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Carta al Dr. D. Joaquín Díaz de Vivar (19-08-1971)

Madrid, 19 de agosto de 1971. Señor Dr. D. Joaquín Díaz de Vivar. Buenos Aires Mi querido amigo:He recibido y contesto su amable carta del 12 de junio y comienzo por pedirle disculpas por la tardanza, pero recién la he recibido por conducto de Jorge Antonio, adonde Usted sin duda la dirigió. Le agradezco las informaciones en élla contenidas que me confirman mis anteriores convicciones.Tal como se presentan los hechos en la evolución de la situación argentina, todo parece confirmar cuánto había intuido desde el comienzo: una situación perentoria que obliga a la "normalización institucional del país", dentro de la cual la dictadura militar se inclina a maniobrar a fin de poder cumplir sus designios y los que, como factores internos y externos, presionan.Pero, por sobre la casuística gubernamental están los he­chos: o Lanusse da elecciones inmediatas como solución del problema político o se colocará en una situación muy peligrosa porque el tiempo comienza a jugar decisivamente. O se llama a elecciones en el menor plazo posible o los propios militares que ¡ conspiran pueden arrojarlo del poder de la misma manera que él arrojó a Onganía y a Levingston, dos señores que tampoco se ocuparon del tiempo, pensando que ellos podrían neutralizarlo : mediante una habilidad que brilló por su ausencia mientras gobernaron. En el caso Lanusse puede pasar lo mismo si insiste en seguir perdiendo el tiempo que hoy, más que nunca, resulta I valioso y decisivo.Por eso, el apuro no debe ser nuestro sino de ellos porque el tiempo ha comenzado a jugar a nuestro favor y al de nuestro Pueblo. Si la mala intención los impulsara a proceder mal es probable que sucumban víctimas de su propio mal procedi­miento. En la acción política hay cosas que no se pueden hacer por la fuerza, menos aún cuando, como en el caso de Lánusse, solo se dispone de una fuerza demasiado aleatoria.En medio de todo, si el factor tiempo es esencial, no lo es menos el "juego limpio" prometido que, hasta este momento, no se ha hecho presente en ninguna circunstancia. Pero, como en todas las cosas, en la política, "la mentira tiene patas cortas" y estos no son momentos ya para ensayar sofismas de dudosa calidad. El "Gran Acuerdo Nacional" va resultando así un verdadero pozo de sorpresas.Frente a cuanto está ocurriendo, tengo la impresión de que tanto Lanusse como su "morganático" Ministro del Interior están "tirando a la larga", sin percatarse que en el pecado llevan la penitencia. Como quiera que sea, nosotros debemos res­ponder a éso con una conducta adecuada: si se normaliza la situación institucional del país, entregando el Gobierno durante el año 1972, podremos apoyar a la actual dictadura militar para que lo haga pero, si ese plazo se alarga, deberemos apoyar a los que están dispuestos a echarlo por la fuerza.160Este es un problema que la dictadura tiene con el Pueblo Argentino, no' con Perón y es a ese Pueblo al que ha de responderle en hechos, no con promesas: que se convoque a elecciones libres, sin limitaciones, proscripciones ni "trampitas" pre o pos electorales; que se realicen de inmediato y que se entregue el Gobierno al que gane, junto con el Poder para que las Fuerzas Armadas puedan regresar a sus cuarteles, de donde no debieron haber salido nunca para enfrentarse con su Pueblo. Si estas cosas no se arreglan así, la dictadura militar debe considerar como un hecho insoslayable la continuación de la lucha por todos los medios a nuestro alcance.CORRESPONDENCIA IIIEstas mismas palabras la he hecho llegar a la dictadura militar y espero que, por su bien, las tengan en cuenta, desde que están dichas con la más buena intención. Sobre lo que se refiere a las "cuestiones personales de Perón", también les he aclarado que "no cuentan", porque aunque me correspondan muchas cosas legalmente, si la dictadura las niega, es ya cuestión de su conciencia y no de la mía. Otro tanto ocurre con la devolución del cadáver de Eva Perón, profanado por los mismos que hoy usurpan el poder: todo depende de que ellos quieran librarse, aunque sea en parte, de tan infamante acusación. En consecuencia, Perón no pide ni acepta nada. Hacer de ésto motivo de negociación sería un intento de soborno, que no estoy dispuesto a consentir.En cuanto Usted que ha conversado con el Doctor Mor Roig, como verá si insiste en las mismas cuestiones: él quiere saber si yo aspiro a ser nuevamente Presidente porque, según él, mi renuncia sería prenda de paz. Ahora yo le pregunto ¿para qué quieren que yo renuncie? ¿Es que tienen en proyecto injertar a un General? No se habrán dado cuenta todavía que el Pueblo Argentino no votará por un General, después de lo que los generales han hecho con el país y con su propia institución. El Doctor Mor Roig se destruirá si sigue en sus inocentes pretensiones de servir intereses que no son los que corresponden a las aspiraciones del Pueblo Argentino.161Bueno amigo Díaz de Vivar: creo que le he dado la lata: disculpas por ello. Pero, creo que las cosas están demasiado claras como para que ahora pretendan hacernos comulgar con ruedas de carretas. Usted imaginará las pocas ganas que yo puedo tener de ser nuevamente Presidente, pero, lo que no acepto, es que quieran imponérmelo quienes no tienen el menor derecho de hacerlo. Si he de aceptar es una cuestión puramente mía, como así mismo si he de negarme a hacerlo es cuestión en la que nadie debe intervenir: ¿no se ha prometido que el asunto electoral será sin limitaciones ni proscripciones? Le ruego que, junto con mi saludo más afectuoso, quiera aceptar mis mejores deseos. Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón

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Carta a la Señorita Dalila Inés Fernícola (27-10-1966)

Madrid, 27 de octubre de 1966 Señorita Dalila Inés Fernícola. Buenos AiresMi querida compañera:Por mano y amabilidad del compañero Vicente he recibido su carta e informe del 20 de octubre y le agradezco su saludo que retribuyo con mi mayor afecto.Percibo las dificultades del trabajo de la Comisión Pro-re- tornoupero aprecio el esfuerzo de los buenos peronistas que no dudo han de triunfar sobre los derrotistas y los malos peronistas que solo se ocupan de sus apetitos personales, como si fuera posible que éllos se realizaran en un Movimiento que no se realice.El compañero Vicente podjrá explicarle de viva voz cuanto hemos conversado a este respecto pues la premura del tiempo me impide hacerlo por carta como hubiera deseado. Saludos a los compañeros. Un gran abrazo.Firmado: Juan D. Perón

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Carta a Don César Enrique Aranguren (04-12-1966)

Madrid, 4 de octubre de 1966. Señor Don César Enrique Aranguren. Buenos AiresMi querido amigo:He recibido su amable carta acompañada del libro: "Cancio­nero de Perón y Eva Perón", y le agradezco el recuerdo así como retribuyo su saludo con mis afectos más sinceros. No puedo tampoco dejar de hacerle llegar mi enhorabuena por estas publicaciones destinadas, como dice el Prólogo, a documentar una época argentina que muchos han tenido el vano intento de borrar.Hace ya tiempo que encargué a algunos peronistas intere­sados en lo mismo, la tarea de hacer una recopilación de Informes sobre los compañeros que habían Sido perseguidos en distintas formas, encarcelados y aun torturados en los tiempos del "Aramburato" y el Plan Conintes, a fin de que tales hechos no quedaran borrados por el tiempo y la desaparición paulatina de sus actores. No sé qué habrá sido de este trabajo, pero entiendo que algo se había hecho y me parece que no estaría demás intentar por lo menos realizarlo publicitariamente a fin de que se conozca una realidad que ahora trata de ocultarse. Como la historia del futuro ha de estar interesada en penetrar los acontecimientos relativos a esta época, no sería posible hacerlo sin el testimonio interesante de los que sufrieron en carne viva, y que, como una lección de los tiempos, se oponga a que en la Patriá vuelvan a repetirse hechos tan ignominiosos.Sería un gran placer poderle recibir en Madrid para charlar se ore este asunto y si como me lo promete, viaja a ésta, le estaré esperando. Le ruego que me haga saber cuando viaje. He estado siempre interesado vivamente en la tarea que Ustedes realizan porque muchos aspectos de la vida y de la historia dependen de los que se dedican a realizarlas o historiarlas. También considero que, contemporáneamente, la mejor historia es la que se limita a documentar hechos que, el tiempo muchas veces se encarga de deformar y aun de desvirtuar. Si este momento no es oportuno para juzgar porque no ha transcurrido el tiempo suficiente de madurez, no habrá otro mejor para documentar los hechos o sucedidos.Le ruego que haga llegar al amigo Julio Darío Alessandro mis plácemes por el excelente trabajo realizado en la búsqueda y compilación de un material tan importante como difícil de reunir. De la misma manera a todos los colaboradores mis aludos más afectuosos y mis felicitaciones. El libro es atrayente y pone de manifiesto un aspecto anímico y literario un tanto desconocido en su conjunto de nuestras cosas justicialistas y, en especial, de la fuerza motriz que impulsó muchas de nuestras cosas. Ese motor era una mística popular desconocida para muchos e incomprensible para otros. Creo que se trata de una obra de verdadero aliento y si, como se manifiesta, se completa en una colección, documentaría una gesta anónima que, no tengo la menor duda, ha de marcar una época en la acción publicitaria de este tiempo tan gastado en falsificar las cosas y; en deformar los hechos.Le agradeceré igualmente que, si consideran de actualidad algo que yo pueda hacer con el mismo fin, me consideren a la orden. Un millón de gracias por todo.Un gran abrazoFirmado: Juan Perón

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Carta al Doctor D. Alberto Baldrich (25-06-1966)

Madrid, 25 de junio de 1966 Señor Doctor D. Alberto Baldrich. Buenos AiresQuerido Alberto:A pesar de la premuraRodríguez Vigil regresa de inmediato, no deseo que lo haga sin llevarse mi palabra y mi saludo más afectuoso.Me parece magnífica la idea de Capella .1 que le he firmado mi adhesión como un soldado más. Hace veinticinco años nacía en el Ejército el G.O.U. y de él nació también el peronismo. La resurrección del Peronismo castrense es el mejor regalo que podían hacerme los camaradas.Le felicito y agradezco en nombre de todo el Movimiento su admirable obra en provecho de una elevación intelecual y doctrinaria del Peronismo. Su incansable acción y el talento con que la realiza son circunstancias que rara vez se unen. Por eso tengo fe en el triunfo de sus empeños y fatigas.Estoy recibiendo las noticias de lo que en la Patria pasa y espero que todo sea para bien. Nos está haciendo falta.He conversado largo con Rodríguez Vigil y él le contará. Saludos a todos los amigos y compañeros.Un abrazo.Firmado: Juan Perón

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Carta a Tcrel. D. José Luis Capella (25-06-1966)

Madrid, 25 de junio 1966 Señor Tcrel. D. José Luis Capella. Buenos AiresQuerido Capella:Con el apremio del tiempo que me falta para todo, no deseo que regrese el compañero Doctor Rodríguez Vigil sin que por ¡o menos le haga llegar mi enhorabuena por la feliz iniciativa de "poner en órbita" a los camaradas que vegetan dispersos, sin percatarse que, en esta lucha por la salvación de la Patria, no se puede desertar,He firmado mi adhesión, con la que le hago llegar toda mi solidaridad de viejo conmilitón, con la esperanza de verlos actuar y luchar por el peronismo con que todos soñamos y en el que los soldados tenemos un puesto y una responsabilidad.Hace veinticinco años todo se inició en el Ejército. Ahora, cuando los camaradas se enrolan en nuestras filas como antes se enrolaron en el G.O.U., renacen en nosotros los sentimientos de una juventud siempre presente en el corazón.¡ Métale sin miedo!Un gran abrazoFirmado: Juan Perón

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Carta al Doctor D. Julio Antún (28-07-1965)

Madrid, 28 de julio de 1965 Señor Doctor D. Julio Antún. Córdoba.Mi querido amigo:Por mano y amabilidad de la compañera Lily de la Vega he recibido su carta del 19 pasado y le agradezco el recuerdo y el saludo que retribuyo con mi mayor afecto.Veo, con placer, que la unidad permanece y se consolida en Córdoba como un signo de comprensión promisoria para el futuro peronista, porque en la confusa situación que vive el país solo la unidad puede llevarnos al éxito anhelado. La misma división de nuestros enemigos nos está diciendo a gritos la necesidad de unirnos.Me parece excelente la táctica seguida en el asunto de los Casinos de Córdoba.Espero que haya recibido mi anterior correspondencia que le remití a la mano con un amigo que pasó por aquí.Muchos saludos para todos los compañeros.Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón

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Carta al Doctor Don Raúl Matera (08-07-1962)

Madrid, 8 de julio de 1962. Señor Doctor Don Raúl Matera Buenos AiresMi querido amigo:Aprovechando el viaje del compañero Ingeniero Iturbe deseo contestar su carta del 23 de junio ppdo., por la que quedo impuesto de las interesantes informaciones que me transmite, como asimismo del buen giro que van tomando las cosas bajo la conducción del Consejo, especialmente en lo orgánico que tanta importancia tiene en mi concepto en los momentos actuales.Muy inteligente su procedimiento en las tratativas, como también lo de ir siempre acompañado de un político y un sindicalista; eso no solo da mayor autoridad sino que tiende a prestigiar el órgano de la conducción y a sus hombres., sin perjuicio que la presencia de otras personas en las reuniones manifiesta la intención de "juego limpio" que siempre se aprecia como importante para evitar las suspicacias que las tratativas políticas despiertan en los mal intencionados. Yo lo felicito porque, precisamente, esa ha sido hasta ahora una falla común en nuestros dirigentes políticos que han producido no pocos in­convenientes. Veo, por lo que me dice su carta, que asimila rá­pidamente las experiencias que le brinda su propia acción y que, si hasta ahora ha sido un óptimo neurocirujano puede también llegar a ser un gran político. Yo soy de los que creen que no hay hombres que solo sirven para una cosa. Hay hombres que sirven y otros que no sirven. El que sirve, sirve para todo y el que no sirve, no sirve para nada.El compañero Iturbe que ha seguido conmigo la situación desde aquí, podrá ampliarle mis pensamientos actuales sobre la situación, como asimismo aconsejarle por su experiencia polí­tica sobre diversas cuestiones que interesan para el futuro inmediato.Sobre su actuación debo hacerle llegar mis plácemes más sinceros. La política es una actividad simple si se ia toma como un proceso objetivo. La conducción política es una actividad simple si se la toma como un proceso objetivo. La conducción política es un arte simple y todo de ejecución. No es necesario aprenderlo pero es indispensable comprenderlo. Hay políticos que han hecho toda su vida política sin comprenderla y otros que la han comprendido sin hacerla. Decía el Mariscal de Sajonia que su muía había hecho muchas campañas, pero que aún no sabía nada de estrategia. A muchos políticos les ha pasado lo que a la muía. Siga Usted firme, despójese de toda deformación subjetivista y aténgase objetivamente a los hechos, obre sin perder de vista nunca la misión y el objetivo que le fijarán el camino a seguir y esté seguro que en ese camino encontrará lo que busca.El arte de la Conducción tiene, como el de la cirugía, su teoría, sus principios y su técnica, que forman la parte inerte del arte. La parte vital solo la puede poner el artista. Usted que "cirujanamente" ha demostrado ser un artista no deberá andar mucho para demostrar que también puede serlo en la condu­cción que, al fin y al cabo, sólo requiere un poco de "óleo sagrado de Samuel" que Usted ha demostrado poseer sobrada­mente en su profesión.Lo que me dice sobre sus experiencias en el campo de la nueva actividad me parecen muy explicables y provechosas, porque naturalmente una cosa es luchar contra los males y otra contra los hombres que llegan a ser el peor de los males. Sin embargo, la lucha política es solo enfrentamiento de voluntades en la que suele vencer el que posea una voluntad más fuerte y perseverante, no exenta del acierto que se construye con inteligencia y trabajo. El éxito no es nunca una obra de la casualidad ni de la suerte como algunos creen. El éxito se concibe, se prepara, se realiza y se explota mediante procedi­mientos racionales y dentro de un plan minuciosamente prepa­rado. La improvisión, que también es necesaria, queda solo para enfrentar los imponderables. Si es un error pretender planificar lo imponderable que debe enfrentarse con la improvisión inte­ligente y vivaz, no es menos erróneo pretender enfrentar lo previsible con una improvisación permanente, como algunos pretenden.Ustedes los médicos, que saben mucho de ésto, porque su actividad, en el fondo, es solo una lucha: contra la muerte. En tan grave campo, las cosas adquieren un aspecto muy delicado e irreparable. En cambio en la política todo tiene remedio, un poco a base de tiempo- y otro poco a fuerza de buenas medidas. Por eso afirmo que la conducción es un arte sencillo y todo de ejecución, que es como la definía Napoleón. Por lo complejo de la actividad política es necesario recurrir al "equipo" bien organizado y bien dirigido. Todo el tiempo que se emplee en conseguir ese equipo que funcione bien, es tiempo ganado para el futuro de la conducción. Es lo que veo que Usted trata de hacer y por lo que' le felicito con todo cariño.Frente a cuánto nos ha pasado puedo repetirle como el Viejo Vizcacha "que en las riñas he aprendido a no pelear sin puyones". Por eso me permito hacerle llegar siempre "mis vizcachazos" consejos que espero los sepa tolerar y seguir.Mis más afectuosos saludos para todos los compañeros del Consejo.Un gran abrazoFirmado: Juan Perón

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Carta al Doctor Don Raúl Matera (08-07-1962)

Madrid, 8 de julio de 1962. Señor Doctor Don Raúl Matera Buenos Aires Mi querido amigo: Aprovechando el viaje del compañero Ingeniero Iturbe deseo contestar su carta del 23 de junio ppdo., por la que quedo impuesto de las interesantes informaciones que me transmite, como asimismo del buen giro que van tomando las cosas bajo la conducción del Consejo, especialmente en lo orgánico que tanta importancia tiene en mi concepto en los momentos actuales. Muy inteligente su procedimiento en las tratativas, como también lo de ir siempre acompañado de un político y un sindicalista; eso no solo da mayor autoridad sino que tiende a prestigiar el órgano de la conducción y a sus hombres., sin perjuicio que la presencia de otras personas en las reuniones manifiesta la intención de "juego limpio" que siempre se aprecia como importante para evitar las suspicacias que las tratativas políticas despiertan en los mal intencionados. Yo lo felicito porque, precisamente, esa ha sido hasta ahora una falla común en nuestros dirigentes políticos que han producido no pocos in­convenientes. Veo, por lo que me dice su carta, que asimila rá­pidamente las experiencias que le brinda su propia acción y que, si hasta ahora ha sido un óptimo neurocirujano puede también llegar a ser un gran político. Yo soy de los que creen que no hay hombres que solo sirven para una cosa. Hay hombres que sirven y otros que no sirven. El que sirve, sirve para todo y el que no sirve, no sirve para nada. El compañero Iturbe que ha seguido conmigo la situación desde aquí, podrá ampliarle mis pensamientos actuales sobre la situación, como asimismo aconsejarle por su experiencia polí­tica sobre diversas cuestiones que interesan para el futuro inmediato. Sobre su actuación debo hacerle llegar mis plácemes más sinceros. La política es una actividad simple si se ia toma como un proceso objetivo. La conducción política es una actividad simple si se la toma como un proceso objetivo. La conducción política es un arte simple y todo de ejecución. No es necesario aprenderlo pero es indispensable comprenderlo. Hay políticos que han hecho toda su vida política sin comprenderla y otros que la han comprendido sin hacerla. Decía el Mariscal de Sajonia que su muía había hecho muchas campañas, pero que aún no sabía nada de estrategia. A muchos políticos les ha pasado lo que a la muía. Siga Usted firme, despójese de toda deformación subjetivista y aténgase objetivamente a los hechos, obre sin perder de vista nunca la misión y el objetivo que le fijarán el camino a seguir y esté seguro que en ese camino encontrará lo que busca. El arte de la Conducción tiene, como el de la cirugía, su teoría, sus principios y su técnica, que forman la parte inerte del arte. La parte vital solo la puede poner el artista. Usted que "cirujanamente" ha demostrado ser un artista no deberá andar mucho para demostrar que también puede serlo en la condu­cción que, al fin y al cabo, sólo requiere un poco de "óleo sagrado de Samuel" que Usted ha demostrado poseer sobrada­mente en su profesión. Lo que me dice sobre sus experiencias en el campo de la nueva actividad me parecen muy explicables y provechosas, porque naturalmente una cosa es luchar contra los males y otra contra los hombres que llegan a ser el peor de los males. Sin embargo, la lucha política es solo enfrentamiento de voluntades en la que suele vencer el que posea una voluntad más fuerte y perseverante, no exenta del acierto que se construye con inteligencia y trabajo. El éxito no es nunca una obra de la casualidad ni de la suerte como algunos creen. El éxito se concibe, se prepara, se realiza y se explota mediante procedi­mientos racionales y dentro de un plan minuciosamente prepa­rado. La improvisión, que también es necesaria, queda solo para enfrentar los imponderables. Si es un error pretender planificar lo imponderable que debe enfrentarse con la improvisión inte­ligente y vivaz, no es menos erróneo pretender enfrentar lo previsible con una improvisación permanente, como algunos pretenden. Ustedes los médicos, que saben mucho de ésto, porque su actividad, en el fondo, es solo una lucha: contra la muerte. En tan grave campo, las cosas adquieren un aspecto muy delicado e irreparable. En cambio en la política todo tiene remedio, un poco a base de tiempo- y otro poco a fuerza de buenas medidas. Por eso afirmo que la conducción es un arte sencillo y todo de ejecución, que es como la definía Napoleón. Por lo complejo de la actividad política es necesario recurrir al "equipo" bien organizado y bien dirigido. Todo el tiempo que se emplee en conseguir ese equipo que funcione bien, es tiempo ganado para el futuro de la conducción. Es lo que veo que Usted trata de hacer y por lo que' le felicito con todo cariño. Frente a cuánto nos ha pasado puedo repetirle como el Viejo Vizcacha "que en las riñas he aprendido a no pelear sin puyones". Por eso me permito hacerle llegar siempre "mis vizcachazos" consejos que espero los sepa tolerar y seguir.Mis más afectuosos saludos para todos los compañeros del Consejo. Un gran abrazo Firmado: Juan Perón

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Carta al Don Eleuterio Cardozo (08-07-1961)

Madrid, 8 de julio de 1961 Al compañero Don Eleuterio Cardozo Buenos AiresMi querido compañero:Contesto su carta del 3 de julio ppdo., y simultáneamente escribo al Consejo Coordinador y a Américo Barrios sobre su asunto, a fin que se proceda a rectificar sus resoluciones en vista de no haberme llegado los antecedentes solicitados al respecto.Sin perjuicio de lo anterior y hasta tanto lleguen las comunicaciones de referencia, le ruego que se apersone con esta carta al compañero Secretario General del Consejo Coordinador, Don Alberto Iturbe, a fin de que se comience a preparar el asunto y tomar las medidas correspondientes.Creo que lo más aconsejable es que todo parta del Consejo Coordinador que fue también el iniciador de las gestiones de su expulsión. En lo que me concierne yo doy por levantada esa sanción como consecuencia de no haber recibido hasta hoy los antecedentes solicitados pero, comprenderá que, por respeto a los organismos partidarios, es indispensable que sea allí donde se tomen las medidas correspondientes a la iniciación de las gestiones para dejar sin efecto dicha expulsión.Otro tanto ha de hacerse, por gestiones del propio Consejo Coordinador, con las "62 Organizaciones" que también lo expulsaron como consecuencia de la expulsión dictada por el Consejo Coordinador de entonces. Creo que en este sentido no puede haber inconveniente y que todo se solucionará rápida­mente y a satisfacción, con lo que quedaría terminado el asunto.Llenado estos aspectos vendrá sin pérdida de tiempo la declaración pública a que Usted se refiere y que yo no tengo inconveniente alguno en hacer pública como corresponde.Espero que con ésto se solucione todo a su gusto y quedesaparezca en Usted la amargura que pueda haberle producido este episodio del que no está exento nadie de los que tienen la función de dirigente. Un gran abrazoFirmado: J uan Perón

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Carta al Dr. Don Ildefonso Cavagna Martínez (12-12-1960)

Madrid, 12 de diciembre de 1960 Señor Dr. Don Ildefonso Cavagna Martínez Montevideo Mi querido amigo: Contesto su carta del 20 de noviembre ppdo. y le agradezco su recuerdo y su saludo que retribuyo con el mayor afecto. Me llama la atención que Usted no haya recibido una carta que le envié a propias manos con uno de los emisarios que normal­mente viajan, en la que le decía que me había llegado la noticia de su nuevo extrañamiento y me ponía a sus órdenes. Me explico su estado de ánimo no sólo por las circunstancias que nuevamente le afligen sino también por las noticias que le han llegado de lo que me han dicho a mí, lo que es totalmente falso porque Américo Barrios no ha expresado una sola palabra de las que le atribuyen y, por otra parte, yo lo conozco a Usted lo suficiente para no dar crédito a semejantes cosas —en el caso de que alguien las dijera— y soy lo suficientemente amigo suyo para no aceptar semejante especie en el caso que se produjera. Usted sabe,Querido Cavagna, que un hombre que ha pasado por lo que he pasado yo y por lo que ha pasado Usted, no podemos hacernos eco de semejantes cosas, porque parece que en las épocas malas existen tipos que parecieran gozar con aumentar el mal con las intrigas y falacias que, a la larga, no son sino espejismos intrascendentes e inoperantes, aunque no debo ocultar que "joden". Sus preocupaciones por las posibilidades futuras son muy atinadas porque, más que llegar, importa poder realizar bien las cosas una- vez alcanzado el mando. Sin embargo, no creo que las posibilidades sean a tan corto plazo como algunos imaginan. Aun queda mucho por descomponerse y un camino que recorrer hasta que el caos cunda intensamente como se necesita. E1W debe ser la preocupación actual de todos nosotros y de acuerdo con las Directivas impartidas, es el trabajo que actualmente se está realizando en todos los organismos del Movimiento. El fracaso del golpe militar de Iñiguez les ha de haber mostrado la inconsistencia de la organización actual y los inducirá a cumplir con las Directivas que propugnan una organización y prepara­ción adecuadas. Por ahora, yo solo quiero que sepa de todo mi cariño y mi respeto por Usted, como asimismo de mi agradecimiento por sus constantes preocupaciones por mi y por el Movimiento, como asimismo manifestarle que estoy aquí a sus completas órdenes. Rogarle además que no haga caso de nada de lo que se dice porque esa es una manera desagradable de gastar el tiempo, y Usted tiene derecho a usar sus horas en cosas agradables, dentro de lo desagradable que nos toca vivir en estos días. Yo imaginaba que Usted ya sería un "faquir" como me he hecho yo a esta altura de la vida y de los acontecimientos; pero veo que no. Sin embargo, debe contar siempre, cualquiera sea la cir­cunstancia, con mi inalterable amistad, mi aprecio sincero y mi incondicional adhesión. Yo siempre he pensado que la lealtad para que sea real debe ser recíproca, y sería muy triste para mí que llegara a dudar de esa mi lealtad para con Usted. Quizás el destino me prinde brinde pronto la ocasión de poderle refirmar todo ésto en forma personal y objetiva y éllo será para mí un gran placer. Firmado: Juan Perón

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Carta al Dr. Don John W. Cooke (31-07-1960)

s/c. Hotel Paz - Ciudad Trujillo Santo Domingo. Madrid, 31 de julio de 1960.Al compañero Dr. Don John W. Cooke la HabanaQuerido Bebe:Contesto su carta del 18 de julio pasado y le agradezco su amable recuerdo como asimismo las informaciones que me hace llegar que, a mi juicio, contienen una apreciación objetiva de lo que está pasando allí y un juicio ecuánime sobre acontecimien­tos y personajes.Se trata de una patraña más de los yanquis y de su vocero el "New York Times" con la pretensión de que se les crea sin dudar, después de haber engañado al mundo durante más de un siglo con sus hipócritas simulaciones. Conozco las publicaciones referentes al pretendido "pacto cubano-peronista" que agitan desde allí con fines inconfesables, como si fueran necesarios los arreglos formales entre los que luchan por idénticas causas.Ya estamos curados de espanto para impresionarnos con los calificativos que nos "cuelgan" en el "Mundo Libre". A noso­tros nos llamaron fascistas en 1943, nazis en 1946 y comunistas en 1955, sin que fuéramos otra cosa que buenos argentinos deseosos de liberar a nuestro país. Al Coronel Arbenz lo declararon también comunista y así Guatemala pudo ser ocupa­da por fuerzas organizadas por Foster Duter Dulles, que era el Principal accionista de la "United Fruit". Es lógico ahora que Fidel Castro y los patriotas que le acompañan sean también comunistas" desde que se han atrevido a decir la verdad, a erar a su Pueblo y a poseer la firme decisión de vencer a sus Verdaderos enemigos.Yo sé bien lo que son las sanciones económicas. En 1948 L°s las aplicaron intensamente, impidiendo la provisión de todo "ferial de repuesto petrolífero y dejando sin efecto la compra prometida de toda nuestra producción de lino que, en ese entonces, representaba más del sesenta por ciento de la produc-í ción mundial. Como en el caso de Cuba, fue la Unión Soviética la que nos sacó del apuro, comprando el lino y ofreciéndonos el material petrolífero. Sería largo enumerar la serie interminable de infamias que el gobierno de los Estados Unidos cometió entonces con nosotros, las que iban desde la calumnia más indecente hasta el robo liso y llano de mil quinientos millones | de dólares de la deuda que habían contraído con nosotros durante la guerra ¿Qué me van a decir a mí quiénes son los yanquis? ....La torpe ignorancia de los norteamericanos no tiene lagunas. | No es extraño que se hayan metido en un tembladeral. Lo mismo ocurrió antes con la Argentina Peronista y les volverá a pasar cada vez que se enfrente con alguien que no sea de sus sirvientes habituales. La tarea de "comprar amigos" en vez de "hacerlos" mediante procedimientos honrados no conduce siempre a los resultados apetecidos, porque no todos los hombres tienen precio como ellos imaginan.Excelente su carta abierta al cretino que, para vergüenza de los argentinos, hace que gobierna en nuestro país. Su repugnan­te actitud en el "caso Cuba" lo presenta en toda su miseria moral. No escapa al menos advertido que el noventa por ciento de los pueblos latinoamericanos están con Cuba y con Fidel, no sólo porque tiene razón, sino también porque enfrenta valiente­mente a los eternos enemigos de esos pueblos, que está vez no conseguirá engañar con la falacia de su propaganda.La fuerza de Cuba, como la de todos los que luchamos por la liberación, radica en que la línea intransigente que sostene­mos coincide con el desarrollo histórico y la evolución. Los hechos políticos solo pueden tener vigencia cuando se afirman en el quehacer histórico que es el permanente y es el dominante. Los hechos meramente políticos, cuando no se afirman en realidad que fija la evolución, carecen de permanencia y es destinados a sucumbir. No sé si el poder maléfico de la reacción permitirá a Fidel Castro recorrer el camino que se ha trazado para alcanzar los objetivos que se propone, pero lo que sí puedo asegurar es que su causa será, tarde o temprano, la que triunfará en Cuba. Otro tanto ocurrirá con nosotros que estamos repe­chando la segunda etapa.Le ruego que haga llegar al amigo Pardo Liada mi gran abrazo y mis congratulaciones por lo ocurrido: "Nadie muere el día anterior". Si el valor es una virtud, el hombre, aun cobarde, no escapará a su destino. Lo vi decidido y valiente cuando marchó a la Sierra Maestra y lo sigo viendo tan valiente y decidido como siempre. Por nuestros inefables "amigos" de "U.S.A." he conocido sus comentarios que, a título personal, ha hecho por la radio, por lo que le hago llegar mi más profunda gratitud. El sabe que soy su amigo y "al amigo todo, al enemigo ni justicia". Dios quiera protegerlo y ayudarlo en todo.Su comunicado, tan ajustado a la realidad, es suficiente­mente elocuente en su contenido "Mejor que decir es hacer" y . . . mejor que pactar es realizar. Nosotros no necesitamos sino una causa y estamos en ello. El hombre que no tiene una causa a la cual servir no merece vivir, pero eso no será jamás compren­dido por los hombres que dedican su vida a traficar con valores materiales y morales. Quizá sea mejor así.. .Saludos para Borlenghi y familia, como asimismo paía su Señora, míos como de Isabelita,Un gran abrazo

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Carta al General Don Alfonso Valle (09-11-1969)

Ciudad Trujillo, 9 de Noviembre de 1969 Señor General Don Alfonso Valle Ciudad de León República de NicaraguaMi querido amigo:Un remitente anónimo me ha hecho llegar desde Managua un volante firmado por Usted, titulado "¡ Qué vergüenza! ", en el cual encuentro, además de una exposición terminantemente clara y valiente, la defensa de los principios cristianos acerca de la hospitalidad, respaldados, en materia de derecho de asilo, por convenciones internacionales que han comprometido el honor de los gobiernos y de los Pueblos como garantía de su cumpli­miento.Tengo que agradecerle profundamente, aunque un poco a destiempo, ese vibrante alegato que mucho lo honra a Usted como hombre, como militar y como nicaragüense.Durante mi gestión de gobierno, respeté el derecho de asilo contra todas las presiones internas y externas, habiendo llegado éstas a ser verdaderamente extorsivas. Como Jefe de Estado brindé la hospitalidad argentina sin restricciones de ninguna naturaleza. Para otorgarla, en dramáticas circunstancias de persecución política; tampoco hubo limitaciones para los perse­guidos, cualquiera fuese su condición, salvo los que impone el mismo derecho que nosotros mantuvimos siempre en vigilancia. Puedo asegurarle, estimado General, que, colocado yo en la desventurada situación de los proscriptos, no encontré reciproci­dad con excepción de casos aislados que Usted conoce. Ello me ha demostrado que la tan cacareada democracia es una ficción en los hechos provocados por los infames heraldos que más la proclaman, para poder servirse de ella más ventajosamente, en vez de servirla con honradez y dignidad.En cuanto a mi "tiranía", no hay un solo caso de procedi­miento inconstitucional o en pugna con las leyes en mis diez años de Gobierno, surgido éste de las elecciones más limpias de que haya memoria en la Argentina. Sobre la "persecución" religiosa de que mi Gobierno habría hecho al clero, está toda mi obra que la desmiente: enseñanza obligatoria religiosa en escue­las y colegios, que ningún gobierno se había atrevido a otorgar a la Iglesia; asesor eclesiástico adscripto a la Presidencia de la Nación; construcción de numerosos templos; pago total de los gastos a los colegios religiosos incorporados a la enseñanza oficial; ceremonias oficiales presididas por mí, para exaltar la fe en Cristo. En fin, tendría tema, en este asunto, para escribirle muy largo.Los causantes directos de estos males fueron los monseñores Tato y Novoa, que fueron expulsados del país, y no encarcela­dos, por conspirar contra el Gobierno y la Patria, unidos a las fuerzas que hoy han llevado al Pueblo a la miseria y al país a la ignominia de la esclavitud política y económica.¿Cómo siendo nuestro Gobierno tan favorable a la Iglesia fue objeto de la rebelión de un sector del clero? Un poco por ignorancia, otro poco por ingenuidad y el resto por las bajas pasiones, extremos que fueron hábilmente aprovechados por las clases conservadoras que no se resginaban a ceder parte de sus privilegios en beneficio del Pueblo, y por los partidos de extrema izquierda, a los cuales el peronismo les había quitado su clientela de votos.Hoy, un obispo, el Jefe de la Iglesia en La Plata, monseñor Antonio Plaza, acaba de afirmar rotundamente que no fue el peronismo el que quemó las cuatro iglesias, depredación con la que se nos quiso enlodar inicuamente. La misma Iglesia se decide, al parecer, a hacernos justicia.En cuanto a la "ferocidad" de mi Gobierno la verdad es ésta: el Teniente coronel Ducó quiso abatirnos con una revolu­ción; a continuación el General Rawson, y enseguida otros jefes, en Córdoba, intentaron otro golpe. El Coronel Suárez repitió la chirinada, y fue seguido después por el General Menéndez con otro golpe. El 16 de junio los marinos bombardearon la ciudad de Buenos Aires sin previo aviso, ocasionando centenares de muertos y, finalmente el 16 de setiembre del mismo año de 1955, se produjo la revolución de Lonardi. En nueve años se nos hicieron siete revoluciones. Pudiendo hacerlo, bajo el imperio de la ley marcial, no fusilé a nadie. En 10 años de Gobierno no hay un solo muerto que pueda pesar sobre mi conciencia o sobre el espíritu cristiano de mi gobierno.En cambio, los mismos que por mí fueron perdonados, fusilaron 150 personas el 9 de junio de 1956, de las cuales sólo 45 figuran en el parte oficial del bárbaro gobierno de Rojas y Aramburu. El resto fue fusilado en las canchas de fútbol y en los basurales, en donde eran sacrificados con descargas de ametralladoras a medida que los bajaban de los camiones. He aquí los demócratas de los cuales se cuentan tantas alabanzas.Que nosotros tuvimos razón en tratar de impedir la activi­dad de los conspiradores, lo proclama con elocuencia la actual realidad argentina, expresada en una catástrofe moraí y física como jamás la ha padecido la República.Esta somera mención de hechos bien conocidos en la Argentina, no tiene otro objeto que el de llevarle a Usted en una apurada síntesis, la seguridad de que en su noble volante ha defendido la verdad y la justicia, aunque, con buen criterio, se abstuvo de caer en los análisis de carácter político.Mi reparación y mi premio ya están concedidos por el pueblo argentino, oponiendo a los que usurparon el Poder una masa justicialista más numerosa que nunca, más leal y disciplina­da de lo que nuestros enemigos podían esperar.Dos caminos tiene un Jefe de Estado: ser complaciente con los explotadores del Pueblo uniéndose a ellos, o servir al Pueblo contra sus explotadores. El primero está sembrado de rosas, de aplausos nacionales e internacionales y de títulos que se otorgan en nombre de la Libertad y de la Democracia. Pero contiene el sordo repudio de' las masas oprimidas. El segundo camino concede el amor del Pueblo y el odio de sus enemigos. Es difícil de transitar, a veces se torna trágico, y los padecimientos de todo orden son el oxígeno vital que espera al Jefe de-Estado que se atreve a recorrerlo. Yo elegí este camino.Mi querido amigo, me congratulo de habér tenido conoci­miento de su hidalguía, por la que le hago llegar mi gratitud en un gran abrazo.Firmado: Juan Perón

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