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Manuel Dorrego

El Coronel Manuel Dorrego, nació en 1777 y fue fusilado por las hordas unitarias, el 13 de Diciembre de 1828.

Sin tener ningún tipo de alternativa para su defensa, fue fusilado en la localidad de Navarro, por el General Lavalle (militar vendido a las huestes de la aristocracia portuaria de Buenos Aires). Con su asesinato comenzaría en la República Argentina, una intensa y feroz lucha interna entre Federales y Unitarios que sigue sucediéndose a casi doscientos años de haber pasado este lamentable hecho.

Las notas enviadas por Del Carril a Lavalle, para apresurar la ejecución, sólo puede compararse a  corrupciones filosóficas antinacionales que representaba el partido unitario de aquella época, luego siguió vengativamente con la Batalla de Caseros y tuvo un nuevo vestigio de presencia en el bombardeo de Plaza de Mayo en Junio de 1955 en el segundo gobierno del General Perón. Aunque cueste comprenderlo, esa línea de pensamiento todavía está en vigencia en nuestro país, lógicamente con otros apellidos.

El Coronel Dorrego fue nombrado Gobernador de Buenos Aires el 22 de Agosto, después que el 30 de Julio le fuera aceptada la renuncia a Bernardino Rivadavia, el primer presidente nombrado por una junta de diputados que tenía el expreso mandato de formalizar una Constitución pero no de elegir un presidente. Rivadavia tuvo la particular desenvoltura para lograr el formal nombramiento que trajo funestas consecuencia por las raras situaciones que él mismo hizo vivir a la patria, especialmente a la Provincia de Buenos Aires, gracias al partido unitario que había formado el mismo Rivadavia con sus ideas europeizadas.

La renuncia se presenta, cuando Don Bernardino se ve acorralado por las diferentes pruebas que en su contra aparecieron publicadas en periódicos de Buenos Aires. Un detonante de su caída, fue el tremendo escándalo de la venta de las minas de Famatina, y su  nombramiento como presidente del directorio, como así también el famoso empréstito de la banca inglesa del cual solamente la mitad llegó a las arcas del recién fundado banco.

Dorrego había anunciado “... el engaño de aquellos extranjeros y la conducta escandalosa de un hombre público del país que prepara esta especulación, se enrolla en ella y es tildado de dividir su precio, que nos causa un amargo pesar y pérdidas que reparar en nuestro crédito”. (1).

Esta situación la debemos tener en cuenta porque se presenta como el hilo que terminaría cortándose con el fusilamiento del Coronel.

Debemos destacar que la renuncia de Rivadavia fue aceptada por 31 de 35 votos emitidos (2). El nombramiento de Dorrego,  es muy posible, que fuera el detonante de su muerte por pertenecer al Partido Federal, y además, porque los partidarios unitarios no podían advenirse a la renuncia de su representante ante las bancas extranjeras.

Al ser elegido Gobernador de Buenos Aires, comienza a transitar el camino político, dejando atrás  su destacada labor como soldado en las Batallas de Tucumán, Salta y Ayacucho, de la mano del General Belgrano y San Martín. Lejos quedaba la leyenda fabricada con su derroche de valentía y patriotismo, muchas veces irrespetuoso y contestario, pero siempre con el rol y el signo definido de la defensa de los intereses de la patria.

Algunos de los unitarios no supieron entender, tal vez, el pensamiento de Dorrego en ese momento.

Hoy, a casi doscientos años de lo sucedido, demasiados documentos involucran a personajes de ese momento en compromisos contraídos con el extranjero, posiblemente, al consolidar el fusilamiento de Dorrego, no creyeron que tal acto, derivaría en un gran enfrentamiento entre un partido unitario, ( que defendía la liberación del puerto de Buenos Aires y la libre navegación de nuestros ríos) con el Partido Federal, defensor de la Soberanía Nacional por encima de los intereses particulares.

Por eso, el partido unitario siguió practicando su acercamiento a Francia, Inglaterra y Brasil, en detrimento del pensar del  Coronel y posteriormente de Don Juan Manuel de Rosas, como así también el pensamiento federal de Quiroga, López y tantos otros, que como dice la canción “... abonaron con su sangre esta tierra sin igual”(3).

Rivadavia había entronizado profundamente su política, en un partido afín a intereses que no eran nacionales. Desde sus ideas comerciales y políticas partieron los más espurios prejuicios que hicieron fragmentar la vida de la patria por la que habían luchado Artigas, Belgrano, San Martín, Guemes, Dorrego, y otros caudillos que abundaron por las pampas argentinas. Con el tiempo, el famoso maestro Sarmiento que expresaría: “ que la sangre de los gauchos servía solamente para abonar la tierra”.

Para comprender el fusilamiento de Dorrego, no hay otra forma mas que introducirse en la historia argentina, de no ser así  caeríamos en la simpleza especulativa de la actual docencia argentina, “un muerto nada más”. Aunque hoy esta a la orden del día  recordar a los desaparecidos en la época militar, y no se estudia que son la consecuencia de la política unitaria de hace doscientos años, simplemente un planteo lógico y razonable.

Esto se puede comprobar con la sola acción,  leer un libro escolar donde desinteresadamente se pasa de la “Semana de Mayo” a la “ Época del Tirano Rosas”, de ésta a la “Organización Nacional”. Un puro cuento orquestado desde el mismo fusilamiento de Dorrego, el “Periodo Conservador”, las “Presidencias de Irigoyen”, finalizando con los “Gobiernos Peronistas”asumiendo la caída del mismo, por un problema con dos curas que solamente daban misa a ricachones de la oligarquía nacional. Del  fraude del conservadorismo y la Argentina convertida en colonia inglesa por estos seguidores políticos; no se lee absolutamente ¡¡NADA!!, hasta se llega  ignorar la creación de un grupo nacionalista surgido de la intelectualidad radical denominado FORJA.

Si políticamente dejamos de ubicarnos en el camino nacional, seguramente equivocamos la senda y de ninguna forma podríamos descifrar el verdadero motivo del fusilamiento de Dorrego. Aunque en las anteriores líneas de a poco nos vamos ambientando en el tema, entonces razonando lo hasta aquí vertido, el asesinato de este coronel argentino, no es un episodio más de una guerra interna, sino, el comienzo de la batalla para la entrega patrimonial de Argentina, de la cual muchos caudillos se dieron cuenta, y comenzaron a rebelarse contra los dueños del puerto de Buenos Aires. La misma lacra que  maneja los destinos del país, apartando los años peronistas, y algún que otro partido político, que trató pero no pudo, desviar este ingrato destino.

Cuando Dorrego apareció en la escena de Buenos Aires, Argentina estaba en guerra con el Brasil y la situación económica estaba desmejorada por los desaciertos del primer presidente Rivadavia. Debido a  que el Banco no le entregaría un céntimo, Dorrego se vio en la necesidad imperiosa de “arreglar” la guerra, que no era otra cosa que la entrega de la Banda Oriental a los brasileños, según Rivadavia, el Ministro García y sus satélites. Dorrego en última instancia la hizo libre e independiente.

Y aquí ocurre una cosa curiosa, cuando Rivadavia entregaba la Banda Oriental al Brasil, el convenio era perfecto para los unitarios( el pueblo argentino no estaba de acuerdo), cuando Dorrego consigue “... constituir en Estado libre e independiente de toda y cualquier acción, bajo la forma de gobierno que juzgare conveniente”, los unitarios comienzan a juzgar a Dorrego tratando de incentivar al pueblo y  llegar a una revolución que lo derrocara de su cargo. Así lo expresaba Agüero en su carta “... el ejército volverá al país y entonces veremos si hemos sido vencidos”(4) ( en referencia al ejército que volvía de la guerra con Brasil).

Solamente Juan Manuel de Rosas y el Almirante Brown, fueron algunos de los que advirtieron a Dorrego de la maniobra unitaria, enterados de los alborotos realizados por éstos, culpándolo de la finalización de la guerra con el Brasil...”un personaje unitario, redactor de un periódico, dice que Lavalle debiera degollar a cuatro mil, Agüero, a pesar de ser clérigo, le escribe a Lavalle estas pocas palabras cristianas”... y no dudo que usted a de concluir con estos salvajes, pero es necesario que esto se logre cuanto antes”. Y entonces surge la palabra de orden, el grito de guerra de los unitarios “¡¡ Muerte al Gaucho!!”(5).

Sobre estos acontecimientos se prepara Dorrego para enfrentar a Lavalle, a pesar de las recomendaciones de Rosas, el Coronel Dorrego sigue creyendo en la posibilidad de este hecho y confiando en su oficialidad, en estas circunstancias, el Coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid es nombrado para entrevistar a Dorrego, y cuenta en sus memorias que al llegar al campamento llevando proposiciones, Rosas “ más colorado que un carmín”, le responde “... es Lavalle quien debe ofrecerlas, pues se ha sublevado contra la legítima autoridad presentando un escándalo sin ejemplo”(6), justamente a Rosas le van a hablar de cuales son las leyes, justo a él, que con el tiempo fue reconocido como el “Restaurador de las Leyes”, por eso, obediente del pensamiento de Dorrego y a pesar de no compartir el manejo que este le daba al proceso por lo que estaba sucediendo propone que se nombren cinco delegados por cada parte y debatir el problema, sin pensar que la emboscada estaba cerca.

Tal es así, que en determinado momento la caballería Federal se acerca al ejército de Lavalle y un soldado grita ¡pasados!,( se pasaron al bando de Dorrego) ,el cual dura una brisa de viento, ante los sorprendidos federales. Los unitarios atacan, y dejan un tendal de doscientos muertos y cientos de heridos, luego del desbande hasta los más grandes oficiales traicionan a Dorrego ( Acha y Escribano entre ellos). Las tropas comandadas por el Gobernador Dorrego no poseían armas casi en su totalidad, aunque tiempo después, días solamente, los unitarios culparan a Dorrego por la matanza de Navarro.

Después del apresamiento de Dorrego, comienzan a circular las cartas de los famosos traficantes de vida y nacionalidad que engendraban los unitarios, Juan Cruz Varela escribe a Lavalle “... en un movimiento que puede importar mucho o nada según se manejan los resultados(...)después de la sangre que se ha derramado en Navarro el proceso del que la ha hecho correr está formado; esta es la opinión de todos los amigos de usted; esto será lo que decida de la revolución, sobre todo si andamos a medias(...)usted piense que doscientos y más muertos y quinientos heridos deben hacer entender a usted cuál es su deber(...)este pueblo espera de usted y usted debe darle todo(...)y la infamia termina”... cartas como estas se rompen”, firma la carta y le coloca los ¡¡TRES PUNTOS MASÓNICOS!!(7).Queda alguna vacilación sobre estos asesinos de la argentinidad? ¿Todavía tenemos  alguna duda de quienes fueron los que iniciaron con su provocación, la guerra intestina entre unitarios y federales? Queda debidamente documentado por esta y otras cartas, que el Partido Unitario fue el mayor asesino de lo que se llamó la época rosista, y Rosas fue la consecuencia de que no se perdiera la poca dignidad que quedaba  en nuestra Patria.

Mientras tanto, Salvador María del Carril le aconseja a Lavalle haber hablado con A. (Agüero) y Díaz Velez, “... debe disponer de su destino(...)sin la firmeza necesaria para prescindir de los sentimientos(...)de cualquier naturaleza que sean(...) en dieciocho años el país a vivido entre revoluciones, sin que una sola vez se haya realizado un escarmiento(...) una revolución es un juego de azar, en el que se gana hasta la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer de ella”, es decir lo invita a ajusticiar a Dorrego.

En otra misiva, explica claramente “... hablo de la fusilación de Dorrego. Hemos estado de acuerdo con ella, antes de ahora(...) ha llegado el momento de ejecutarla”.

Pero Dorrego, era más grande de lo que se imaginaban los unitarios, y le escribe a su esposa Angelita “... mi querida angelita; en este momento me intiman que dentro de una hora debo morir; ignoro por qué, más la providencia divina, en la cual confío, así lo ha querido. Perdono a todos mis enemigos y suplico a mis amigos que no den un paso en desagravio de lo recibido por mí. Mi vida, educa a esas amables criaturas; sé feliz, ya que no lo has podido ser en compañía del desgraciado Manuel Dorrego”(8).

Esta carta tiene semejanza con la escrita por el Peronista Juan José Valle el 12 de Junio de 1955 antes de ser fusilado por las huestes de Aramburu y Rojas.

Con el tiempo el mismo Sarmiento afirmaría que “... Lavalle hacía lo que todos deseaban haber hecho y respondía a una exigencia de su época, de su partido”, Sarmiento contemplaba que todo el pueblo era asesino, si queda alguna duda sobre lo escrito, se debe concurrir al Archivo General de la Nación para enterarse de las palabras de este maestro asesino.

Por si fuera poco “ El Pampero”, comenta “... o el país ha de convertirse en un desierto o nuestra causa triunfar”, y aquí el dato que tira por la borda los cuentos sobre los asesinatos cometidos por Don Juan Manuel de Rosas “. un dato que servirá para realizar su propia opinión: EN EL AÑO 1829 DE GOBIERNO UNITARIO, ES EL ÚNICO EN LA DEMOGRAFIA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES DONDE LOS CRIMENES EJECUTADOS SOBREPASAN A LOS NACIMIENTOS”(9)

Y para finalizar, la famosa carta de Don Salvador María del Carril, instando a Lavalle de fraguar un acta de fusilamiento de Dorrego. Lavalle hace un cuento de todo esto, y imbuido en las lisonjas de los porteños comienza una matanza infernal donde se ven envueltos hasta los amigos de Rosas, historias contadas por soldados unitarios: Arnold, Juan Apóstol Martínez, el comandante Estomba y también Iriarte. En esta época quedó el tendal de militantes del Partido Federal, lo que dio motivo para la venganza que con el tiempo ejecutó en su mayoría Don Juan Manuel de Rosas y sus caudillos, aunque desgraciadamente se quedaron cortos.

En febrero, vuelve a su patria el General San Martín, el cual es tratado casi de cobarde por la prensa unitaria, descolocando al General que dio parte de su vida para la independencia de América. Sin palabras.

Dorrego fue el primer fusilado en la década del 1820, luego Chilavert lo fue por Urquiza en 1853,  y el General Valle en 1955 corrió la misma suerte por tratar que el país vuelva a la democracia.

Es lindo morir por la patria que amamos e invitamos a los lectores que averigüen sobre estas tres ejecuciones,  para saber si PERÓN...Vence al Tiempo, dice la verdad.

Bibliografia  

1) Historia Argentina.Tomo 4.Pág. 68. José María Rosa
2) Diario de la Historia Argentina. Pág. 88. Jorge Perrone
3) Canción de Roberto Rimoldi Fraga.
4) Diario de la Historia Argentina.Pág.23.Jorge Perrone
5) Vida de Juan Manuel de Rosas. Manuel Gálvez
6) Memorias de Gregorio Aráoz de Lamadrid
7) Vida de Juan Manuel de Rosas.Pág.82.Manuel Gálvez
8) Historia Argentina.José María Rosa.
9) Ídem.

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