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Carta al Dr. Enrique Olmedo (20-10-1956)

Caracas, 20 de octubre de 1956 Señor Dr. Don Enrique A. Olmedo MontevideoMi querido amigo:Contesto su carta del 9 de octubre y le agradezco sus amables palabras y recuerdos, como asimismo retribuyo su saludo con todo mi cariño.Debo agradecerle sus excelentes informaciones que me dan un cuadro claro de todo y, sobre todo, que es lo qeu interesa. Muchas gracias y en el futuro no tenga temor de ser extenso, pues, para nosotros, aqui las informaciones son extraordinariamente valiosas. Sobre la situación en la Patria veo que se comienza a trabajar con un sentido más práctico que hasta ahora: considero que la creación ,de un clima integral de insurrección es lo fundamental y permanente, lo político es solo circunstancial. La que fijará la permanencia es la línea histórica y esa es la que hay que seguir. Los apresurados y los miopes no verán ésto que es lo fundamental y, en cambio, se aferrarán a lo secundario despre­ciando lo principal. Ese será su error y, en política, un error de esta magnitud representa el fracaso. Las masas peronistas siguen y seguirán firmes porque, medianamente adoctrinadas y afe­rradas a sus necesidades y conveniencias, seguirán la línea histórica y no la política. Si se consigue una buena organización clandestina y una resistencia más o menos permanente, la batalla está ganada para ahora y para después: no importa el tiempo, importan los objetivos. Por eso todo el trabajo ahora debe estar encaminado a conseguir esa organización.Los que especulan ganar a río revuelto, como los de FORJA, se quedarán como en otras ocasiones, en la mitad del camino. Si ya no han aprendido, no creo que en el futuro puedan aprender. Ellos no solo son desleales, sino que también son torpes. Esta vez, como las anteriores, han sido incapaces de interpretar a la masa. Por eso son generales sin Ejército y seguirán siendo siempre lo mismo, lo que en último análisis los convierte invariablemente en amanuences del General que tiene la tropa. ..Para ser dirigente no basta querer serlo, sino que es necesa­rio primero jugar limpio, luego luchar con lealtad y con sinceridad y servir una causa y no intereses personales. Ellos sonl incapaces de todo ésto; por éso nunca serán nada. Este no es un fenómeno solo de los exilados en el Uruguay, lo es de todas partes. Muchos dirigentes se la han "pillado" en serio y creen realmente que éllos pueden hacer muchas cosas que en realidaw no pueden. Como Usted dice, el milagro fue hacer la revolución con lo que había, y el nuevo milagro será la consecuencia del adoctrinamiento de la masa, de donde saldrán miles de dirigentes nuevos. Por lo pronto el primer acto está cumplido: el repudio de los viejos dirigentes; ahora vendrá su reemplazo. Eso es lo que han ignorado muchos dirigentes políticos y iales que quieren tomar rumbo propio, sin darse cuenta, que al hacerlo, lo seguirán éllos solos.Algunos creen que las soluciones políticas se hacen en la Ap] café charlando. Otros creen que las revoluciones se realizan en reuniones de amigos. Todos esos envejecen discu­tiendo y siendo sobrepasados por los acontecimientos. Para poder resolver estos dos problemas hay que accionar y trabajar incesantemente, de lo contrario no se llega a nada. Nuestra intransigencia es lógica: darle salida política a la canalla dicta­torial está en nuestras manos, porque este problema es de opinión y solo la opinión puede resolverlo y nosotros tenemos la opinión. La oposición está convencida que la dictadura dará elecciones en 1957. Ese es un error de apreciación: las dará si con éllo encuentra un escape político, mediante un gobierno que le cubra las espaldas, sino no dará elecciones. Para eso necesita nuestros votos, porque la orfandad de los otros es calamitosa. No dando votos peronistas, no tendrán votos para simular la elección que les permita hacer el fraude que preparan. Veremos un Gobierno "Constitucional" producto del fraude, frente a un Pueblo insurreccionado ¿Cómo le irá?No deje de escribirme. Saludos a todos los compañeros. Mi Pedido, que le metan allí en la mayor medida. Las demás Jgamzaciones de exilados trabajan con gran decisión y veo por ciertas noticias que la masa del Pueblo sigue firme en la acción por todos los medios previstos en las Directivas e Instrucciones: allí atestará nuestro éxito. Un gran abrazo. Firmado: Perón

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Carta a Enrique Olmedo (12-09-1956)

Caracas, 12 de setiembre de 1956. Señor Doctor D. Enrique Olmedo MontevideoMi querido amigo:Contesto su carta del 6 de setiembre pasado que recibo en este momento. Le agradezco sus amables palabras y su recuerdo que retribuyo con mi más grande afecto. Ignoraba que Usted se encontrara en Montevideo, a pesar de que sabía por los muchachos que estaba Usted entreverado en lo del 9 de Junio.Me alegra coincidir con Usted en todo cuanto me dice en su carta.yo vengo sosteniendo lo mismo desde hace ocho meses y, en mi libro, ya lo sostengo hace casi diez meses. Los tontos que andan levantando banderas de pacificación se van a llevar un buen chasco, si es que lo piensan sinceramente. Es muy fácil hablar de paz después de haber asesinado a mansalva, de haber masacrado al Pueblo, fusilado a los ciudadanos, perseguido a todos, encarcelado, torturado, escarnecido, etc.; pero cuando el odio y el deseo de venganza acumulado por las infamias de la canalla dictatorial salgan a la calle convertidos en fuerza motriz, ya no habrá nadie que hable de pacificación sino de salvar el cuero. Yo que siempre he sido un estúpido pacifista no me animaría hoy a hablar de pacificación, sino de justicia. Nosotros hemos pagado un alto precio y una contribución cuantiosa de sangre; ahora es justo que los enemigos hagan la suya que ha de ser. en el mejor de los casos, menor que la nuestra. Lo que sí P emos asegurar es que esto no se arregla", como quieren los Políticos, con unas elecciones.Que nosotros la ganamos, yo no tengo la menor duda. Todo es cuestión de tiempo. Se trata de un conflicto de opinión y a esta clase de conflictos no se los arregla sino de una manera: dejando decidir a la opinión. La fuerza puede postergar esa decisión, puede retardarla, pero no puede resolverla por sí. Nuestro Pueblo está firme en sus trece y no habrá fuerza capaz de doblegarlo; ello hace que este asunto esté ganado a corto o a largo plazo.El panorama argentino de este momento está terriblemente variado, como consecuencia de la gran cantidad de traficantes que se entrecruzan para negociar y sacar ventajas; pero, en lo fundamental solo cuentan unos cuantos infelices a quienes las circunstancias de que otros más infelices que éllos se encuentran en el gobierno les han hecho creer que éllos pueden ser gobernantes dé la Argentina que surja de esta terrible encrucija­da. La canalla dictatorial busca un escape político que le cubra las espaldas y les asegure el cogote en tren de perderlo. Bengoa y su corte de' traidores quiere hacer una revolución, poner un títere en el gobierno para que por medio del fraude o del engaño le brinde la Presidencia Constitucional que ha de surgir de esta inconstitucionalidad; los radicales, peleados y ventajeros como siempre, están tentando una alianza con el peronismo para lo cual ya nos han tanteado con mano lerda para una fórmula mixta radical peronista. Usted ve, todos quieren solo el gobierno que ha de surgir de los despojos que deje la canalla dictatorial; pero ninguno ha dicho una palabra del Pueblo que es, en última síntesis, quien ha de decidir. Pero éllos luchan por sus ambiciones y deseos sin que el Pueblo tenga nada que ver con sus cálculos y proyectos. Así es todo ¡ y quieren ga­nar. . . ! .Estos idiotas conservadores y clericales creen todavía que pueden ganar algo de esta aventura siniestra pero, los destinos nuestros como los destinos del mundo se decidirán todavía en Volga o en el Rhin y no en el Río de la Plata. En este mun convulsionado en que nos ha tocado vivir se está dilucidanhoy el signo que ha de presidir la ideología del Siglo XXI que no fj sin duda —porque la historia no retrocede—, la democracia imperialista y capitalista del siglo XX de los anglosajones, sino las democracias populares, que las haremos nosotros o las harán los comunistas. Baste mirar lo que ha pasado en el mundo en esta primera mitad del siglo XX, para poder deducir lo que ocurrirá en la segunda. Hace cincuenta años los comunistas eran cuatro tirabombas. Después de la primera guerra ya eran doscientos millones y veintiocho millones de kilómetros cuadra­dos (es decir Rusia); cuando terminó la segunda guerra su influencia y dominio se extiende a las tres cuartas partes del mundo y a unos 2.500 millones de los 3.500 que el mundo tiene. Sinó veamos: 200 detrás de la cortina en Europa, más 200 millones de rusos son cuatrocientos y 600 millones de chinos son mil millones. A ello se agregan 200 millones de indochinos, polinesios, vietnameses., etc., que con los 800 millones de indúes suman ya dos mil millones. Si a éllos se agregan los árabes llegaremos pronto a los 2.500 millones. El mundo occidental "libre" queda reducido a solo 1.000 millones pentra- dos, infiltrados y casi dominados por los comunistas. Si no sucede un milagro, antes de treinta años el mundo será comu­nista lo querramos o no. Por eso digo que si a los conservadores y clericales argentinos no los colgamos nosotros a corto plazo, los cuelgan los comunistas a largo plazo. Lo que sí podemos afirmar es que esos no se salvan de la cuerda y del árbol. A lo mejor los colgamos entre los dos. . .Eso le explicará que hace diez años, cuando yo hice la apreciación de estos problemas para fijar nuestra doctrina, no me equivoqué. Todo esto lo dije yo en aquel entonces, y llegué al convencimiento de que la liquidación del imperio anglosajón "o tPOdía signiflcar !a liquidación nuestra sino que, por el n rano, había que prepararse para sobrevivir, cualquiera fuese -instancia que sobreviniera. Así como hemos vivido un "Io ajo la férula del imperialismo capitalista, podremosvivirotro siglo bajo la comunista. El secreto está precisamente en no enfrentar la destrucción en defensa de un sistema anacrónico que nos ha explotado y escarnecido durante más de un siglo. Que nos importa a nosotros si esos miserables han de hundirse, con tal que nosotros sigamos flotando, sobre todo si pensamos que nuestros días se acercan con la misma velocidad que los de éllos se alejan y para siempre.Dentro de ese panorama me encanta estar en la situación nuestra y no en la de éllos. Nosotros nacemos en los momentos que estamos preparando el entierro de nuestros enemigos, que sabemos que sucumbirán irremisiblemente exterminados por nuestra mano o por la mano del destino que, para desaparecer, lo mismo da.Cómo puede haber peronistas tan ,estúpidos que estén pensando en pactos y soluciones. Solo un tarado puede pensar así. Menos mal qué todos esos "ingenuos" sucumbirán víctimas de su propia incapacidad y estupidez, lo que será mejor poique en nuestros días ni un bruto ni un estúpido merece vivir, aunque simule muy bien lo contrario. Nuestra posición es una sola, se la mire de donde se la mire: la intransigencia absoluta.La lucha política es, en último análisis, la lucha de dos voluntades. En élla vence el que dispone de un más firme y decidida voluntad. De allí surge la necesidad de mantenernos hoy más que nunca firmes e intransigentes. Sobre todo sabemos que a la corta o a la larga vamos a vencer. Ni dar esca a la canalla dictatorial ni ayudar al traidor de Bengoa, ni alia con los radicales también en el fondo traidores de su pueblo.^ Todos esos son ya resaca en el temporal que se aproxima; irán ¡ servir de bosta para abonar las nuevas formas que esta naciendo y que florecerán mañana.Me alegra que esté ligado a Colom porque aún cuando e medio soñador algunas veces es leal y es vivo, cuando no ve lo intuye, pero en su corazón no encarna la traición nij defección a la causa. De los demás que están allí le recomieriMntonio Rodríguez, el ex-intendente de Vicente López, que es f muchacho macanudo y cabal. Hay otros que son buenos y le ruego que usted me complete el panorama allí con la posición que dada uno tiene, porque me es indispensable para ir organi­zando el conjunto. Nosotros hemos organizado Comandos en todos los países que podemos para ir neutralizando a la dictadura, y el conocimiento de los hombres nos es indispensa­ble. Por eso le pido este favor.Yo pienso trabajar aquí a fin de dedicar un poco de dinero a los compañeros que necesitan para vivir en el exilio y no tienen condiciones para ganarse la existencia. Ya dediqué a eso todos los fondos que como autor me corresponden por la publicación del libro' "La fuerza es el Derecho de las bestias", en Chile, Perú, México, Cuba, Colombia, Brasil Europa, etc. No es mucho pero una ayudita para los primeros esfuerzos. . .Le ruego que salude a los compañeros que se encuentran en esa y acepte un gran abrazo de su amigo.Firmado: Juan Perón

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Carta al Dr. Don Alejandro Leloir (30-08-1955)

Buenos Aires, 30 de agosto de 1955. Sr.. Presidente del Consejo Superior del Partido Justicialista. Dr. Don Alejandro Leloir Capital Federal.De mi respetuosa consideración:Han llegado hasta mí algunas afirmaciones de nuestros adversarios y enemigos políticos, en las que condicionarían su actitud a mi retiro del Gobierno. Siempre he siuo un hombre propenso a escuchar y creo que, aunque estoy en mi puesto por la voluntad de una inmensa mayoría del Pueblo Argentino, cumple a la dignidad del cargo y al honor del hombre ofrecer mi retiro.Es indudable que al hacerlo ofrezco a nuestro Movimiento una solución pensando que pueda aprovecharla en bien del país y para fortalecerse contra los enemigos del Pueblo. Para ello cuenta con un apoyo sin precedentes en la historia política del país. Asimismo, puede encarar decididamente la .etapa final de su organización como institución política del Pueblo Argentino.La dirección del Movimiento Peronista se ha manifestado siempre preocupada por dos importantes problemas: la organi­zación de nuestra fuerza y la descentralización de su conduc­ción.En cuanto a la organización peronista, es asunto superado cualitativa y cuantitativamente: una masa adoctrinada y fervien­te compone la mejor organización política del país. La conduc­ción cuenta con esa organización y una gran cantidad de hombres y mujeres capaces y honestos para conducir y encua­drar su fuerza.Nosotros, al contrario de los otros políticos, trabajamos para el país y para nuestro Movimiento. Frente a ese imperativo los peronistas se pondrán de acuerdo para elegir el hombre o los hombres para la conducción, sin caer en el triste espectáculo de las ambiciones.Conducir una fuerza organizada y encuadrada, en organiza­ciones adoctrinadas y homogéneas como las nuestras, es simple y obra de un proceso natural de dirección. Lo difícil es crearlas, adoctrinarlas, encuadrarlas, disciplinarlas y ese problema ha sido superado.Durante doce años hemos luchado por la soberanía, los derechos y la dignidad del Pueblo contr la dominación el fraude, los privilegios y la explotación de los trabajadores.Para lograrlo, frente a la violencia, hemos decidido, dentro de la Constitución, limitar en lo indispensable las libertades. La Revolución tenía derecho a hacerlo porque no todos los hombres y no todas sus organizaciones saben hacer buen uso de tales libertades.Hemos logrado, en cambio, una justicia social, una indepen­dencia económica y una soberanía que el país no había conocido hasta entonces. Recibimos una colonia y devolvemos una patria libre y soberana.Hemos organizado al Pueblo potencializando su voluntad mediante instituciones gremiales, económicas y políticas que difícilmente puedan ser destruidas por la perfidia de la oligar­quía y sus personeros.Tales substanciales reformas en lo social, lo político y lo Puebi™100 han SÍd° realizadas sin imP°ner ningún sacrificio alLo que resta por realizar es ya parte exclusiva del Pueblo: su evolución cultural y espiritual. Ello debe ser alcanzado y consolidado por obra de todos y de todos los días.Ya no es posible destruir lo que nosotros hemos construido. La reforma constitucional asegura las bases. La legislación racional, oportuna y eficiente realizará en forma paulatina la reforma legal que será obra del tiempo y del trabajo.Es hora que los argentinos se pongan de acuerdo y conso­liden cuanto les hemos ofrecido con nuestra lucha, nuestro trabajo y nuestro sacrificio. Ha pasado la hora de las reformas y las luchas; debe seguir ahora la del trabajo y la consolidación.Así como antes ofrecí mi vida para reparar la injusticia y corregir los males sociales, económicos y políticos que afligían al país, creo que ha llegado el momento de ofrecer mi retiro si ello fuera garantía de una pacificación.Realizada la obra para todos, que nadie puede negar de buena fe, es necesario asegurarla y consolidarla, lo que única­mente puede lograrse mediante el trabajo en paz y cooperación de todos.Es indudable que la justicia no se alcanza sin abatir la injusticia. Destruir a ésta lucha, enconos y odios. Para alcanzar la definitiva pacificación, otros hombres no gastados en la acción pueden reemplazarnos con ventaja. Un objetivo superior, como puede ser la paz de todos los argentinos, lo aconseja!Los profundos reformadores difícilmente somos buenos pacificadores y estabilizadores. Ello es más bien patrimonio de otros hombres que se conforman con perfeccionar-las cosas por otros creadas y no los animados por un espíritu incesante de permanente creación.Elegido y reelegido por una inmensa mayoría del Pueblo Argentino, deseo devolver a la soberana determinación de ese mismo Pueblo la decisión que debe tomar dentro de la Constit ción y la Ley.No deseo ser obstáculo a una paz que pudiera alcanzarse s* mi intervención, evitando las resistencias de los que nos han combatido en defensa de sus intereses y privilegios. Yo no tengo intereses, odios ni rencores poique combatí por los intereses de todos; pero comprendo que no todos los hombres piensan y sienten de la misma manera, ni luchan por los mismos objetivos.He oído decir a menudo que mi desaparición traerá un grave problema. Considero que no será para tanto. Aun cuando lo fuera, sería siempre mejor hacerlo con tranquilidad, evitando toda alteración y recurriendo a la Ley, que todos están en la obligación de acatar.Algunos insensatos o especuladores políticos con el ánimo de intimidar hablan de guerra civil. Aquí no habrá tal cosa: o habrá paz o dictadura. Yo no tengo pasta de dictador. De modo que de imponerse tal solución, otro u otros deberán reemplazar­me.El Pueblo está organizado. Esas organizaciones que lo representan deben actuar para dirigirlo atinadamente. El Gobier­no y el Estado con sus instituciones deben ser la garantía de que todo se haga ordenadamente y de acuerdo a la Constitución y la Ley. El cambio de un hombre, por importante que sea, no debe ser motivo de alteración, de la vida de millones de hombres.Por eso pido humildemente a los argentinos que confiaron en mí, que me liberen de todo compromiso y acepten mi alejamiento del gobierno, para incorporarme como simple sol­dado a nuestro Movimiento. He dedicado la totalidad útil de mi vida al servicio del país: creo tener derecho a disponer de mi vejez.Ya mis años y mis fatigas comienzan a pesarme demasiado, cargados como están de ingratitudes, desengaños y sinsabores. Los últimos acontecimientos han colmado la medida y he ebido ser muy fuerte para tomar las providencias de mi reflexión y no las de mi indignación.Los hombres no somos garantía de nada para la Nación. °o las organizaciones e instituciones son permanentes y enellas el país debe tener su única garantía. Es menester que cada organismo e institución se haga cargo de su función prescindien­do de los hombres para obrar como cuerpo y abandone los intereses individuales para servir al interés común con la inspira­ción de una doctrina también común.El hombre ha sido siempre el obstáculo para imponer la institución. El sentimiento gregario, que da nacimiento al caudillo, es a menudo enemigo de la organización. Pero ni el hombre ni el caudillo vencen al tiempo. La doctrina y la organización, sí. Por eso, lo sabio y lo prudente es reemplazar al hombre por la doctrina y la institución.Con mi retiro, presto al país el último servicio desde la función pública, que, si bien me ha herido muchas veces con la ingratitud y la infamia, en cambio me ha ofrecido el inmenso placer de servir al Pueblo, que, con su contacto, me ha colmado de felicidad.Desde el momento en que aprecié cumplidos los fines de la Revolución, tuve la decisión de retirarme; sin embargo, las alteraciones del orden provocadas por los enemigos del Pueblo me retuvieron. Deseaba hacerlo una vez que neutralizada la perturbación y restablecida la calma se ofreciera una situación más tranquila.Creo que en estos momentos no existe sino la común conspiración de los eternos, aunque inoperantes, enemigos del Pueblo, que deberá contárselos siempre en acción, enconados, pero impotentes.Yo he sido elegido por esa voluntad soberana en los comicios más puros de la historia política argentina y es a esa voluntad soberana que recurro en demanda de libertad de acción.He deseado que el Movimiento Peronista sea el destinatario de esta comunicación, en las personas del Consejo Superior del Partido Peronista Masculino, el Partido Peronista Femenino, como asimismo el Secretariado de la Confederación General delNlbajo de los que recabo la autorización correspondiente para proceder de acuerdo a lo enunciado.Firmado: Juan D. Perón

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Carta a al Sr. Jorge Abrahan (14-06-1929)

Capital Federal, 14 de Junio de 1929 Señor Jorge Abrahan San MiguelQuerido Abrahan:Desde que estuve con Usted, no he dejado de hacer toda clase de gestiones, la mayor parte de ellas sin resultado satisfac­torio, debido a las circunstancias que le expliqué entonces.Ahora creo haber llegado a un punto satisfactorio: he estado hoy con un gran amigo mío a quien le hablé por Usted; como él está ahora vinculado a numerosos hombres de la situación, no hay duda que le será fácil conseguirle algo a su agrado. Yo sé por otra parte, que recomendándolo a Usted, se hace siempre un buen papel, porque sus condiciones son tan ponderables, como para hacer quedar bien a cualquiera.Si le es posible, vayase un día por casa (Lobos 3259) en Floresta; así conversamos sobre este asuntp y le doy una cartita para ese amigo. Yo lo espero en casa el día lunes 17 de Junio, es decir el próximo. Si no le fuera posible, hábleme por teléfono a Florida 7679 cualquier día a la mañana antes de las 10 y 30, así arreglamos hora y día'para hablar.El amigo de quien le hablo es el Señor Angel Arias, que Usted conoció en la Escuela (de Suboficiales) y que lo conoce a Usted; ahora es director de la Escuela de Gimnasia y Esgrima.Bueno Abrahan, entonces lo espero, no falte.Reciba muchos saludos y hasta pronto.Firmado: Capitán Perón

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Carta al Sr. Carlos Gallo (24-05-1972)

Madrid, 24 de mayo de 1972. Al Señor Carlos Gallo Buenos AiresQuerido compañero:He recibido su carta como asimismo su interesante artícu­lo sobre la nacionalización de los teléfonos y los antecedentes de la famosa I.T.T., y deseo agradecerle el recuerdo y saludo que retribuyo con mi mayor afecto.Su trabajo se publicará en el próximo número de la Revista "Las Bases", como también en la Revista española "'Indice", por considerarlo de gran interés y actualidad.Los compañeros, que me han venido a visitar estos días, han conversado largamente conmigo y le podrán informar de viva voz.Le ruego transmitir mis saludos a los compañeros telefóni­cos y que acepte con mis saludos mis mejores deseos.Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón.

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Carta a Julián Licastro (25-10-1971)

Madrid, 25 de octubre de 1971. Al Tte. 1º D. Julián Licastro Buenos AiresMi querido amigo:He tenido el placer de recibir sus noticias por mano y amabi­lidad del Teniente Io Fernández Valoni que me ha visitado y le agradezco el recuerdo y saludo que retribuyo con mi mayor afecto. Hemos conversado varios días y de todo ello le podrá informar, de viva voz. Es tal el cúmulo de trabajo que tengo que desgraciadamente, solo he podido ver un poco a la ligera, pero comparto totalmente los puntos de vista expresados en los di­versos trabajos que me ha traído Fernández Valoni. Ahora, con más tiempo, los estudiaré con detención y les haré nueva­mente hacer llegar mi opinión más circunstanciada. Creo que Ustedes deben seguirle metiendo firme a este asunto de la pre­paración técnica, no solo por la importancia que intrínseca­mente tiene asunto tan trascendental, sino también por que veo propicia la ocasión y dispuesta mucha gente de valer y, desde que se trata en primer término de acopiar "materia gris", nada puede ser mejor que emplearlos.He aprovechado la estadía de Fernández Valoni para po­nerlo también en contacto con otras personas (que él le in­formará) a fin de poder ir echando las bases para una conjun­ción de todos los que actualmente están inclinados a tales es­tudios y planificación. Creo firmemente que, dentro del Pero­nismo, hay mucha gente capacitada desde antiguo, pero pienso que la incorporación reciente de una gran cantidad de profe­sionales a nuestra tendencia, nos ofrecerá posibilidades de una selección insurable. Llegan aquí muchos con tales inquietudes y, desde ahora en adelante, los remitiré directamente a Ustedes, a fin de poderlos utilizar convenientemente. Nada de cuanto se pueda contar para una mejor preparación técnica debe* serdespereciado: solo yo sé lo que eso representa una vez que uno se encuentra en el Gobierno y ante la necesidad de hacer y de crear.Como en las actuales circunstancias estoy abrumado como le podrá contar el amigo Fernández Valoni, como las visitas que me llegan por olas (como ataque de infantería) y la co­rrespondencia (que ya he renunciado a contestar por absoluta imposibilidad física) me tienen a los saltos y haciendo equili­brios para poder, por lo menos, recibir a lo que interesa. Allí no pueden tener idea de la cantidad de gente que viaja a España y, todos los que llegan por esos pagos "quieren ver el fenóme­no" por lo menos. Por eso le ruego que sea intérprete ante los compañeros que me han escrito y, en mi nombre les pida per­dón por no contestarles aisladamente sino por intermedio de Fernández Valoni, a quien le he pedido especialmente que haga llegar mis disculpas a todos. Comprenderá que "yo contra to­dos, no puedo".Como por otra parte he charlado largamente con este com­pañero, él les podrá comentar sobre cuánto hemos platicado con respecto a nuestras cosas. Yo, como estoy un poco fatigado de todo este trajín, pienso tomarme unos días de descanso tran­quilo, escapando hacia algún lugar donde los peronistas no me puedan detectar, porque de lo contrario, estoy perdido adonde vaya. Creo que, con todo lo que se ha hecho en estos dos meses por la unidad, solidaridad y organización, tanto en lo político como en lo gremial, me he ganado un pequeño "recreo" que es lo único que pido. Sé que llegarán muchos peronistas a Madrid y que muchos se irán enojados; pero yo no puedo ya seguir este tren, solo soportable para un muchacho y bien entrenado.Veo con satisfacción que Ustedes allí le dan al trabajo sin solución de continuidad. El Movimiento lo necesita perentoria­mente y, por otra parte, es a la juventud a quien corresponde tomar nuestras banderas y llevarlas al triunfo, lo que no es una cosa simple si pensamos que nuestros enemigos no duermen.Yo tengo una fe inquebrantable en la gente joven que, habien­do vivido estos dieciseis años de vergüenza nacional, no pueden ya tener dudas sobre lo que deben hacer en el futuro inmedia­to y mediato.Los hombres que tomen esta empresa han de estar armados de una sólida verdad: de allí la necesidad de una preparación tecnológica adecuada. Por eso también le doy gran importancia a la tarea encomendada a Ustedes en el estudio y planificación de las futuras tareas gubernamentales para el caso de que, como espero, el Peronismo gana las elecciones si las hay, o sea capaz de arrojar del Gobierno a los actuales mercaderes y traficantes.Espero que el amigo y compañero Fernández Valoni le pue­da explicar cuanto hemos charlado aquí y, en consecuencia, no creo necesario que yo a mi vez le dé la lata.Le ruego que salude a todos los compañeros en la tarea de la preparación técnica y les pida disculpas en mi nombre por no haber contestado por escrito sus cartas pero, como le digo al principio, no me dejan ni un solo minuto para ello. Fernández Valoni ha sido testigo. Le ruego asimismo que, junto con mi saludo más afectuoso, acepte mis mejores deseos.Un gran abrazo.Firmado: Juan D. Perón.

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Carta al Dr. Mayoral (15-10-1971)

ENCARGO AL DOCTOR VENTURA MAYORAL Madrid, 15 de octubre de 1971.Mis queridos compañeros:Junto con esta carta, encargo al compañero Ventura Mayo­ral para que los visite y haga conocer su contenido a todos los compañeros peronistas que sufren detención o prisión política, víctimas de la represión dictatorial.En ios difíciles momentos que vive nuestra Patria, tales de­tenciones y prisiones son un timbre de honor para los que la sufren en defensa de los atropellados defechos del Pueblo Ai- gentino, porque si las causas nobles honran al ciudadano, éste también ennoblece a las causas con su esfuerzo y su sacrificio. Por eso, al hacerles llegar, junto con mis saludos más afectuosos, mi solidaridad peronista, les exhorto a mantener firme el espíri­tu de lucha. Nosotros no descansaremos hasta liberarles.Muchos de nuestros muchachos han caído y para ellos de­be ser nuestro recuerdo y homenaje que seguiremos rindiendo hasta el triunfo final, cuando rendiremos el verdadero home­naje que los héroes merecen. Hasta entonces vivirán en nuestra memoria. Merecen también nuestro reconocimiento y home­naje los que, al servicio de la causa que nos congrega, han sido y son víctimas de la represión dictatorial como sucede con los presos detenidos por buenos argentinos. El objeto de esta carta es el de hacerles llegar mi reconocimiento y encomio como Jefe del Movimiento Peronista, que ve con dolor los atropellos y arbitrariedades que se cometen a diario, por una dictadura militar desorbitada, que ha desbordado todos los límites de la brutalidad.La historia de las luchas por la liberación está llena de estos ejemplos, donde la prepotencia atropella sin piedad; pero tam­bién está llena de triunfos de la verdad y la virtud ciudadana. Ustedes con el sacrificio son los que hacen posible estos triun­fos. Por eso quiero rendirles el homenaje que merecen y hacer­les llegar mi saludo y encomio.Les ruego transmitir un saludo para todos los compañeros y que acepten con mi saludo, mis mejores deseos por una pron­ta restauración de la libertad que merecen y por la que nosotros hemos de luchar hasta obtenerla.Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón.

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Carta a la Sra. María Raquel P. de Peñalva Torino (13-09-1971)

Madrid, 13 de setiembre de 1971. A la Señora María Raquel P. de Peñalva Torino Buenos AiresQuerida Raquel:Acabo de recibir tu carta del 6 pasado y te agradezco el recuerdo y el saludo que retribuyo con mi mayor afecto, con el pedido que también le hagas llegar a tu marido, a Haydée y a Zulema.En cuanto a la devolución de los restos de Evita, como tú dices, ha sido para nosotros un hecho positivo pero, aunque los gorilas han querido dar "un golpe" con ello todo se le va a venir abajo cuando el Pueblo pueda ver cómo han dejado el cadáver como producto de la profanación y ensañamiento.Imagínate que ha estado enterrado en tierra, en un ce­menterio periférico de Milán después de haber pasado "las mil y quinientas" deambulando en el Vaticano y alrededores de Roma. Lo que toda esa gente ha buscado ha sido la des­trucción de los restos; el Vaticano no sé por qué y los gorilas para evitar que el Pueblo mantuviera su mito, pero el tiro les ha salido por la culata. Por un verdadero milagro hemos podi­do restaurar totalmente el cuerpo embalsamado y cubierto por una capa de parafina que, en último análisis ha sido lo que ha impedido su destrucción después de estar en la tierra, que pudrió totalmente la madera del cajón y hojalata interior del mismo. Isabelita y las hermanas de Evita que han pasado con nosotros estos días, han trabajado casi una semana sin des­canso, al cabo de la cual, creo que lo peor ha sido subsanado.Verdaderamente, al presenciar estas cosas, uno no puede sino pensar que los marinos y militares que se han prestado para semejantes actos, que no los cometen ya ni los negros del Con­go, son individuos que no solo deshonran a su profesión sino también a su Patria, porque ensañarse cobardemente con un cadáver es un acto tan miserable que no merece calificativo humano. Sin embargo, esos mismos miserables, que fueron capaces de semejante vileza, quieren ahora que les agradezca­mos que nos devuelvan los despojos.Y todavía creen estos cochinos que yo anhelo vestir el mis­mo uniforme de los que han sido capaces de semejante hazaña. Se pueden guardar su uniforme deshonrado, su título y su grado que a mí no me interesa. Yo no puedo ser camarada de semejantes ejemplares. Me basta y me sobra con ser sola­mente Perón y no quiero agregar a mi apellido honesto un título definitivamente deshonrado ante el Pueblo y ante todo el que tenga un poco de dignidad. Hay un castigo del que ja­más se libran los profanadores de cadáveres.Buenos Raquel, te ruego que trasmitas mis saludos a tu familia y aceptes, junto con mi saludo más afectuoso y el de Isabel, mis mejores deseos.Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón.

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Carta Carlos O. Suárez (29-04-1971)

Madrid, 29 de abril de 1971. Al Señor Carlos O. Suárez Buenos AiresQuerido amigo:Con el pie en el estribo contesto su carta. He decidido hacer un viaje por el interior de España, escapando a las visitas y los periodistas que, desde hace un mes me tienen "a los saltos". Con lo que ha ocurrido en la Patria y con lo que se está agitan­do con diversos fines desde uno y otro bando, a muchos se les está "haciendo el campo orégano". Pero para mí, con los cambios, no ha cambiado nada y, en consecuencia, tampoco nosotros deberemos cambiar nada.Existen tres empeños de lucha; la guerra revolucionaria de los muchachos guerrilleros; una conspiración militar-popular que avanza cada día y, finalmente, una lucha política de super­ficie. Tanto la primera como la segunda deben seguir su con­ducta actual, es decir, "seguir dando"; la segunda hay que dejarla andar y ayudarla porque ese puede ser uno de los con­ductos para terminar con la dictadura militar que ensombrece al país y la tercera (la lucha política de superficie) hay que seguir de acuerdo con las circunstancias.Las tres acciones se desarrollan por cuerda separadas, sólo coordinadas en su objetivo final. Espero que la guerra revolu­cionaria sea el reaseguro de una lucha, pero a muy largo plazo. A mediano plazo la rebelión militar-popular puede ser un re­curso valioso y la lucha política de superficie permitirá hacer el juego a la dictadura militar que ha prometido elecciones limpias mediante un juego también limpio, en cuyo caso, no tenemos nada que perder. En síntesis, dialogar en procura de los objetivos previstos; mientras tanto guerra cerrada a la dic­tadura, para que no pueda hacer pie en ningún momento.Nosotros podemos proceder así porque tenemos un Mo­vimiento que jamás ha sido excluyente ni sectario y cada uno que lucha es un peronista en potencia aunque no lo confiese. Otros creen que no se puede conducir sin una organización per­fecta y un Comando centralizado. En política eso es imposible porque en este campo el orden es inexistente. En consecuencia es preciso acostumbrarse a manejar el desorden si es preciso. A. nosotros, con tal que luche, ¿qué nos importa cómo lo hace y dónde lo realiza? Hoy necesitamos de las tres acciones que an­tes le menciono y echamos mano a las tres.Con referencia a las promesas de la dictadura: "res non verba". Esperamos los hechos y ellos dirán. Hasta entonces guerra cerrada en todos los frentes. No nos aferramos, como compienderá, a la conducta de las demás agrupaciones políti­cas, cuyos antecedentes conocemos; las utilizamos en lo posi­ble, pero nos cuidamos para que ellos no nos aprovechen a nosotros y, teniendo la lucha armada y en acción, ellos están y estarán inermes. Deberán "cabrestear" porque nosotros no estamos aún "palanqueados".A mi regreso le escribiré más largo. Esto es sólo un adelan­to porque debo salir dentro de unos momentos de viaje, aunque no he querido hacerlo sin hacerle llegar, por lo menos, estas pocas palabras para que conozca la resolución tomada.Espero poderlo abrazar pronto en la Patria. Hasta entonces, saludos a los amigos mexicanos que habiten por allí.Un gran abrazo.Firmado: Juan D. Perón.

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Carta al LIC. CARLOS A. IMBAUD (25-04-1972)

MEMORANDUM PARA EL LIC. CARLOS A. IMBAUD Madrid, 25 de abril de 1972.Estimado amigo:En vísperas de su regreso a la Patria, le hago llegar algunas ideas y pensamientos que ya fueron explicados en otras opor­tunidades y sobre los que conversaremos en sus visitas a Puerta de Hierro. Muchas horas pasamos juntos platicando y traba­jando y sobre esto Usted tomó algunos apuntes; ajústese a ellos y no se equivocará en su accionar futuro.Pronto emprenderé su mismo camino de retorno a la Patria, pondré fin al largo exilio que tanto me duele. Sus relatos anécdotas provincianas me trajeron recuerdos y nostalgias de una argentina oculta y no interpretada, de un Pueblo manso que es negado y maltratado, y que, pese al tiempo y a las calumnias que han acumulado, me sigue queriendo. Eso es lo que me obliga a trabajar y ayudar a devolverle la paz y la felicidad. Pero Ustedes los jóvenes tienen que hacer inconclusa, yo los apoyaré y les daré mi experiencia.Partidos ProvincialesCon mucho interés escuché su Informe sobre el trabajo realizado para agrupar a hombres y partidos provinciales; es un buen trabajo el que realizó, pero en base a lo ocurrido en la reunión que hicieron en Carlos Paz infiero que allí quedó plan­teado que algunos dirigentes provinciales no querrán confor­mar un frente o movimiento integrador que reúna a clases y sectores, porque ellos siguen en un juego muy pequeño y personal... Evidentemente, no cambiaron: con ellos no pier­da el tiempo. Me dijo Usted que planea a su regreso visitar las provincias e invitar a una reunión nacional, la segunda que harían en Carlos Paz. Bien, en ella explique cuál es mi pensamiento para la futura acción política y mis definiciones al respecto. Por su intermedio invito a los Partidos Provincia­les a incorporarse al Movimiento Nacional, que estoy ayudando a organizar. A este gran movimiento se deben incorporar to­dos los argentinos que quieran realizar lo mismo que nosotros, que sienten las mismas inquietudes patrióticas y una coinci­dente pasión argentina.Usted me consultó sobre si debían disolver sus partidos provinciales ¡No! es la respuesta ¡Terminantemente no! Por el contrario, deben mantener su identidad provinciana y .sus propias organizaciones, así como el sentimiento y las moti­vaciones federalistas que los inspira. Ustedes son parte de la Argentina más auténtica y menos contaminada ideológica­mente; culturalmente deben ser la voz y la expresión del inte­rior, de mis "cabecitas negras" tan queridos por mí.Sobre este particular he dado expresas instrucciones al Doctor Cámpora, para que incorpore en la Mesa Directiva del Frente Cívico de Liberación Nacional a Usted. Quede claro lo que le reiteré: los votos los pongo yo, en tanto Ustedes ponen materia gris y el sentimiento de tierra adentro. Cuando se elaboren las pautas programáticas y planes de gobierno pongan allí y cuiden que esté presente el sentimiento y el alma provinciana, defiendan ese espíritu criollo tan raigal y autén­tico, que el puerto y los gringos tratan de sepultar con notoria injusticia, pues no ignoran que eso es lo auténtico y lo nacional.Movimiento NacionalA mí no me gustó nunca hablar de "partido político", no porque tenga nada especial en contra de ellos; pero una serie de hechos desgraciados y circunstancias históricas están seña­lando su actual deterioro. Así como palpamos la evolución de las instituciones políticas, observamos en el pensamiento y filosofía contemporáneos una nueva realidad, con implicancias que ya expliqué en otras oportunidades. Me refiero a la crisis del sistema demoliberal, que nos obliga a pensar en nuevas for­mas y organizaciones políticas que expresen los anhelos del Pueblo y sirvan a la Comunidad organizada en formas renova­das, actualizadas y más totalizadoras. Tales instrumentos cívicos deben servir como factor de unión, de reunión y no de disputas y discrepancias.El Frente político que propongo realizar debe ser fruto y expresión de la madurez alcanzada por el país real. Debemos definir e impulsar una doctrina política de raigambre argenti­na, inspirada y basada en nuestras realidades que suelen susci­tar enseñanzas muy fecundas; pero hay que saber ver, escuchar e interpretar al Pueblo en sus necesidades y sentimientos y, a partir de esa verdad, elaborar los proyectos para el futuro que queremos construir juntos y, sobre todo, solidarios.Finalmente insisto que debe ser un movimiento de clases y sectores muy amplio, que comprenda a la totalidad argenti­na, que es varia y plural; a los únicos que no admito son a los comunistas; esos reciben directivas del exterior y se enfrenta­rán con nosotros en el plano de la competencia revolucionaria. Habrá listas únicas de candidatos, irán juntos los justicialistas y nuestros aliados.Mesas de Trabajo¿Mi idea sobre estas mesas de Trabajo? Una forma tan sim­ple como elemental de saber qué piensa, qué quiere y qué ne­cesita el ciudadano medio; se las debe instalar en las calles, en las fábricas, en el campo y en los pueblos, en todas partes. Bas­ta con una persona que las atienda y sepa conversar con la gente, mientras en su cuaderno anota lo que le dicen, piden, reclaman, necesitan, exigen, etc. Todo este material un tanto heteróclito. debe ser reunido y estudiado por técnicos y profe­sionales capacitados, que puedan procesarlos. Así se tendrá una radiografía de la Argentina real y, sobre todo, de sus re­querimientos impostergables. A partir de ese muestreo de opinión se irá haciendo las propuestas y los planes para el fu­turo gobierno. No quiero una estadística; quiero un inventario.Retorno al paísSiento profundamente la necesidad de retornar al seno de mi país, porque pienso que mi presencia puede operar como prenda de paz y de unidad de la familia argentina. A mí la gente me escucha y me respeta porque he desarrollado el con­cepto de la infabilidad. Pese a mis años yo aún puedo ayudar mucho a que las cosas comiencen a andar, ser una suerte de "abuelo asesor" o de consejero experimentado. La función de gobierno me atrae bastante menos, quizás porque he transi­tado por toda la escala del poder, desde soldado raso a maris­cal; pero lo primero que hice en la Casa Rosada fue colgar mi chaqueta militar.Cada vez me resta menos tiempo útil y la vitalidad impres­cindible para emprender una tarea que me impongo como un último sacrificio de quien no ha tenido otro, norte que servir a su Pueblo. Además quiero rnorir entre los míos, rodeado por el cariño de mi Pueblo.Buen viaje, buena suerte y pleno éxito en las gestiones provincianas que le encomiendo. Lo autorizo a hacer público todo lo conversado, lo planeado e, incluso, todas las metas que explican mi propósito de retornar cuanto antes.Me pregunta si estoy dispuesto a reunirme con quienes quieran hablar conmigo. Desde luego, sin exclusiones. En todas las etapas de mi expatriación estuve abierto al diálogo franco, sin reservas mentales ni segundas intenciones, hasta con mis adversarios más recalcitrantes. Me considero un ser amortizado, más allá del bien y del mal. Interrogue a los cien mil argentinos que han llegado a Madrid a golpear las puertas de esta Casa y no se han sentido defraudados. Más aún hoy que se viven momentos tan difíciles vivo persuadido que micontribución, así sea la última que preste, no puede ser esca­timada.Afectuosamente lo abraza.Firmado: Juan Perón.

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Carta al Sr. Benito Llambí (22-01-1971)

Madrid, 22 de enero de 1971. Al Sr. Benito Llambí MontevideoMi querido amigo: He recibido su carta del 20 de diciembre próximo pasado y le agradezco el recuerdo y el saludo que retribuyo con m mayor afecto. Me ha emocionado profundamente el comenta­rio suyo sobre mi ilustre amigo Doctor Don Víctor Haedo, porque siempre he guardado para él y su sincera amistad, un recuerdo muy cariñoso. Sin duda alguna ha sido uno de los más ilustrés ciudadanos del Uruguay, buen amigo y de una con­ducta invariable en su hombría de bien. Encargué a Paladino y a Vicente que me hicieran presente con mis más sinceras condolencias ya que en el momento de su fallecimiento me encontraba ausente de Madrid.Recuerdo siempre mis largas charlas con Haedo en la Resi­dencia (presidencial): era un gran Americano y, en el fondo, un justicialista como nosotros, por eso no me extraña su simpa­tía por los peronistas. Era sin duda uno de los más evolucio­nados políticos del Continente, pues unía a su clarividencia un alto espíritu de justicia, sin alardes ni exteriorizaciones inú­tiles. Por todo ello no me extraña que el periodismo uruguayo le haya rendido homenaje sin ninguna nota discordante. Con­migo intimó mücho en los días de mi Gobierno y tengo de él un conocimiento como para penetrar profundamente sus ideas. Era un hombre y un amigo cuya desaparición se llega a sentir muy hondamente.En fin amigo Llambí, si lanzara mi recuerdo, tendría mu­chas cosas que contarle de su ilustre suegro. Recuerdo, entre otras circunstancias, que con motivo del desfile militar del 9 de julio de 1949, le invité al Palco Presidencial para que pudiera desde allí verlo mejor y lo coloqué al lado mío. Era la época en que no marchaban nuestras relaciones con el Gobierno uru­guayo de ese entonces. Naturalmente que antes de darle una colocación tan llamativa, le pregunté si ello podía traerle algún inconveniente. El me contestó: "Yo tengo un gran honor en estar a su lado y me importa poco lo que pueda pensar o decir Batlle Berres". Un gesto de carácter e independencia poco co­mún en los políticos que a menudo suelen hilar demasiado fino. Fue precisamente desde ese día que nació entre nosotros una verdadera amistad.Baste decir por ahora que todos esos recuerdos se transfor­man en profundo sentimiento de pena por su desaparición, precisamente, en el momento en que podía estar más tranqui­lo en su patriarcal situación, ganado a través de una vida de amor y utilidad para su Patria. Que Dios lo tenga en su gloria.Un millón de gracias por sus amables palabras y su ofreci­miento. A Usted como a Haedo lo conozco desde hace ya un cuarto de siglo y sé bien de sus calidades y cualidades. Por eso valoro debidamente su noble actitud para conmigo. No olvide que en 1945, desde las mismas trincheras, combatimos juntos y que desde entonces hemos permanecido fieles a los princi­pios que nos movilizaron. El tiempo ha pasado, hemos tenido el placer de servir a la Patria en la forma en que hemos creído justa, hemos sufrido los golpes inevitables de la larga lucha y, ahora, comenzamos a comprobar que teníamos razón y que todo parece presagiar un éxito que si no podremos nosotros gozar, lo disfrutarán nuestros descendientes y nuestra pobre Patria, tan azotada por el infortunio provocado.Le ruego que en nombre de Isabelita y mío haga llegar, junto con nuestro saludo más afectuoso, nuestros mejores de­seos a su Señora suegra, a la Señora Beatriz y a sus hijitos. Que el año que se inicia les colme a Ustedes de ventura y que pronto tenga yo el placer de poderlos abrazar. Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón.

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Carta al Dr. Leopoldo Frenkel (20-09-1970)

Madrid, 20 de setiembre de 1970. Al Dr. Leopoldo Frenkel Buenos AiresMi querido doctor y amigo:Por mano y amabilidad del compañero Paladino he recibido su amable carta del 31 de agosto pasado, y deseo agradecerle el recuerdo como el saludo que retribuyo con mi mayor afecto.Le felicito sinceramente por la sabiduría y prudencia con que conduce el importante sector de su actividad justicialista. En la organizacion funcional de la acción política, nada es tan como la cabeza que concibe: la formación de esa cabeza es su función y de ahí la extraordinaria importancia de su misión que, afortunadamente, la veo y presiento e«J excelentes manos. El poco éxito que la Revolución Justicialista alcanzó ya en 1946 en el Gobierno, se debe al Consejo Nacional de Posguerra, encargado de la "preparación técnica" de la revo­lución. La etapa de la preparación humana estuvo en mis manos como que fue realizada desde la Secretaría de Trabajo y Previ­sión. El primero elaboró los planes y se encargó de la concep­ción revolucionaria. Yo, como ejecutor, me encargué de formar cien mil predicadores, con los que llenamos la República en los años 1944 y 1945. Eso es la Revolución: un ejecutor y cien mil predicadores, todos afirmados en un organismo técnico capaz de concebir, planificar y que se encuentre preparado para ejecutar cuando la coyuntura llega.El Movimiento Peronista desde 1946 a 1955 pudo realizar un Gobierno acertado y ofrecer a nuestra Patria reales y nume­rosas realizaciones, entre ellas la más trascendente: la revolución justicialista que, en 1955 cuando cayó, solo había realizado su "primer tiempo". Durante quince años desde entonces, se han sucedido siete gobiernos. Ninguno de ellos ha hecho nada y es lógico que así sea, porque no se puede llegar a tan trascendente función como caído del Cielo o como "peludo de regalo".Es preciso pensar que en el futuro inmediato, el Movimien­to Peronista puede llegar al Gobierno de nuevo y que tendraB en sus manos la realización del "segundo tiempo" de la revolu­ción, además de gobernar para la solución de los males que. j quince años de vergüenza nacional han producido. Para ello contamos ya con una preparación humana de que carecíamos en 1945, pero carecemos de una "preparación técnica" que contábamos en 1946. Para esa preparación técnica, Qu® presupone planes, planificación, con concepciones claras y mación de equipos de ejecución en cada una de las materias^ Plan,5 como jefes de equipo, jóvenes, honestos y capa todas nuestras preocupaciones serán escasas. El actualmiento Nacional Justicialista, si ha de tener la responsabilidad de gobernar, debe pensar, y muy seriamente, en la preparación humana y en la preparación técnica.Es para eso que, aparte de lo que constituye la conducción táctica es preciso disponer de un organismo técnico que sirva para ello y que, funcionando paralelamente a los organismos de conducción, sea capaz de dotar al Movimiento de los cien mil predicadores que necesita y de la planificación técnica que le es indispensable, para no llegar al Gobierno como "pelu­do de regalo". Si consideramos la importancia decisiva de tales preparaciones, pienso que, si hemos de llegar al Gobierno para triunfar, nada es más importante que ello en los momentos actuales. Llegar al Gobierno para fracasar... Es mejor que no lleguemos.Desgraciadamente, no tengo en estos momentos el tiempo indispensable para hacerle llegar una larga carta al respecto porque Paladino debe regresar ya; pero he conversado larga­mente con él encarando este asunto y él le podrá referir mis pensamientos. Por otra parte si, como me promete, viaja a Madrid este año, tendremos mucho tiempo para poderle trans­mitir toda mi larga experiencia sobre tan importantes asuntos.De cualquier manera, por su carta veo que está Usted muy en claro sobre el tema y que procede con la sabiduría y pru­dencia que son indispensables. Siga Usted adelante sin titubear en la tarea de formar un equipo de Gobierno, con espíritu de cuerpo, unidad de criterio y concepción clara, que lo demás llegará por añadidura. El contraste de las acciones desarrolla­das por el Gobierno Justicialista con respecto a las siete frus­traciones sucesivas de los que le siguieron en la misma tarea, es suficientemente elocuente como para formar criterio de la erencia que exista entre una buena preparación y la impro­bación más desaprensiva. Por eso considero que, en la hora actual, nada mas decisivo qie la misión que tiene Usted en sus manos. Hay que buscar gente adoctrinada, con la mayor capacidad y hones­tidad, de la extracción que sean, con tal que sirvan y ponerse a trabajar con ella sin descanso hasta alcanzar la unidad de con­cepción y de criterio, para preparar luego el equipo que será la única garantía de éxito. Para ello deberá contar con el apoyo irrestricto de la conducción táctica y estratégica, extremo que debemos descartar desde ya.Lo felicito por cuanto me dice sobre la juventud. Es sobre ella que debemos operar porque nuestro trabajo es para el por­venir. Nada que sea de la Juventud puede escapar a nuestra consideración y es allí donde la preparación humana debe insi- dir preponderantemente. Con Paladino hemos conversado larga­mente sobre ésto y él le podrá informar en detalle.Le ruego que salude a los compañeros que le acompañan en la difícil tarea y les haga llegar mi encomio y exhortación para que, perseverando en la misión, puedan ofrecer al Movi­miento una cabeza bien organizada y eficaz. Asimismo, le ruego que acepte, junto con mi saludo más afectuoso, mis mejores deseos.Un gran abrazo.Firmado: Juan Perón.

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