Muchos porteños no entendemos cómo Mauricio Macri pudo alcanzar el 47 por ciento de los votos en primera vuelta. Lo primero que hay que admitir, indispensable: el problema es nuestro, no de los porteños que lo votaron.
Tampoco entendimos en 2007. Hoy, estamos peor. El PRO obtuvo dos puntos más que los que logró hace cuatro años, cuando aun no tenía encima el desgaste de una gestión deficitaria y todavía era, para muchos, una promesa de eficiencia.
Hace pocos días el ex Presidente Néstor Kirchner y la Presidenta Cristina Fernández tuvieron un encuentro con la Juventud Peronista en el Luna Park encabezado por dirigentes juveniles como Juan Cabandié, José Ottavis y Andrés Larroque.
Fue poco después de que Kirchner fuera sometido a una angioplastía coronaria que lo recluyo a la clínica en Los Arcos de Palermo donde permaneció casi 24 horas.
La actualidad política nacional nos lleva a realizar un análisis sobre los distintos actores que están participando en la puja del poder político. La finalidad de la obtención de ese poder político es desarrollar las políticas según el interés de cada grupo o sector. Dentro de esta puja no podemos obviar uno de los sectores más importantes que participan en la vida nacional económica, social y política: los trabajadores. Ellos organizados en sindicatos eligen sus representantes para desarrollar organizadamente el pedido de las necesidades básicas a cubrir.
La negativa de decir la verdad, sobre la inflación, y por ende las consecuencias que traen aparejadas, sobre la revalorización del dólar que se quiere controlar para que no suba demasiado, y se devalúe el peso, es muy serio. (También tenemos que tener en cuenta los especuladores de siempre, que juegan con un tema muy sensible al pueblo).
Consideraciones preliminares
A modo de aclaración debo manifestar que si bien desarrollo cierta actividad académica en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en el área vinculada al Derecho a la Información, mi preocupación e interés por el acontecer histórico de nuestro país se vincula simplemente a cierta inquietud espiritual y al profundo amor que siento por mi terruño. Hago esta advertencia plenamente consciente que algunas de las observaciones que voy a verter a continuación inducirán seguramente a la polémica, más aun cuando el presente -según me han manifestado- será incluido en una publicación de la Facultad de Filosofía y Letras, en cuyo seno se alberga una parte destacada de los historiadores del país.
Nuestros recursos biogenéticos en peligro
"Cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales. Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los mismos (...) Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología a donde rige la economía de mercado"(1)
Juan Domingo Perón. Madrid, 21 de febrero de 1972
"¿Quién cree que es esa entrometida, la realidad,
para arruinarme la vida?"
Facundo Cabral
El 9 de julio pasado despuntó en rojo sangre. Las noticias de esa mañana enlutaron los ánimos de muchos al enterarnos del asesinato de Facundo Cabral ocurrido en Guatemala.
En una nueva carrera despiadada por llegar a sentarse en "algún que otro sillón de Rivadavia"1, los argentinos volveremos a soportar las más bajas chicanas por parte de la mayoría de los candidatos –por no decir todos-. Entre tantas otras acciones, la perversión por conseguir un mísero voto y rebajarse a lo que efectivamente no son, "pueblo", volverá a ser moneda corriente.
Encabezaron la delegación Eduardo Rosa -hijo del reconocido escritor-, Pacho O`Donnell; Hugo Chumbita y Víctor Ramos.
Acompañó a la Presidenta el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli.
Es la primera vez que se otorga este premio, que se creó el 14 de mayo en el Congreso de Historia Revisionista de la ciudad bonaerense de Navarro, lugar donde en 1828 asesinaron a Manuel Dorrego.
En los últimos días, tres colegas, opinaban con relación al golpe de estado ocurrido en la Republica del Paraguay, escribían, uno: “La ciencia política tiene desde hoy una nueva y lamentable categoría: "Golpe de Estado Parlamentario". M. Riorda. Otro, D. Zovatto Garetto escribía: Si los mecanismos de defensa colectiva de la democracia, regionales y subregionales, son burlados por dos de los países más débiles de la región, Honduras y Paraguay, la credibilidad de los mismos esta herida de muerte. Y M. Barrios hacia referencia a los profundos cambios que la gestión de Fernando Lugo había realizado que: rompió el sistema partidista que había llevado al Paraguay, a un país que era una especie de semiestado y a una democracia formal vacía a través de la complicidad formal entre el Partido Colorado y el Partido Liberal.
Al comienzo de los años ochenta apareció en Estados Unidos y Canadá una corriente de pensamiento filosófico, político y moral denominada comunitarista (1). Este movimiento intelectual no constituye un conjunto unificado sino más bien un conglomerado de versiones libres, en abierta polémica con los pensadores liberales norteamericanos, sobre un tema central: la primacía del bien sobre el deber.
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