión Pro-re- tornoupero aprecio el esfuerzo de los buenos peronistas que no dudo han de triunfar sobre los derrotistas y los malos peronistas que solo se ocupan de sus apetitos personales, como si fuera posible que éllos se realizaran en un Movimiento que no se realice.El compañero Vicente podjrá explicarle de viva voz cuanto hemos conversado a este respecto pues la premura del tiempo me impide hacerlo por carta como hubiera deseado. Saludos a los compañeros. Un gran abrazo.Firmado: Juan D. Perón

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Carta aJohn W. Cooke (12-06-1956)

12 de junio de 1956 Mi querido compañero y amigo: Contesto su comunicación del 20 de mayo próximo pasado y le agradezco su amable recuerdo y sus saludos. Agrego a ello mi ad­miración a su espíritu de sacrificio y a la clarividencia de sus juicios, dos condiciones que hacen a los hombres dignos de ser seguidos. La canalla dictatorial no es, como algunos pretenden, un gobierno revolucionario, sino una banda de ladrones, asaltantes y asesinos que, mediante la fuerza, se ha apoderado del gobierno para servir intereses foráneos y satisfacer pasiones propias mediante el asalto, el robo y el asesinato. Por eso emplea el terror, la tortura y el crimen, como medios para satisfacer sus infames designios. En consecuencia, debe ser tratada como tal por la ciudadanía y en especial por el pueblo que sufre sus depredaciones de todo orden. Millones de argentinos sufren directa e indirectamente su te­rrible acción. Sus robos cuantiosos en las organizaciones sindicales, Fundación Eva Perón, y en los bienes privados de los peronistas. Sus crímenes abominables que comienzan por la masacre de la Alianza y siguen con el asesinato de obreros en Rosario, Avellaneda, Berisso, Capital Federal y fusilamiento de trabajadores. Aparte de estos asesinatos en masa, el ensañamiento con los peronistas detenidos, ha sido de una crueldad inaudita. Numerosos compañeros han enloquecido y otros han muerto. Aparte de todo esto, la tiranía inaudita de estos mostruos ha im­puesto a la población el terror y, mediante él, el hambre y la miseria a toda la población proletaria, produciendo la desocupación y la des­trucción sistemática de las fuentes de trabajo nacional, para servir a los fines de la recolonización del país, por las fuerzas capitalistas que financian y dirigen este abominable acto de vandalismo inter­nacional. Se ha privado a los obreros de todos sus derechos, de todas sus organizaciones, de todos sus bienes conquistados en años de economía y esfuerzo, se ha vuelto al trabajo de explotación, con salarios de hambre frente al costo de la vida, se los ha despojado de sus diarios y sus empresas compradas legalmente, para devolverlas a los pulpos que las explotan en perjuicio del pueblo. Se ha derogado la Constitu­ción Justicialista por decreto y con ella los "Derechos del Trabajador". Ahora se deroga la independencia económica conseguida con el es­fuerzo popular de diez años de trabajo y sacrificio. Se está destru­yendo la industria argentina, a fin de someter al país a la explotación de las industrias imperialistas. Este cuadro de desolación parece imposible a sólo ocho meses de la acción de estos bandidos pero, estoy persuadido que siguen sembrando vientos y que llegará el día en que recojan tempestades. El odio y el deseo de venganza que existe hoy en millones de argentinos, ha de transformarse un día en "fuerza motriz" y esa fuerza aprove­chada a través de una buena organización ha de dar resultados ex­traordinarios. La desesperación, el odio y la venganza, suelen conci­tar fuerzas aún superiores al entusiasmo y al ideal. Los pueblos que .no reaccionan por entusiasmo sólo reaccionan por desesperación: es a lo que se está llegando en nuestro país. Los fusilamientos no harán más que acelerar el proceso. El fracaso de la asonada del 10 de junio ha sido la consecuencia del criterio militar del cuartelazo. Los dirigentes de ese movimiento han procedido hasta con ingenuidad. Lástima grande es que hayan comprometido inútilmente la vida de muchos de nuestros hombres, en una acción que, de antemano podía predecirse como un fracaso. Yo vengo repitiendo, a los mismos peronistas precipitados, que no hare­mos camino detrás de los militares que nos prometen revoluciones cada fin de semana. Ellos ven el estado popular y quieren aprove­charlo para sus fines o para servir a sus inclinaciones de "salvadores de la Patria" que un militar lleva siempre consigo. Pero aquí se trata del destino de un pueblo y no de las inquietudes o ambiciones de ningún hombre. Hace cinco meses impartí las instrucciones sobre la forma en que debíamos encarar el problema: mediante la resistencia civil. Du­rante estos cinco meses no he hecho sino repetir que los golpes mi­litares no interesaban al peronismo porque no era solución salir de las manos de una dictadura para caer en otra. Que la única solución aceptable para nosotros era la voluntad del pueblo y que para ello debíamos recurrir a las fuerzas del pueblo y no a las fuerzas milita­res. Que la acción de las fuerzas del pueblo eran operaciones de resis­tencia y no golpes de estado. Que mediante aquéllas se podría lle­gar al caos que era el único momento en que pueblo podía tomar las cosas en sus manos. Que la nuestra era una revolución social y que este tipo de revoluciones habían partido siempre del caos y, que en consecuencia, nosotros no debíamos temer al caos sino provocarlo, teniendo la inteligencia de prepararnos para dominarlo y utilizarlo en provecho del pueblo. Todo ello lo he repetido miles de veces a todos los apresurados que confiaban más en un golpe de la fortuna que en la preparación sistemática y racional de un trabajo adecuado. Desgraciadamente, el golpe fallado del 10 de junio, me ha dado la razón pero, el precio ha sido demasiado grande. Hubiera preferido equivocarme. Sin embargo, esto ha de servirnos para no insistir en un camino inconveniente. Nuestra finalidad ha de ser la Revolución So­cial, con todas sus características y con todas sus consecuencias. Para ello es menester que nos preparemos concienzudamente y que estemos resueltos a realizarla en un año, dos, cinco o diez, pero decididos a realizarla. Nada hay que pueda apurarnos en forma de poner en du­da el éxito que, por lo que estamos viendo, tenemos asegurado. Aun­que nosotros no trabajemos, tenemos allí a dos que trabajan por nos­otros: Aramburu y Rojas. Como en las demás etapas de la historia del mundo, en esta se­gunda mitad del siglo XX, se está gestando y consolidando la ideolo­gía que ha de presidir al siglo XXI, que va afirmándose en las "De­mocracias Populares" y en repudio de las "Democracias Imperiales''. En estos cincuenta años que quedan del siglo XX se han de afirmar "las horas de los Pueblos" mediante revoluciones sociales. Las ha re ¡nos nosotros o las hará el Comunismo. No volveremos al Siglo XIX es lo único que podemos asegurar, aunque los anglosajones estén em­peñados en ello. La historia no tiene reversión. Nos basta ver lo que está pasando en nuestro desgraciado país, cuyos vándalos dictato­riales se encuentran empeñados en hacernos volver sólo a 1913. Lo que ocurrirá será que ellos volverán pero el pueblo seguirá adelante y su despertar será tan trágico como grande sea el tiempo en que tarden en persuadirse de ello. Las grandes decisiones ideológicas se han de decidir en Europa. Nosotros seremos después lo que debamos ser por reflejo, ya que carecemos de luz propia. Quizá en el Siglo XXIII o XXIV nos toque a nosotros pero todavía no estamos maduros. Los yanquis están peor porque, en este sentido, han sido arrancados verdes, pero ese es otro asunto. Nos basta a nosotros saber todo esto para darnos cuenta que estamos en el camino correcto, ahora, no nos queda más que cami­nar pero caminar despacio y bien. El tiempo trabaja para nosotros, ¿a qué pretender abreviar inútilmente este tiempo que nos es favora­ble, para reemplazarlo con acciones aleatorias? Nosotros los viejos debemos saber que las grandes transformaciones que aparejan las revoluciones sociales, rara vez pueden ser ejecutadas por una sola generación. Debemos estar prontos a entregar la divisa y la bandera a los jóvenes que, templados en la lucha, serán mejores que nosotros. Cuando leo cartas como la suya, yo no tengo la menor duda de nues­tro triunfo, porque veo en ellas la superación de una nueva genera­ción que ha de perpetuarnos con sus éxitos. Debemos anhelar el éxito de una causa, mejor aun si es realizada por nuestros muchachos, porque entonces la aseguramos para siempre. Nuestro camino es simple: organizamos concienzudamente en la clandestinidad. Instruir y preparar a nuestra gente, con todo el tiem­po que sea necesario para los fines que nos proponemos, agruparnos en organizaciones disciplinadas y bien encuadradas por dirigentes ca­paces, audaces y decididos, que sean respetados y obedecidos por la masa, planificar minuciosamente la acción y preparar adecuadamente la ejecución mediante ejercitaciones y "gimnasia" permanente. Si para ello es menester utilizar al Diablo, recurrimos al Diablo oportu­namente. Para esto el Diablo está siempre preparado. Es indudable que el Movimiento Obrero, como el Movimiento Po­lítico, a pesar de los golpes sufridos y las bajas ocasionadas, deben haberse fortalecido extraordinariamente tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo. Los desaciertos políticos de estos animales nos irán haciendo cada día más poderosos y nuestra responsabilidad irá tam­bién creciendo con ello. Ahora no quedará duda de los errores y de la infamia de muchos de los dirigentes gremiales y políticos. También ustedes, los que han soportado virilmente los golpes de la canalla dic­tatorial, se han afirmado definitivamente en la dirección. Los jóvenes dirigentes estarán también firmes en el encuadramiento de la masa y muchos otros estarán aún surgiendo en las actuales circunstancias. Todo conforta, a pesar de la desgracia, pero el camino de la felicidad pasa siempre por el sacrificio. También e3 necesario que el pueblo se convenza que su liberación debe ser obra suya. Si yo, por arte de algún sortilegio, le resolviera hoy su problema le habría hecho el más flaco servicio y quizá poco tardaría en ser dominado. De qué podría valerle lo que le diéramos si no es capaz de defenderlo y mantenerlo. Los pueblos que no saben de­fender sus derechos y su libertad, merecen la esclavitud. El pueblo argentino, por primera vez en su historia política, está haciendo es­cuela de sacrificio. Nosotros los dirigentes tenemos la obligación de hacer, pero también tenemos el deber de educar. Construir para el pueblo es grande, pero mayor es aún enseñarle al pueblo a construir por sí. Por eso creo, como usted, que estos días han sido grandemente beneficiosos para nuestro movimiento que crecerá en extensión pero mucho más crecerá en profundidad moral. Nosotros estamos asistiendo a los prolegómenos de esta lucha, desarrollada por la reacción frente a los elementos entusiastas del peronismo. En ella participan nuestra juventud, los obreros que tienen conciencia y los elementos políticos que tienen arraigada la causa que nos promueve. El caos económico y las miserias y privacio­nes emergentes harán que muchos otros se incorporen a la resisten­cia. Nuestro pueblo, en una gran parte compuesto por conformistas y "panzistas", indiferentes a la lucha idealista, se sentirán tocados en sus visceras sensibles (el estómago y el bolsillo) y entonces reaccio­narán también para incorporarse. Todo ese trabajo nos queda por realizar, ayudados por la incapacidad, la ignorancia y la violencia de nuestros enemigos, que cada día se sienten más solos, en medio de su fuerza. De ahora en adelante hay que organizar la lucha integral por todos los medios. Cada hombre, cada entidad, cada gremio, cada or­ganización debe tener por finalidad la lucha. Pero es necesario que la lucha sea básicamente de guerrillas. La fuerza de la reacción no debe encontrar nunca donde golpear pero debe recibir todos los días y todo el día los impactos de la resistencia. Hay miles de formas de combatir en la clandestinidad, sin ofrecer blanco. La RESISTENCIA es una lucha intensa diluida en el espacio y en tiempo. Ella exige que todos, en todo lugar y momento se con­viertan en combatientes contra la canalla dictatorial que usurpa el Gobierno. A las armas de la usurpación hay que oponerle las armas del pueblo. El epílogo de este terrible drama que vive el pueblo argentino es el caos del cual solamente pueden salir soluciones definitivas. A él nos llevará la banda de ignorantes y bandidos' de la canalla dictato­rial. Pero, el caos será la hora del pueblo, porque destruida la fuerza y disperso el gobierno, todo quedará en sus manos. Habrá llegado la hora de la justicia. Para ello hay que dedicarse a la resistencia. Mientras ésta se realiza, las fuerza? populares deben prepararse para la segunda ac­ción: la paralización y el derrumbe. La resistencia no depende en sus resultados d¿ realizar grandes acciones de sabotaje, sino miles de acciones de todo tipo realizadas por todos individual y colectivamente. Es la suma de millones de pequeñas cosas en todo el territorio del país y en todas sus actividades, lo que hará realmente efectiva la re­sistencia. Nuestro pueblo es más apto para esta lucha subrepticia e insidiosa, que para la lucha abierta. Hay que aprovecharlo entonces. Mucho me temo que el pueblo no sea capaz de encaminar su ac­ción en la resistencia por desorganización, temor o simplemente por despreocupación en la lucha. El espíritu individualista de los hom­bres es muy poderoso, especialmente en los momentos difíciles, cuando algunos creen que solos se pueden salvar, sin darse cuenta que cuan­do una comunidad sucumbe nadie puede quedar fuera del cataclismo. En cambio la clase proletaria, que es la preferentemente perjudicada en este caso, optará por la ruina de todos si ve que 110 puede evitar su ruina. Es precisamente allí donde hay que hacer hincapié. Cuando gozamos, lo hicimos todos, ahora que hay que sufrir, suframos tam­bién todos. Este ha de ser el slogan. La RESISTENCIA ha de ser de dos tipos: 1) Resistencia Orga­nizada y 2) Resistencia individual. La resistencia organizada, es la que se realiza en distintas formas y con diversas finalidades, ya sea en el campo militar, en el económi­co, en el social y en el político. En cada uno de estos campos tiene una función y aspira a alcanzar un objetivo. Militar: copar las fuerzas que la usurpación ha puesto al servicio de los enemigos del pueblo, para volverla a su función específica, es decir al servicio del pueblo. Económica: operarla de modo que, cada día que pase, el problema de la economía nacional sea más grave para la canalla dictatorial que, al final, caerá aplastada por sus propios errores y violencias. Social: proceder de modo que este campo esté en constante per­turbación ocasionada por los paros, las huelgas, el más bajo rendi­miento, el trabajo a desgano, etc. para lo que se tienen suficientes razones: destrucción de las organizaciones, prisión de los dirigentes, salarios insuficientes, despidos en masa, trabajo sin garantía, etc. Política: mantener la permanente agitación por todos los medios, operando con las propias fuerzas e influenciando a las minorías me­diante la infiltración, la provocación, intimidación, etc. La resistencia individual que tiene acciones activas y acciones pasivas. Consiste en los actos de sabotaje (individual y colectivos) y todo ataque directo o indirecto que presuponga una acción activa. La resistencia pasiva es la que ejecutan todos, todos los días, desde que se levantan y consiste en acciones depredatorias individuales de todo tipo, murmuraciones, protestas, rumoree, panfletos, perturba­ciones de todo orden, etc., etc. Si estas acciones se organizan bien y se realizan por todos los peronistas todos los días y en todas partes, la canalla dictatorial no puede resistir mucho tiempo y si lo resisten ellos, será el país el que no la pueda resistir, en Cuyo caso se llegará al caos por otro camino. En vez de pensar en revoluciones militares, es decir oponer la fuerza a la fuerza en una decisión de conjunto, el pueblo tiene que hacer guerra de guerrillas, que en la resistencia se caracteriza por la acción de todos sumada. Esta lucha puede organizarse y realizarse sin peligro porque en caso alguno se trata de una violencia conjunta sino de la suma de millones de pequeñas violencias cometidas cuando nadie nos ve y nadie puede reprimirnos, pero que, en cambio, en con­junto, representa una gran violencia por la suma de sus partes. El efecto es tremendo. De cualquier manera, si mediante este procedimiento combativo, no llegáramos a provocar lo que anhelamos, prepararíamos en la me­jor forma las condiciones para hacerlo después, cuando las circuns­tancias nos sean más propicias. Nuestro objetivo debe ser impertur­bable ya sea en el tiempo como en las circunstancias. Trabajando siem­pre por lo mismo, llegará un día en que lo haremos. En esta lucha no vence el que tenga mayores medios de fuerza sino mayor voluntad de vencer y más perseverancia para lograrlo. Esa debe ser nuestra decisión y nuestro empeño permanente. Perón

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Carta a Jorge Antonio (01-06-1973)

Madrid, 1 de Junio de 1973. Señor Don Jorge Antonio.Querido Jorge:Le envío ésta con Giménez para avisarle que voy a viajar a Barcelona para que nuestro amigo el Doctor Puigvert se dé el "gusto" de hacerme otro "pinchazo" y una revisión.Me preocupa la Patria y, en consecuencia, la salud que necesito para servirla. No quiero alarmarle, pero en la estrategia, como en la medicina, es mejor prevenir que curar. La condu­cción superior impone planificar y no improvisar. Son muchos los que andan con su "gallito bajo el brazo" y habrá que sacarles la careta. Pocos son los hombres que me quedan en reserva y entre estos cuento con Usted y el camarada Dalla Tea, hombre éste que por su formación, el prestigio ante sus pares y el amor a la Patria que me ha venido demostrando en las conversaciones que hemos tenido desde que Usted me lo trajera, lo evidencian para la acción futura.Mi opinión, en lo fundamental, es la necesidad de unir y, en ésta tarea, para las necesidades futuras, me anticipo a pedirle a Usted, y a la vez al Coronel Dalla Tea, que ante cualquier emergencia, no deben perder el menor tiempo porque el "hierro se ha dé doblar en caliente". La excelente situación no debe malograrse; éllo me da autoridad para responsabilizarlos en continuar la tarea de conseguir la unidad nacional, unir Pueblo y Ejército, evitar la violencia. Hay que seguir uniendo a los nuestros, a los enemigos —a los que nunca hay que menos­preciar- UNIR, nunca dividir. En los sindicalistas no encontra­rán problemas, éllos solos se unirán, la unión de que siempre les he persuadido los hará fuertes. Al Pueblo hay que darle Paz y prosperidad; hay que sacarlo de ese pozo en que lo han sumido una pequeña camarilla de "milicos" que no han estado en la grandeza y han permitido la descapitalización y el colonialismo.Usted y el camarada Dalla Tea, si algo pasara, deberán de ser solo Padre Eterno que bendice "urbe et orbi" que es la única forma de unir. Para ello tendrán que soportar de todo, desde la insolencia hasta la impertinencia; pero bien vale la pena para la tarea a que los emplazo de unir a todos: Pueblo y Ejército, cortando inexorablemente todo movimiento provocativo de dividir, arma que siempre usaron los Gobiernos de turno.En política, no me cansaré de repetirlo, hay la necesidad de agotar todos los medios que conduzcan hacia la unidad y solidaridad de todos los argentinos.A mi regreso de Barcelona, si todo sale bien, le telefonearé para que nos podamos encontrar e interiorizaarle, antes de mi marcha, de cómo veo las cosas y cuales son mis proyectos inmediatos.Cariños para los pibes y un gran abrazo para Usted.Firmado: Juan D. Perón

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Carta al Dr. Don Carlos A. Juárez (30-08-1971)

Madrid, 30 de agosto de 1971 Sr. Dr. Don Carlos A. Juárez. Buenos Aires.Querido Compañero y Amigo:Por mano y amabilidad del compañero Campos he recibido su amable carta del 23 de agosto próximo pasado, y le agradezco el recuerdo y saludo que retribuyo con mi mayor afecto.Comparto todos sus atinados juicios sobre la situación argentina y le felicito por su empeño en la preparación de nuestra acción política en Santiago del Estero. Nunca como ahora ha sido más necesaria la unidad, solidaridad y organiza­ción de nuestro Movimiento. No es hora ya de contemplar pequeñas diferencias entre nosotros cuando estamos por jugar el destino de la Patria y de nuestro Movimiento. Ya tendremos tiempo de discutir nuestras pequeñas diferencias cuando ha­yamos vencido al enemigo que tenemos al frente. Lo primero es vencer, porque ningún peronista puede pensar en realizarse en un Movimiento Peronista que no se realice.Desde aquí estoy siguiendo los acontecimientos que han de afirmar o desvirtuar las promesas de la dictadura militar y, sobre asunto; el compañero Campos le podrá hacer escuchar una cinta magnetofónica que lleva y contiene dos puntos distintos:1. Nuestro Punto de vista sobre la situación argentina, y2. La preparación humana y técnica para el futuro. Le ruego que la escuche. La primera es la contestación por memorándum que yo di al Embajador argentino en Madrid, y la segunda son observaciones que me sugiere la necesidad actual sobre la preparación humana y técnica para preparar la toma del poder.Espero que toda nuestra gente se de cuenta exacta del momento que el país está viviendo y de la perentoria necesidad de que nos pongamos en serio a trabajar, cada uno en su tarea, a fin de presentar el mejor frente de acción o de lucha, según sean las circunstancias que los hechos nos presenten en el futuro inmediato. Hasta ahora todo ha sido posible. Desde ahora solo la solidaridad, la unidad y la organización serán los factores determinantes de un éxito que, estando ya en nuestras manos, no podemos desperdiciar por atender cuestiones secundarías.Le ruego que salude a los compañeros y acepte, junto con mi saludo más afectuoso, mis mejores deseos.Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón

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Carta a Don César Enrique Aranguren (04-12-1966)

Madrid, 4 de octubre de 1966. Señor Don César Enrique Aranguren. Buenos AiresMi querido amigo:He recibido su amable carta acompañada del libro: "Cancio­nero de Perón y Eva Perón", y le agradezco el recuerdo así como retribuyo su saludo con mis afectos más sinceros. No puedo tampoco dejar de hacerle llegar mi enhorabuena por estas publicaciones destinadas, como dice el Prólogo, a documentar una época argentina que muchos han tenido el vano intento de borrar.Hace ya tiempo que encargué a algunos peronistas intere­sados en lo mismo, la tarea de hacer una recopilación de Informes sobre los compañeros que habían Sido perseguidos en distintas formas, encarcelados y aun torturados en los tiempos del "Aramburato" y el Plan Conintes, a fin de que tales hechos no quedaran borrados por el tiempo y la desaparición paulatina de sus actores. No sé qué habrá sido de este trabajo, pero entiendo que algo se había hecho y me parece que no estaría demás intentar por lo menos realizarlo publicitariamente a fin de que se conozca una realidad que ahora trata de ocultarse. Como la historia del futuro ha de estar interesada en penetrar los acontecimientos relativos a esta época, no sería posible hacerlo sin el testimonio interesante de los que sufrieron en carne viva, y que, como una lección de los tiempos, se oponga a que en la Patriá vuelvan a repetirse hechos tan ignominiosos.Sería un gran placer poderle recibir en Madrid para charlar se ore este asunto y si como me lo promete, viaja a ésta, le estaré esperando. Le ruego que me haga saber cuando viaje. He estado siempre interesado vivamente en la tarea que Ustedes realizan porque muchos aspectos de la vida y de la historia dependen de los que se dedican a realizarlas o historiarlas. También considero que, contemporáneamente, la mejor historia es la que se limita a documentar hechos que, el tiempo muchas veces se encarga de deformar y aun de desvirtuar. Si este momento no es oportuno para juzgar porque no ha transcurrido el tiempo suficiente de madurez, no habrá otro mejor para documentar los hechos o sucedidos.Le ruego que haga llegar al amigo Julio Darío Alessandro mis plácemes por el excelente trabajo realizado en la búsqueda y compilación de un material tan importante como difícil de reunir. De la misma manera a todos los colaboradores mis aludos más afectuosos y mis felicitaciones. El libro es atrayente y pone de manifiesto un aspecto anímico y literario un tanto desconocido en su conjunto de nuestras cosas justicialistas y, en especial, de la fuerza motriz que impulsó muchas de nuestras cosas. Ese motor era una mística popular desconocida para muchos e incomprensible para otros. Creo que se trata de una obra de verdadero aliento y si, como se manifiesta, se completa en una colección, documentaría una gesta anónima que, no tengo la menor duda, ha de marcar una época en la acción publicitaria de este tiempo tan gastado en falsificar las cosas y; en deformar los hechos.Le agradeceré igualmente que, si consideran de actualidad algo que yo pueda hacer con el mismo fin, me consideren a la orden. Un millón de gracias por todo.Un gran abrazoFirmado: Juan Perón

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Carta a John W. Cooke (12-06-1956)

12 de junio de 1956 Mi querido compañero y amigo:Contestando su carta del 20 de mayo próximo pasado le adjunto una comunicación con mis puntos de vista sobre la actual situación, como asimismo sobre la conducta que debemos seguir según mi manera de apreciar las actuales circunstancias.El golpe militar frustrado el 10 de junio es una consecuencia ló­gica de la falta de prudencia que caracteriza a los militares. Ellos están apurados, nosotros no tenemos por qué estarlo. Esos mismos militares que hoy se sienten azotados por la injusticia y la arbitrariedad de la canalla dictatorial, no tenían la misma decisión el día 16 de setiem­bre, cuando los vi titubear ante toda orden y toda medida de repre­sión a sus camaradas que hoy los pasan por las armas.Yo no he querido decir la verdad de por qué no se accionó decidi­damente contra los rebeldes de Córdoba y de Bahía Blanca. Tanto Lucero como Sosa Molina se opusieron terminantemente a que se los entregaran armas a los obreros; sus generales y sus jefes defeccio­naron miserablemente, si no en la misma medida que en la Marina y en la Aviación, por lo menos en forma de darme la sensación que ellos preferían que vencieran los revolucionarios (sus camaradas) antes que el pueblo impusiera el orden que ellos eran incapaces de guardar e impotentes de establecer. El propio jefe de operaciones de Lucero era un traidor que estaba saboteando la conducción de la represión. Los revolucionarios lo nombraron después jefe de las tropas blindadas.Qué fe puedo tener yo en la acción de esos militares que no su­pieron cumplir antes con su deber de jurado. Si ellos hacen ahora algo es porque están enconados con sus ex-camaradas que los expulsaron del Ejército, cosa que ellos no esperaban. Si yo no me hubiera dado cuenta de la traición y hubiera permanecido en Buenos Aires, ellos mismos me habrían asesinado, aunque sólo fuera para hacer méritos con los vencedores.Algún día yo podré hablar con claridad sobre estos puntos que de­liberadamente he dejado para después, en forma de que, enfriado, no pueda cometer alguna injusticia en mi opinión. Pero de muchos, ya tengo firme opinión formada como traidores, como cobardes y como felones, aparte de otros que, como Sosa Molina, han sido incapaces de comprender lo que estábamos realizando para el pueblo y consi­deraron en los momentos decisivos que valía más el buen nombre de un Ejército (que hoy está demostrando que es inmerecedor de ese honor) que el destino de nuestro pueblo que estaba en peligro. Todos ellos han sido sancionados por los hechos de manera que no puedan olvidarlo nunca más. Lástima que ya no les servirá de nada.Ni yo he renunciado a luchar, ni he sido tan débil como algunos creen. He sido traicionado o por la mala fe de algunos o por la estú­pida ingenuidad de otros. Yo no acuso de traidores a mis ministros que fueron fieles, pero sí los acuso de haberme impedido de usar al pueblo para la defensa, con el tonto concepto de que lo harían las fuerzas militares que, en la prueba, demostraron que no valían nada o no querían defender al pueblo. Esa es la verdad, dura pero la verdad. Yo debía haberlos destituido, pero desgraciadamente ya era tarde.Ahora, sus camaradas, hasta tengo entendido que los han casti­gado corporalmente y que es difícil que sobrevivan a esta prueba: eso les ocurre por creer en un honor que no se realiza. A nuestros años, el que no ha aprendido que el honor es muy relativo en las personas, es un "pajarito en polenta". El 16 de setiembre, todos los juramentos y todas las palabras de honor se quebrantaron por lo menos en los hechos. No había con quien hacer frente a cuatro locos revoluciona­rios. Las tropas que marcharon a reprimir no llegaron nunca y des­pués he sabido que estaban vivaqueando a pocos quilómetros del ene­migo y sus comandos escondidos para que no los encontraran, como pasó con el General Moschini que venía del Norte y el General Morelo que dijo que le era indiferente pelear por los revolucionarios o el Gobierno y se quedó durmiendo debajo de un árbol.Usted imaginará querido amigo cuánta amargura hay en todos mis recuerdos. Esos pillos, que se hacen llamar camaradas, son cual­quier cosa menos eso. Yo no tengo más camaradas que los hombres del pueblo que están dispuestos a todo sacrificio por servirlo. Mis cama­radas son ustedes. Si algún día el Ejército quisiera devolverme el grado que estos canallas me han quitado, después de cuarenta y cinco años de servicios continuados, les arrojaría a la cara el nombramien­to, porque yo no quisiera pertenecer más a una institución deshonra­da y envilecida por sus propios Generales, que demostraron ser cual­quier cosa menos hombres de guerra y de deber.Yo he estado un poco enfermo estos últimos días pero creo que sea sólo una gripe pasajera que aquí, suele dar con violencia inusi­tada, debido a este clima terrorífico. El ánimo va todo lo bien que puede ir en las circunstancias que vivimos. Mi fortuna más grande es sin duda mi sistema nervioso que me ha permitido en todas las ocasiones sobreponerme a las cosas y a los hechos.Es indudable que estoy un poco viejo y eso me hace pensar que ustedes deben irse preparando para tomar la manija. Hombres como usted, que han sido moldeados por todas las pruebas, son los que el Movimiento necesita en esta nueva etapa de su desenvolvimiento, que ha de ser cruenta y difícil. Pero lo peor ya ha pasado. No se apu­ren y vayan despacito, si quieren llegar lejos. Está bien que los vie­jos se apuren porque la visión de la tumba les perturba la calma, pero, los muchachos jóvenes tienen una vida por delante. No olvide mi consejo: no se apure. Los políticos apresurados son políticos fra­casados.Me llena de satisfacción lo que usted me dice de los muchachos dirigentes que, a pesar del rigor de la canalla dictatorial, se mantie­nen firmes y decididos. Ellos, como usted, son la esperanza de nues­tro Movimiento. Nosotros, quemados en la etapa inicial, sólo queda­remos para formar las bases tradicionales del Movimiento. Ustedes, los jóvenes, que hayan demostrado poseer suficiente "óleo sagrado de Samuel", serán los triunfadores y gozarán de la gloria, después de haber sufrido las heridas de la lucha.Yo me siento feliz de poder entregar a ustedes todo lo que he hecho que subsistirá a pesar de la canalla dictatorial y sus persecu­ciones. Yo lo he perdido todo, pero nunca luché por nada mío. Hoy, que poseo sólo lo que llevo conmigo, me siento más libre y más feliz. Sólo me interesa lo que ha perdido el pueblo que hay que reconquis­tarlo de cualquier manera con el pueblo mismo: ese es el objetivo de nuestra lucha y, no teniendo nada nuestro, lo podremos defender me­jor y con más decisión.Le ruego que haga llegar mi abrazo más afectuoso a los compa­ñeros que allí, con usted, comparten el honor del sacrificio por el pue­blo. La canalla dictatorial podrá mentir cuanto quiera, pero nunca sus mentiras podrán tapar la verdad. Nosotros seremos siempre los defensores del pueblo y ellos serán sus tiranos; nosotros somos los que luchamos por la justicia social y ellos los que han vuelto a la explotación de los trabajadores; nosotros hemos sido los que arroja­mos a los imperialistas y ellos los que los han introducido de nuevo; nosotros representamos el gobierno legal del pueblo, ellos son los usurpadores, asesinos y ladrones.Acepte un abrazo muy afectuoso.PERON

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Carta al Director de "Imagen del país" Don Ezequiel o Perteagudo (17-10-1972)

Madrid, 17 de octubre de 1972 Señor Director de "Imagen del país" Don Ezequiel o Perteagudo Buenos Aires.Mi querido amigo:Junto a ésta, dirijo otra al compañero doctor D. Héctor J. Cámpora, para que tome contacto con Usted. La finalidad de este enlace es para coordinar el trabajó en la búsqueda de colaboración política con los diferentes Jefes de los distintos partidos que, por su actual posición, pueden formar un Frente unido contra la actual dictadura y sus maniobras fraudulentas en busca de burlar la voluntad popular.No es un secreto para nadie que los órganos políticos del actual gobierno, a través de un alambicado proceso electoral, tratan de desvirtuar una realidad que no les es propicia y, para ello, están echando mano a cualquier subterfugio o triquiñuela, aunque sean groseros, para desviar los resultados electorales. Pienso que ello no podrá sino producir nuevas frustraciones y consecuencias que serán muy perjudiciales para el país. Es pensando en ello que el Movimiento Nacional Justicialista ha presentado sus exigencias, comprimidas en diez puntos esen­ciales que configuran exigencias mínimas para evitarlo.No sabemos aún cuáles serán los recursos que la dictadura pondrá en ejecución para evitar tenerse que poner en la buena senda del "juego limpio" que prometieron, pero que no cumpli­eron en manera alguna. Es precisamente para apoyar nuestras exigencias que necesitamos que, en lo posible, todos los partidos políticos, dirigentes y aún "sellos" quecomparten la decisión de exigir "jueg limpio" verdadero, se unan para una acción común, que no reclamará sino honestidad en los procedimientos.Creo que nada puede ser más honrado como conducta política. Tampoco nada se podrá conseguir como soluciónestable y permanente, como no sea basado en la más absoluta corrección de procederes y procedimientos. Trabajar para el país, en los momentos actuales, ha de ser unirse en procura de evitar futuras frustraciones que lleven al país hacia un nuevo desastre como el que estamos presenciando.Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón

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Carta al Dr. D. Joaquín Díaz de Vivar (19-08-1971)

Madrid, 19 de agosto de 1971. Señor Dr. D. Joaquín Díaz de Vivar. Buenos Aires Mi querido amigo:He recibido y contesto su amable carta del 12 de junio y comienzo por pedirle disculpas por la tardanza, pero recién la he recibido por conducto de Jorge Antonio, adonde Usted sin duda la dirigió. Le agradezco las informaciones en élla contenidas que me confirman mis anteriores convicciones.Tal como se presentan los hechos en la evolución de la situación argentina, todo parece confirmar cuánto había intuido desde el comienzo: una situación perentoria que obliga a la "normalización institucional del país", dentro de la cual la dictadura militar se inclina a maniobrar a fin de poder cumplir sus designios y los que, como factores internos y externos, presionan.Pero, por sobre la casuística gubernamental están los he­chos: o Lanusse da elecciones inmediatas como solución del problema político o se colocará en una situación muy peligrosa porque el tiempo comienza a jugar decisivamente. O se llama a elecciones en el menor plazo posible o los propios militares que ¡ conspiran pueden arrojarlo del poder de la misma manera que él arrojó a Onganía y a Levingston, dos señores que tampoco se ocuparon del tiempo, pensando que ellos podrían neutralizarlo : mediante una habilidad que brilló por su ausencia mientras gobernaron. En el caso Lanusse puede pasar lo mismo si insiste en seguir perdiendo el tiempo que hoy, más que nunca, resulta I valioso y decisivo.Por eso, el apuro no debe ser nuestro sino de ellos porque el tiempo ha comenzado a jugar a nuestro favor y al de nuestro Pueblo. Si la mala intención los impulsara a proceder mal es probable que sucumban víctimas de su propio mal procedi­miento. En la acción política hay cosas que no se pueden hacer por la fuerza, menos aún cuando, como en el caso de Lánusse, solo se dispone de una fuerza demasiado aleatoria.En medio de todo, si el factor tiempo es esencial, no lo es menos el "juego limpio" prometido que, hasta este momento, no se ha hecho presente en ninguna circunstancia. Pero, como en todas las cosas, en la política, "la mentira tiene patas cortas" y estos no son momentos ya para ensayar sofismas de dudosa calidad. El "Gran Acuerdo Nacional" va resultando así un verdadero pozo de sorpresas.Frente a cuanto está ocurriendo, tengo la impresión de que tanto Lanusse como su "morganático" Ministro del Interior están "tirando a la larga", sin percatarse que en el pecado llevan la penitencia. Como quiera que sea, nosotros debemos res­ponder a éso con una conducta adecuada: si se normaliza la situación institucional del país, entregando el Gobierno durante el año 1972, podremos apoyar a la actual dictadura militar para que lo haga pero, si ese plazo se alarga, deberemos apoyar a los que están dispuestos a echarlo por la fuerza.160Este es un problema que la dictadura tiene con el Pueblo Argentino, no' con Perón y es a ese Pueblo al que ha de responderle en hechos, no con promesas: que se convoque a elecciones libres, sin limitaciones, proscripciones ni "trampitas" pre o pos electorales; que se realicen de inmediato y que se entregue el Gobierno al que gane, junto con el Poder para que las Fuerzas Armadas puedan regresar a sus cuarteles, de donde no debieron haber salido nunca para enfrentarse con su Pueblo. Si estas cosas no se arreglan así, la dictadura militar debe considerar como un hecho insoslayable la continuación de la lucha por todos los medios a nuestro alcance.CORRESPONDENCIA IIIEstas mismas palabras la he hecho llegar a la dictadura militar y espero que, por su bien, las tengan en cuenta, desde que están dichas con la más buena intención. Sobre lo que se refiere a las "cuestiones personales de Perón", también les he aclarado que "no cuentan", porque aunque me correspondan muchas cosas legalmente, si la dictadura las niega, es ya cuestión de su conciencia y no de la mía. Otro tanto ocurre con la devolución del cadáver de Eva Perón, profanado por los mismos que hoy usurpan el poder: todo depende de que ellos quieran librarse, aunque sea en parte, de tan infamante acusación. En consecuencia, Perón no pide ni acepta nada. Hacer de ésto motivo de negociación sería un intento de soborno, que no estoy dispuesto a consentir.En cuanto Usted que ha conversado con el Doctor Mor Roig, como verá si insiste en las mismas cuestiones: él quiere saber si yo aspiro a ser nuevamente Presidente porque, según él, mi renuncia sería prenda de paz. Ahora yo le pregunto ¿para qué quieren que yo renuncie? ¿Es que tienen en proyecto injertar a un General? No se habrán dado cuenta todavía que el Pueblo Argentino no votará por un General, después de lo que los generales han hecho con el país y con su propia institución. El Doctor Mor Roig se destruirá si sigue en sus inocentes pretensiones de servir intereses que no son los que corresponden a las aspiraciones del Pueblo Argentino.161Bueno amigo Díaz de Vivar: creo que le he dado la lata: disculpas por ello. Pero, creo que las cosas están demasiado claras como para que ahora pretendan hacernos comulgar con ruedas de carretas. Usted imaginará las pocas ganas que yo puedo tener de ser nuevamente Presidente, pero, lo que no acepto, es que quieran imponérmelo quienes no tienen el menor derecho de hacerlo. Si he de aceptar es una cuestión puramente mía, como así mismo si he de negarme a hacerlo es cuestión en la que nadie debe intervenir: ¿no se ha prometido que el asunto electoral será sin limitaciones ni proscripciones? Le ruego que, junto con mi saludo más afectuoso, quiera aceptar mis mejores deseos. Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón

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Carta al Doctor D. Alberto Baldrich (25-06-1966)

Madrid, 25 de junio de 1966 Señor Doctor D. Alberto Baldrich. Buenos AiresQuerido Alberto:A pesar de la premuraRodríguez Vigil regresa de inmediato, no deseo que lo haga sin llevarse mi palabra y mi saludo más afectuoso.Me parece magnífica la idea de Capella .1 que le he firmado mi adhesión como un soldado más. Hace veinticinco años nacía en el Ejército el G.O.U. y de él nació también el peronismo. La resurrección del Peronismo castrense es el mejor regalo que podían hacerme los camaradas.Le felicito y agradezco en nombre de todo el Movimiento su admirable obra en provecho de una elevación intelecual y doctrinaria del Peronismo. Su incansable acción y el talento con que la realiza son circunstancias que rara vez se unen. Por eso tengo fe en el triunfo de sus empeños y fatigas.Estoy recibiendo las noticias de lo que en la Patria pasa y espero que todo sea para bien. Nos está haciendo falta.He conversado largo con Rodríguez Vigil y él le contará. Saludos a todos los amigos y compañeros.Un abrazo.Firmado: Juan Perón

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Actualidad desde una concepción peronista

  • Gestión Pública Ambiental: de la “Zoncera” del desarrollo sustentable hacia una doctrina nacional para la preservación de nuestros recursos naturales.*

    Gestión Pública Ambiental: de la “Zoncera” del desarrollo sustentable hacia una doctrina nacional para la preservación de nuestros recursos naturales.*

    Artículo 40 - ... “Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias…”

                                                                       (Del artículo 40 de la Constitución de 1949)

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  • A los 71 años, falleció el escritor Ernesto Goldar *

    A los 71 años, falleció el escritor Ernesto Goldar *

    Ernesto Goldar, escritor, poeta y ensayista, murió ayer en su casa de Barrio Norte a los 71 años a causa un infarto, según informó su compañera Silvia Landini.

    "Ernesto tuvo una vida dedicada a la literatura y a la política, son las cosas por las que vivió y por las que lo acompañé, ésa es la realidad y como quiero que se recuerde", dijo Silvia, compañera de vida desde 1983.

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  • Calando el malanfio que se viene

    carloslemaQue hay detrás de Un Coronel a un General de la Nación, hay un Pueblo y un 17 de Octubre de 1945. De la misma forma es que después del 2007 hubo un Presidente que ordenó al Jefe del Ejercito, bajar las imágenes de sendos Generales de la Galería de Honor en la ESMA. Para que de allí desaparezcan por Desprestigiar a las Fuerzas.

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  • La inteligentzia

    facundomoyanoCon el nacimiento del Peronismo y su proceso de transformación revolucionario, que conquistó la Justicia Social e incorporó a los trabajadres como pilar fundamental de la Patria, también nació un sector de la clase media que se sintió agredido por el avance de los trabajadores, los descamisados y los más postergados en la vida política del país. " LA INTELLIGENTIZIA ", desde el profesor universitario, al maestro de escuela, pasando por el grueso de los profesionales, PERIODISTAS, artístas, se resintió en su subjetividad de depositario de la "CULTURA" y fabricó una interpretación a la medida de sus aptitudes, de IZQUIERDA a DERECHA y sin que sus diferecncias doctrinarias impidieran la unanimidad del pensamiento.

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  • SURGE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL DIRIGIDO POR LOS ILLUMINATI

    SURGE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL DIRIGIDO POR LOS ILLUMINATI

    Muchos hablan del Nuevo Orden Mundial(NOM) pero pocos conocen sus orígenes que en un primer momento manifestaban oponerse a que la mujer se educara, a no dejarse llevar por la fe religiosa, a que los estados no puedan tener preponderancia sobre los valores de los pueblos y por supuesto estaban contra lo que hoy de denomina La Ley de Géneros.

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  • La batalla de la Capital

    El kirchnerismo se pregunta cómo puede ser que la Capital Federal, una ciudad llena de intelectuales, artistas, pensadores, clase media progresista e inteligente, omita votar al profesor Daniel Filmus y prefiera a alguien tan tosco y frívolo como Mauricio Macri, a quien consideran alejado de toda epopeya política, de toda militancia revolucionaria y de toda sensibilidad hacia lo popular.

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  • Nosotros, los querellantes*

    jorge gilesLos mismos que chocaron el país hace diez años, arrojando a la calle millones de víctimas sociales, pretenden hoy aparecer como "carmelitas descalzas" ante la tragedia ferroviaria de la estación Once.

    Sin embargo, la indignación por el impudor que demuestran estos lenguaraces del monopolio, los presuntos "intelectuales" del viejo poder y los oportunistas de la vieja política, no debería impedirnos hacer un análisis objetivo del país donde se produjo esta desgracia que nos enluta a todos.

    Está claro que los poderosos intereses que intentan voltear este modelo de desarrollo económico con inclusión social, ven en cada suceso, sea bueno o trágico, una posibilidad de producir una grieta, una fuga, una oportunidad para desgastar y quebrar la marcha del proyecto iniciado en el 2003 por Néstor Kirchner y continuado por Cristina.

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  • ¿El turno de Isabel Perón?

    ¿El turno de Isabel Perón?

    Evidentemente nadie pretende mas que los peronistas que se cumpla con la Justicia, De hecho los peronistas fuimos los mas perjudicados en cada quiebre del orden jurídico. Sin embargo este pedido de detención en el mejor de los casos, un vedetismo jurídico, de un juez que más que aclarar el caso de la desaparición de un compañero busca hacerse famoso. En primer lugar porque la señora de Perón en ningún momento planteó la voluntad de no presentarse a declarar en España, menos aun fugarse de la Justicia.

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  • El futuro descansa en los trabajadores unidos y organizados

    Transito el tramo final de vida. Si bien sólo es Dios el que fija la hora de la partida desde este mundo, cuando se ha caminado por el mismo durante más de tres cuartos de siglo, cabe suponer que ha de llegar la hora del descanso.

    El General Perón, con quien tuve el privilegio de compartir la vida, en sus momentos más graves y difíciles, enfrentando insospechadas vicisitudes del destierro en Panamá, Venezuela y República Dominicana, solía reflexionar sobre la necesidad de estar siempre preparados para presentarse ante ese desconocido, pero insobornable tribunal al que nos llaman.

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  • El trasvasamiento generacional... ¿Y si lo hacemos tirando todos los dias un viejo por la ventana?

    El trasvasamiento generacional... ¿Y si lo hacemos tirando todos los dias un viejo por la ventana?

    "El peronismo será revolucionario,
    o no será nada"

    Polemizar era la una de las experiencias más formadoras en épocas donde la política formaba parte fundamental en la construcción de la sociedad en su conjunto, y no como hoy de cierta "elite" a la que se le brinda esta posibilidad de participar, mediante la venia de algún que otro "tilingo".

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  • Voto: De la ley 13.010 con Evita al sufragio optativo a los 16 años

    Voto: De la ley 13.010 con Evita al sufragio optativo a los 16 años

    Una larga lucha posibilitó el ejerció del sufragio. De las elecciones en el Cabildo a los votos condicionados por la oligarquía porteña, pasando por las elecciones populares junto a las tacuaras alzadas de las montoneras reafirmando el liderazgo de los caudillos.

    Caseros y Pavón mediante, el Patriciado prefirió la formalidad republicana con restricciones al derecho de votar. Con el tesón de Yrigoyen y la lucidez de Sáenz Peña se impulsó la ley homónima de voto secreto y obligatorio. Nuevos actores participaron de la comunidad política, contando con el rechazo de los factores de poder expresado en el golpe del '30.

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